Cubaperiodistas - Fotos: AIN - Arnold August, periodista y escritor canadiense, recibió durante un reciente encuentro en la Unión de Periodistas de Cuba la Distinción Félix Elmuza por su permanente solidaridad con nuestro pueblo y sus denuncias frente a la guerra mediática de mentiras, tergiversaciones y manipulaciones del imperialismo norteamericano y sus aliados. 


Tubal Páez, presidente de la UPEC, colocó en el pecho de August la medalla acreditativa de la distinción.

August, quien es miembro del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco, habló en un acto con un grupo de periodistas mujeres destacadas, efectuado en ocasión de la Jornada por el Día de la Prensa Cubana, y allí expresó su agradecimiento por la entrega de tal distinción con estas palabras: “Me he sentido muy identificado con los hechos del Moncada y del Granma desde mis años de estudiante universitario, y ahora, por primera vez en mi vida,  me siento recompensado”.

Arnold August posee un título de Maestría en Artes, en estudios de ciencias políticas otorgadopor McGill University (Canadá). Escritor, periodista y conferencista con residencia en Montreal, es autor del libro Democracy in Cuba and the 1997–98 Elections [La democracia en Cuba y las elecciones de 1997-1998] (Editorial José Martí), así como de un capítulo de colaboración «Socialism and Elections» [«Socialismo y elecciones»] para el volúmen Cuban Socialism in a New Century: Adversity, Survival and Renewal [Socialismo cubano en un nuevo siglo: adversidad, supervivencia y renovación] (University Press of Florida).

Su libro en curso intitulado Cuba and Its Neighbours: Democracy in Motion [Cuba y sus vecinos: democracia en movimiento] (Fernwood Publishing y Zed Books) también será publicado en español y en francés. El es miembro de la LASA (Latin American Studies Association), del Comité Internacional por la Libertad de los 5 Cubanos y del Comité Fabio Di Celmo por los 5 de la Mesa de Concertación de Solidaridad Québec-Cuba.

A continuación, Cubaperiodistas ofrece las palabras textuales del amigo August en ese acto, efectuado el 6 de marzo:

“Colegas,

Entre 1990 y el 2009,  realice más de 40 visitas a Cuba y en muchas de esas visitas me dediqué durante semanas a investigar y analizar en detalles las elecciones que se llevaron a cabo aquí en 1997-98 y en 2007-2008, así como el funcionamiento del estado a todos los niveles en los periodos entre cada proceso electoral. El objetivo de estos análisis era escribir mis libros — uno que fue publicado en 1999 y un segundo libro publicado en enero pasado. Mientras escribía mi libro entre 2009 y 2013, volví a retomar mi devoción por el periodismo, lo que me llevó a realizar dos tareas simultáneas — escribir el libro y a la vez redactar artículos, muchos de ellos en ingles, español y francés.  Digo, que volví a retomar esta devoción periodística porque simplemente no podía quedarme de brazos cruzados ante la guerra mediática que se llevaba a cabo contra Cuba, aunque la tarea de escribir y publicar un libro conlleva a un esfuerzo prolongado. De esta forma entré en la batalla y escribí algunas decenas de artículos durante ese periodo. Estos trabajos estaban directamente relacionados con las campañas de desinformación contra Cuba, como por ejemplo las llamadas huelgas de hambre de los disidentes. También entrevisté a esposas de los Cinco y madres de los Cinco, que en ese tiempo eran diputadas  de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Por otra parte, también escribí artículos sobre el golpe de estado en Honduras y el papel que desempeño el gobierno del presidente Barack Obama. Otros trabajos en defensa de Cuba  estuvieron relacionados particularmente con temas como los derechos humanos, las elecciones y la democracia. Además, muchos de mis artículos tienen que ver con la causa de los Cinco, como cartas que envié a Obama para exigir la liberación de estos héroes cubanos.  También escribí sobre Cuba en el nuevo contexto latinoamericano y la política de los Estados Unidos con respecto a su antiguo traspatio, como ellos han considerado a América Latina. Y ahora estoy aquí ante ustedes, en el día de hoy, como periodista — como muchos otros que nos acompañan — comprometido con esta profesión por sentir la necesidad de escribir la verdad sobre las realidades que suceden ante nosotros.

