Cubainformación TV entrevistó en su apartamento habanero a esta periodista cubana, autora del blog “Las vueltas de la vida”, en el que plasma su voz lúcida y crítica sobre diversos aspectos de la sociedad cubana.

Texto publicado en el nº 22 de Cubainformación papel - Verano 2012

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- Defiende que “no se sirve a la Revolución cubana ocultando sus taras, defectos y problemas”. ¿Por qué?

- Ocultar los problemas, las dificultades… es hacerlos más grandes y complejizarlos más. La Revolución desde sus inicios conquistó a este pueblo por la verdad, por explicarle lo malo y lo bueno, y por convocarle a partir de las realidades que existían. Es esencial. No solo en Cuba. En la historia del socialismo, una de las grandes taras ha sido no ser transparente en los problemas.

Es cierto que siempre ha habido enemigos. Y eso crea una tensión particular y un sentido de autodefensa particular. Pero frente a ese sentimiento, hay que luchar por expresar las cosas como son, por manifestarlas y analizarlas con toda honestidad, partiendo de que la sociedad está hecha por terrícolas, seres humanos con defectos, virtudes, aspiraciones, conflictos…Y el único modo de lograr un poco de comprensión es diciendo lo que hay y asumiéndolo con toda honestidad, partiendo de que ninguna sociedad es perfecta porque los terrícolas somos bastante imperfectos.

- En sus últimos artículos habla de un periodismo al margen de los conflictos naturales de la convivencia social. En este campo hay un gran debate ahora en Cuba...

- Creo firmemente en la función social de la prensa, en la importancia de la prensa como elemento catalizador de muchos problemas de la sociedad y a la vez expositor de esos problemas. Y lamentablemente, en los últimos años ha habido en Internet mucho debate que no ha tenido la misma intensidad en la prensa nacional. Es lamentable y creo que esto retarda la voluntad de cambio que existe en el Gobierno cubano, en el Partido, en toda la fuerza revolucionaria…

La prensa no está a la altura que necesita este momento. Pero no porque la prensa sea mala, ni los periodistas sean malos. Los periodistas han sido, entre los intelectuales cubanos, los más revolucionarios. Han sufrido mucha mala orientación, temores y censura, tengo que decirlo, y eso ha generado una especie de autocensura en unos y de acomodamiento en otros.

Y hay una contradicción. Raúl Castro ha dicho que hay que ver los problemas, exponerlos. Pero está la mentalidad. El peor desafío que tiene la sociedad cubana es cómo cambiar esa mentalidad burocrática, chata, de falta de riesgo… Y en ese cambio es esencial la labor de la prensa. Los cambios no se pueden producir por decretos, se tienen que producir por comprensión y para eso hace falta explicarlos. Los dirigentes tienen una función importante, pero la prensa tiene el alcance. Pero no es responsabilidad de los periodistas. Si algún reproche se les puede hacer es siempre su cuidado por la Revolución y el no contribuir a que el enemigo se aproveche. Pero tampoco hay que tener ningún miedo al enemigo. Nosotros sí perdemos como sociedad si no tenemos la prensa que el pueblo quiere y necesita.

- En los últimos tiempos, en este camino de cambios en la prensa, ¿hay espacios nuevos?

- En los últimos tres años se aprecia una voluntad de cambio tremenda expresada en muchos sitios de debate. A nivel institucional, en la Universidad, las provincias, las asociaciones... También se ve en las canciones, en las películas… Hay un momento liberador, pero aún falta cohesión y coherencia.

- ¿Y visibilidad?

- Sí. La sociedad ha cambiado, está cambiando, aunque en realidad siempre hemos vivido en estado de cambio. Solo que cambiar es un proceso bien difícil y complicado. Porque siempre quedan rezagos, mentalidades aferradas a otros procedimientos. Es muy difícil y muy complejo lograr cambios profundos y verdaderos en la conciencia humana.

- Ahora eres bloguera, ¿qué opinas de los blogs y las redes sociales en Internet?

- Es una oportunidad de defender a Cuba, que no siempre se ha aprovechado en el país. Hay que salir a la contienda. Hay que estar presente en esta nueva concepción de la información, aunque es cierto que en el país tenemos limitaciones tecnológicas concretas. En los últimos tiempos Internet se está aprovechando mejor. Se está extendiendo. Hay un entrenamiento mejor de los profesionales de la información y un aprendizaje espontáneo increíble de la gente.

- Apuntas que se han producido rectificaciones honrosas en Cuba, como en el respeto a las creencias religiosas, orientación sexual, etc. ¿La mentalidad burocrática puede ser trascendida?

- Claro, a diferencia de los que piensan que nada cambia, ha habido una evolución y una voluntad de que las cosas sean mejores. ¿Qué pasa cuando un grupo de jóvenes revolucionarios e inexpertos toman el poder, que además son desafiados por el país más poderoso y más rico y tienen un referente como la Unión Soviética?

Siempre hubo errores, como en todas partes, y deseos de superarlos. Hubo cosas muy feas, como la UMAP, procesos contra intelectuales, cosas torpemente manejadas… Algunas por ignorancia, por temor, por incomprensión. Y otras por cosas propias de la cultura de la “madre patria” España, como la posición contra los ilustrados y un sentimiento machista muy fuerte. Las medidas que se tomaron tenían también que ver con la tradición y la cultura del país. No fue nada inventado por la Revolución.

A Cuba siempre se le juzga con una severidad extraordinaria e injusta, y se han hecho cosas muy importantes y se han rectificado errores. Cuba no es el paraíso que quisiéramos quienes la amamos, pero tampoco es el infierno. He viajado, vivido en un país capitalista y lo que está pasando ahora es ejemplo de que el capitalismo tampoco ha vencido. En el deseo socialista de hacer una sociedad más justa lo único que hacen es señalar errores, deficiencias y defectos, una especie de leitmotiv universal para criticar a este país. La paz de las calles, la armonía, los niños en las escuelas, que no haya robos… eso es calidad de vida, aunque quizá no “nivel” de vida. Tenemos muchas carencias, pero muchas cosas maravillosas y buenas.

- En tu faceta literaria, tienes muchos libros publicados. «Las dudas del fuego» es el último.

- Salió en España recientemente. Escrito en 1993, en pleno Periodo especial, es una especie de encuesta no declarada sobre la diversidad de personajes que van a apareciendo a tenor de las circunstancias que estaba viviendo el país. Aquella crisis, para mí, era eso, el momento de las dudas del fuego.

Entrevista: José MANZANEDA
Transcripción y redacción: Cristina ARIAS

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