Sheyla Valladares Quevedo - CubAhora.- Carlos Varela quiere empezar el 2013 celebrando sus treinta años de vida artística. Para ello va a hacer lo que mejor sabe: lanzar canciones al aire durante dos conciertos, dos noches seguidas, previstas para la segunda semana de enero en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, según ha informado su sitio oficial.
El autor de Guillermo Tell, Retrato de familia, Una palabra, entre tantas otras, quiere acompañarse de un grupo de amigos, artistas cubanos y de varios países para que compartan con él las canciones de su extensa discografía. Entre los invitados que ya han confirmado su participación están el norteamericano Jackson Browne, el brasilero Ivan Lins, el nicaragüense Luis Enrique y el boricua Eduardo Cabra, Visitante Calle13.
Para la ocasión el cantautor cubano será apoyado musicalmente por una Orquesta de Cámara y otros instrumentistas destacados, cuyas intervenciones junto a las de los integrantes de la banda habitual de Varela, dotarán a los temas de una nueva sonoridad. Este encuentro será filmado como parte de un DVD y un especial televisivo que se lanzará en el 2013.
Carlos Varela empezó a escribir canciones un día cualquiera, por la década de los 80 y desde entonces no ha podido detenerse. Sus canciones son para muchos cubanos la traducción del amor, de la rebeldía, de las horas tal vez grises contadas desde la poesía, la rabia y la persistencia. Y sus seguidores le han sido fieles desde que estremeció con su primer disco Jalisco Park en 1989 hasta el que licenció en el 2009, veinte años después, asegurando que No es el fin.
En una entrevista que concediera a la revista digital La Jiribilla en el 2011 habló del camino recorrido de esta manera: “Al principio era como un fotógrafo contando historias de mi barrio. Con los años aprendes a conocer mejor el mundo y a tu país, y descubres que el amor, la desilusión, la rabia y la soledad son la misma cosa en Moscú, en New York o en La Habana; que solo cambian los telones de fondo.”
Lo cierto es que en esos dos conciertos lo acompañará el público cubano, los jóvenes de los 80, sus hijos, y los amigos de éstos. Todos fueron encontrando sus canciones de las maneras más diversas, ellas fueron marcando lugares importantes en sus recorridos vitales y se quedaron rondando en sus vidas, siempre a mano para cuando hiciera falta. Las cantan todavía en fiestas o sentados en el contén del barrio, con tanta convicción como si cualquiera de ellos las hubiera escrito.