Aunque entre los años 2009 y 2012 no visité Cuba con la misma frecuencia con que lo hice anteriormente, pude apreciar mucho más el trabajo de los periodistas cubanos. Durante este periodo de tiempo, tuve la suerte de tener acceso a un servicio vía satélite que ofrece todos los canales de la televisión cubana. Los EE.UU., aunque geográficamente ubicados entre Cuba y Canadá, no pueden detener la señal que me provee con una ventana abierta hacia Cuba. Además, existen muchos programas de la radio cubana accesibles en la Internet. Y más aun, comienzo cada uno de mis días leyendo las versiones digitales de los principales medios cubanos, Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores y las paginas electrónicas de la UPEC,  la Asamblea Nacional, Cubadebate y muchas otras. Por otra parte, tengo particular interés en la nueva ola de blogueros cubanos que defienden su país contra los llamados disidentes de izquierda  o de la abiertamente declarada derecha.

Muchos temas vienen a la mente cuando pienso en el periodismo cubano. Es de gran inspiración ver como realizan su labor las misiones médicas cubanas en remotas zonas de Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países. Son precisamente los periodistas cubanos los que nos hablan de esas proezas, como la asistencia cubana a Haití antes y después del terremoto.  Las transformaciones que tienen lugar en Cuba hoy, son analizadas y reflejadas por la prensa cubana, mientras continúa perfeccionando su trabajo en estos frentes.

Existe un aspecto que es muy bien reflejado por los periodistas cubanos y que no deja de impresionarme, es precisamente el gran número de personas de todas las edades involucrados en actividades culturales de todo tipo. Al ver la televisión cubana y al leer la prensa en línea, me pregunto si hay alguien aun en Cuba que no esté vinculado a actividades culturales de uno u otro tipo. Esto es un gran logro de la Revolución Cubana y es muy bien reflejado por los periodistas de la isla. El deporte constituye otro aspecto, ya sean las olimpiadas en otros países o la serie de beisbol, que llama mucho mi interés y trato de ser objetivo incluso como industrialista.

En la esfera internacional  la prensa cubana, y Telesur, son las únicas fuentes de información verídica sobre la realidad de Libia, Siria, Irak, el Medio Oriente, América Latina y otras regiones. Su país se encuentra en una situación desventajosa con respecto a los Estados Unidos, pero sus periodistas nunca cambian sus principios por conveniencias personales. El apoyo que ofrece Cuba al pueblo de Palestino en su lucha contra Israel — el principal aliado de Washington en esa región del mundo — es un ejemplo claro. Cuba representa la dignidad, y los periodistas cubanos se esfuerzan por reflejar esta realidad, cubriendo desde las misiones internacionalistas,  la cultura y los cambios sociales y económicos, hasta los eventos deportivos internacionales.

Concluyo esta intervención con algunas palabras relacionadas con la desaparición física del presidente de Venezuela Hugo Chávez. En mi más reciente libro, realizo un análisis de las democracias en Venezuela, en Bolivia y en Ecuador. Después de terminar el octavo borrador del libro en diciembre de 2012,  con respecto a Venezuela escribí,  cito: “la democracia participativa es una expresión de la vida diaria de un número creciente de personas,” fin de la cita. En este mismo sentido, escribí también que no se puede evaluar el papel de Hugo Chávez desde la perspectiva centrista estadounidense, como un simple representante electo del pueblo. Más bien,  cito una vez más “Hugo Chávez y el PSUV son parte de la Revolución Bolivariana,” fin de la cita. Por eso, cuando los venezolanos escogieron la consigna de Yo Soy Chávez, durante el largo  periodo de su enfermedad, cada ciudadano venezolano estaba declarando que la Revolución Bolivariana era su Revolución.

