María Victoria Valdés Rodda - Bohemia.- Enfocada en el objetivo de convertirse en la quinta economía del mundo, la República Federativa de Rusia ha logrado sortear los efectos de la crisis global, con cuatro por ciento de crecimiento de su producto interno bruto.
Pilar estratégico de la economía internacional, la rusa sabe aprovechar sabiamente sus extraordinarias riquezas naturales, energéticas, de materias primas y de minerales esenciales para su propio desarrollo industrial y para la expansión comercial. Pero estas potencialidades podrían levantar suspicacias si no fuera porque en su política exterior, Moscú se declara, y actúa en consecuencia, amiga del mundo. Frente a peligrosas tendencias hegemónicas, su prestigio se acrecienta al lograr mantener este postulado.
El Gobierno cubano, luego de 110 años de conocimiento mutuo -cuya expresión más hermosa se dio tras el triunfo revolucionario del 1ro de enero-, persiste en ampliar los vínculos con ese inmenso país euroasiático, de 141 millones de habitantes. Atento a ello, el general de ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los consejos de Estado y de Ministros, realizó allí, del 11 al 13 de julio, una estancia de trabajo. Su anterior visita fue en 2009.
Debido al realce oficial que el Kremlin le confirió al hecho, la presencia de la delegación cubana -integrada además por Ricardo Cabrisas Ruiz, vicepresidente del Consejo de Ministros, y Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores- fue ampliamente reseñada por los principales medios nacionales y extranjeros. Por derivación, el análisis periodístico se centró en destacar el carácter amistoso de los encuentros al máximo nivel.
A ese respecto, la agencia noticiosa Ria Novosti se hizo eco de las declaraciones personales de Raúl: “Siempre es un placer reencontrarse con viejos amigos”, y “ha sido una visita de trabajo intensa y muy útil"”. Similar tratamiento fue dado por el canal estatal Rossia 24, al informar sobre el intercambio entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el cubano, quienes- indicó la televisora- se abrazaron como antiguos amigos, llegando a reiterar la satisfacción de volverse a ver. "Cuba no solo es un aliado, sino también un buen amigo", dejó claro el anfitrión.
En un marco de aproximaciones sinceras y fructíferas, los dos dirigentes se plantearon la cooperación en la esfera del transporte, energética, cosmos, telecomunicaciones y farmacéutica. El turismo sobresalió también como tópico común. Su incremento supone para la nación antillana una fortaleza de cara al futuro, aunque ese renglón es desde ya uno de los principales baluartes de la economía. En el 2011, Rusia rompió récord en emisión de viajeros, con más de 74 mil. Del acontecer mundial, se abordaron temas medulares.
Al finalizar la cita, Putin envió a Fidel un genuino saludo. Similar comportamiento tuvo el primer ministro, Dimitri Medvédev, en cita aparte con Raúl. “Me alegro mucho de que haya llegado hasta aquí. Creo que sería razonable afinar los puntos de vista con respecto a la agenda internacional y, claro, las relaciones bilaterales”, comentó. Vamos a aprovechar todo lo bueno que hemos acumulado en nuestras relaciones durante este tiempo, enfatizó el titular. La prensa local habló acerca del incremento de las empresas mixtas bilaterales.
Humanos gestos
Y en esa cronología de etapas compartidas, en demostración de respeto al Soldado Desconocido, Raúl se acercó a la llama eterna. Un monumento en recordación de la histórica contribución del pueblo ruso a la paz. No pudo faltar tampoco una ofrenda floral al genial práctico y teórico, el líder bolchevique Vladimir Ilich Lenin.
Todo esto afianza el criterio de que en los nexos entre Cuba y Rusia existen otras coincidencias; culturales -en su amplia acepción- y familiares, pues en la Isla viven tres mil personas originarias de aquel país. Estas cosas importantes también nos inspiran. El franco proceso de emergencia de la nación rusa, con su implícita carga geoestratégica, y el empeño cubano de resistir y avanzar serán los garantes para el lucimiento de nuestras obras.
