Lázaro de Jesús - Bohemia.- Nativa de las regiones subtropicales de América, la pasionaria, maracuyá, chinola o parcha, es una hermosa planta del género Passiflora muy apreciada por sus frutos y flores.


Mi entrevistada, como la flor de la pasionaria —que no se da en ramos, sino individualmente—, posee una belleza singular, multiplicada en esa íntima zona del alma que solo se divisa con los ojos del corazón. Ante ella, cuando la conversación entra en calor, resulta imposible no ser testigo de la primavera.

Aunque Blanca Ballester Santos nos recuerda a la histórica líder del Partido Comunista de España, Dolores Ibárruri, La Pasionaria, los atributos que la asemejan más a la planta homónima son el néctar de su palabra y la versatilidad de sus frutos.

Hay que ver cuánto fervor destila esta granmense, devenida habanera desde 1971 y cubana hasta la raíz, al hablar de sus responsabilidades como delegada de la Circunscripción 114 del Consejo Popular Alamar Este, durante los últimos siete años, y diputada a la Asamblea Nacional desde 2008.

Germinación

“Siempre me ha atraído el trabajo social con niños, jóvenes, ancianos. Estudié Derecho, tengo una formación humanista”, comenta Blanca, quien atesora un historial de trabajo dentro de organizaciones políticas y de masas como la Unión de Jóvenes Comunistas, el Partido Comunista de Cuba y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Sobre sus motivaciones revela: “Me eligieron como delegada porque ya conocían mi labor comunitaria en la FMC. Asumí esta responsabilidad como un compromiso social; suelo relacionarme con jóvenes, incluso en el ámbito deportivo.

“Me ayuda saber escuchar. Aunque los delegados no administramos recursos, a veces el buen trato a las personas alivia cualquier situación difícil”.

Grande fue su sorpresa cuando, recién electa delegada en mayo de 2005, otro delegado la propuso para presidenta del Consejo Popular (CP). “Todos éramos dirigentes nuevos. Mientras desempeñé el cargo, que ha sido una escuela, recibí un gran apoyo de mi familia, colegas y amigos”, cuenta la también oficial del Ministerio del Interior.

Hasta marzo de 2008, casi tres años, Blanca dirigió el Consejo. Durante ese período lo conoció de punta a cabo y se dedicó a sembrar simientes de activismo cívico por doquier.

“Soy el gobierno”

Según el último censo realizado en 2002, la población de Alamar Este ascendía a casi 38 mil habitantes, provenientes de 57 municipios; en la actualidad, el total se acerca a los 43 mil, y la tendencia apunta al crecimiento.

La razón de ser de un CP es el control y la fiscalización; pero en una demarcación tan grande y heterogénea cumplir con ese rol se torna muy complejo, advierte la delegada.

“Es un trabajo bonito, pero muy fuerte. Recuerdo que encontré numerosas trabas. Tuve que enfrentar también problemas de ilegalidades. Cuando llegaba a los lugares y me preguntaban quién era yo, respondía: ‘Soy el gobierno’.

“En el ejercicio del poder local los delegados tenemos la autoridad de citar a los máximos responsables de las entidades del territorio. Si me envían subordinados no me conformo, exijo respeto”.

En opinión de la incansable líder barrial, enfrascada en su tercer mandato, el delegado en realidad comienza a utilizar sus herramientas al término del primer período de gobierno: “En el segundo es cuando ejerce de verdad su papel, porque aprendió a lidiar con las instituciones, tramitar planteamientos, conocer la comunidad y qué piensan sus electores”.

Al respecto confiesa orgullosa: “Tengo una gran satisfacción: en la calle la gente me reconoce, sabe mi nombre. Además, a diario recibo el cariño de las personas. Y no sé por qué, pues aunque uno lo quisiera, no se logran muchas cosas, y a veces pienso que el esfuerzo no es suficiente”.

Aprender a polinizar

Para Blanca el trabajo en equipo y la superación constituyen claves imprescindibles en la labor comunitaria. En este ámbito reconoce que, desde su asunción como presidenta del Consejo, el asesoramiento de las especialistas del Taller de Transformación Integral del Barrio (TTIB) consolidó el perfeccionamiento de los estilos de dirección.

“Ellas mapearon el territorio, lo dominan bien; identifican las problemáticas más acuciantes; hacen entrevistas, encuestas; trabajan con todos los grupos etarios…

“En el Taller pasé cursos de liderazgo y metodología de la Educación Popular, entre otros. Ello, unido a la capacitación recibida en la escuela de delegados (a cargo de las propias profesoras del TTIB), promueve el empleo de técnicas de participación”.

