Lisandra Puentes – Tribuna de La Habana.- El Caribe se asocia a playas, hermosas mujeres y vida liberal, tal vez por eso sea una de las áreas geográficas con más alta incidencia del VIH. Aunque Cuba es la excepción dentro de esta zona, con cifras considerablemente inferiores a las de sus vecinos, no quiere decir que queda fuera del riesgo.
Llega agosto y trae para los capitalinos el Carnaval habanero. El alcohol, el verano, y el stress, conforman la fórmula perfecta para liberar el espíritu, y con él el cuerpo. ¿Y después del carnaval? Pues la vida continúa, de modo que la mejor salida es dotar cada decisión con una carga de responsabilidad.
Sería bien mojigato negar que tras las fiestas se abren las puertas a romances ocasionales, y este no es el espacio para juzgar, pero por desgracia el riesgo no pide vacaciones.
Si la solución estuviera al alcance de la mano, no habría problemas, pero junto a los comestibles y las bebidas alcohólicas, queda el vacío de un producto: el condón.
Muchos de los puntos de venta de Comercio y gastronomía, aún cuando tienen establecida la distribución de condones, y estos se encuentran disponibles en almacenes, no los ofrecen a la población.
Algunos dependientes explican que ellos no trasladan los condones en tiempo de carnaval, mientras otros argumentan que “casualmente” se les habían terminado el día anterior.
Lo cierto es que se percibe la carencia en la mayoría de estos establecimientos.
Mercedes Ruíz de Pestre, quien atiende la Línea de Condones del municipio de Plaza, apunta que actualmente la capital está abastecida de condones, de ahí que no existen justificaciones para no ofrecerlas. Ella alerta que el verano es un espacio donde lejos de disminuirse, debe incrementarse esta distribución.