Por ejemplo, llevado al plano de las rendiciones de cuentas sobre el trabajo del Poder Popular, se deben poner en práctica dinámicas de grupo, deliberativas y que las personas no vean la reunión como algo impuesto.

“El trabajo participativo es bonito; pero depende de cómo se convoque, hacia dónde va encaminado, quién lo dirige, su autoridad, prestigio y proyección. Se encuentra muy vinculado a la motivación. Si quieres lograr que los vecinos se involucren de forma espontánea debes buscar un método atractivo. ¿El mío? Dialogar con las personas, explicarles la necesidad de hacer las cosas”.

Ante la pregunta de qué entiende ella cuando hablamos de participación, responde sin titubear: “Es estar voluntariamente; pero no redunda solo en presencia física. Significa aportar algo, ya sea conocimiento, información o una tarea concreta. No se trata de asistir a determinada actividad para ‘marcar’ o quedar bien; sino de sentir los beneficios propios y ajenos de ese trabajo”.

Reconoce que en su comunidad la participación todavía no es buena, necesita de algún mecanismo que la rescate. “Para potenciarla debemos promover más la solidaridad e identificación con los problemas de los demás, tocar a las puertas, hacer un trabajo persona por persona”, opina.

Cuando se quiere impulsar la participación, la concertación deviene una herramienta clave. “Concertar es realizar primero un trabajo de mesa entre todas las partes involucradas en un proyecto, a fin de conocer qué quieren las personas y fomentar el sentimiento de pertenencia. De lo contrario, se cometen errores.

“Así ocurrió con el parque del barrio, en cuya proyección no se concilió. La obra ha presentado deficiencias, el área todavía se inunda. Además, como se tomaron decisiones sin tener en cuenta los criterios de la población, el proceso de creación de conciencia hacia su cuidado ha sido lento.

“En cambio, una muestra de la importancia de concertar fue la construcción de los gabinetes telefónicos, un viejo proyecto pendiente desde los años 90. La densidad telefónica aquí era muy baja. Cuando levantamos el segundo convocamos a los vecinos. Dirigidos por los especialistas de Etecsa (Empresa Cubana de Telecomunicaciones S.A), lo terminaron en un tiempo récord de cuatro días, trabajando hasta de noche, desbordando entusiasmo. Había un estímulo, se sabía para qué y por qué era necesario. Quedó con calidad y lo cuidan mucho”.

Hasta la raíz

Sobre las implicaciones de pertenecer a la Asamblea Nacional del Poder Popular, máximo órgano legislativo del país, expone: “Ser diputada resulta un privilegio y una alta responsabilidad. Implica un gran compromiso con el pueblo, con este sistema socialista, la Revolución y su dirección histórica, de preservar todas nuestras conquistas”.

Dentro de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional, Blanca forma parte del grupo parlamentario Amistad Cuba-Chipre. A la vez, encabeza la Comisión Permanente de Órganos Locales del gobierno municipal, mano derecha de la presidencia, y participa como invitada en la Asamblea Provincial.

“En todas las instancias transmito las preocupaciones de mi gente. Hasta ahora no he faltado a ninguna sesión o reunión. Siempre trato de representar a quienes me eligieron.

“Y en sentido inverso también lo hago de manera sistemática. La información que recibo la traslado constantemente a mis electores. Los retroalimento sobre cuáles son los análisis en los diversos escenarios de gobierno y las soluciones a los problemas.

“La información desempeña un papel medular, las personas deben saber qué se hace, así fortalecemos la confianza en el Poder Popular y el socialismo que, sin apasionamientos, es el mejor sistema político, el más humano”.

Refiriéndose a los desafíos del Poder Popular, agrega: “Nuestro modelo de democracia surgió hace más de 30 años, y le urge realizar transformaciones. El presidente Raúl Castro enfatizó en la necesidad de renovar todo lo que debe ser cambiado, tal cual indica el concepto de Revolución de Fidel. Pues habrá que modificar inclusive la Constitución, de ser necesario.

“Es preciso además actualizar estructuras, separar las funciones administrativas de las gubernamentales, en aras de que el presidente de cada asamblea responda efectivamente por las problemáticas del territorio. Del experimento en Artemisa y Mayabeque estamos sacando conclusiones”.

A este punto de la plática con Blanca no cabe duda alguna acerca de cómo una auténtica flor de la pasionaria puede llegar a ser tan querida y respetada por sus vecinos de la heterogénea zona de Micro 10.

Constancia, dedicación y entrega al prójimo signan los colores y esencias de una especie silvestre de Passiflora digna de redescubrir. Hace falta para esparcir a lo largo y ancho de nuestro archipiélago el polen de la pasión.

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