Los venezolanos se empoderaron de manera creciente para continuar adelante con la Revolución. Este avance de la democracia participativa fue su juramento  a aquella persona que fue y seguirá siendo siempre parte y líder de la Revolución Bolivariana. Tal como la Revolución Cubana, la Bolivariana continuará su camino. Y los periodistas cubanos y del mundo tienen el deber profesional de contribuir a que esto suceda. Los reporteros cubanos no están solos, ni yo tampoco lo estoy, ya que hay miles de periodistas y escritores como yo en Canadá, los Estados Unidos , Gran Bretaña, y en otras partes, que mantienen firmes los principios y la verdad ante cualquier otra consideración.

Es para mi un gran honor recibir la distinción Félix Elmuza. Después de una heroica carrera, Félix Elmuza cayó en acción poco después del desembarco del Granma, expedición de la que él fue parte. Me he sentido muy identificado con los hechos del Moncada y del Granma desde mis años de estudiante universitario, y ahora, por primera vez en mi vida,  me siento recompensado.

Muchas gracias.

“Murió Chávez”

Arnold August*

El día 5 de marzo de 2013, participé, junto a Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), en una ceremonia en la que se rindió homenaje a un destacado periodista cubano. El acto tuvo lugar en el pequeño pueblo donde nació Juan Gualberto Gómez, en la provincia cubana de Matanzas. El lugar homónimamente honra al hijo de una pareja de esclavos mulatos que allí naciera en 1854, en un ingenio.

Terminada la Primera Guerra de Independencia (1868-1878), Juan Gualberto fundó el periódico La Fraternidad, que promovía la igualdad racial, la libertad y el progreso social de las personas de color. En marzo de 1880, el periodista fue arrestado por apoyar a los independentistas cubanos y posteriormente fue deportado a España. No obstante, continuó escribiendo artículos y cartas para La Fraternidad y para el diario El Abolicionista, que apoyaba la abolición de la esclavitud. En 1890, Juan Gualberto regresó a Cuba.

Durante la Tercera Guerra de Independencia (1895-1898), se convirtió en colaborador cercano de José Martí. Al concluir la guerra, cuando la victoria de los cubanos contra el régimen colonial español fue arrebatada por los Estados Unidos, que impusieron su dominación sobre la isla, continuó su trabajo de periodista. Lo hizo de varias maneras y rechazando el dominio neocolonial estadounidense. Así combinó el periodismo con el activismo político.

Juan Gualberto se destacó por su abierta oposición a la Enmienda Platt impuesta por los Estados Unidos que, dijo, había reducido la independencia y la soberanía de la República de Cuba a tan solo un mito. Por tanto fue un fuerte opositor a la anexión de la isla a los Estados Unidos. Juan Gualberto murió hace 80 años, en 1933, y el pueblo de azucareros donde nació adoptó su nombre.

Durante la ceremonia solemne, en la que participaban pobladores de Juan Gualberto Gómez, ante el busto del independentista, escuché el timbre de un teléfono móvil a las 5 de la tarde. Tubal se me acercó y con voz suave me dijo: “Murió Chávez”. Fue un golpe. Aunque un titular del diario Granma, del Partido Comunista de Cuba, advertía ese mismo día de la situación de salud extremadamente precaria del líder venezolano causada por su agravamiento, aquello era imposible de creer. ¿Es cierto? ¿Cómo es posible que Chávez, tan dinámico, relativamente joven y siempre sonriente ya no existiera físicamente? Pero después de aceptar la realidad, le dije a Tubal que hay momentos en la vida que uno nunca puede olvidar. Estas dos palabras, “Murió Chávez”, pronunciadas suavemente y con una mezcla de tristeza y firmeza el día 5 de marzo, tan sólo minutos después de que falleciera el líder de la Revolución Bolivariana, marcaron uno de esos instantes.

Ha habido varios momentos como este desde los años 60, del siglo pasado, en los que noticias trascendentales han quedado en la memoria de las personas y de los pueblos. Lo que hace que una noticia sea memorable para una persona o para un pueblo depende del lado en que estemos con respecto a la historia. En cada aniversario del asesinato de John F. Kennedy y, por supuesto de la tragedia vivida por los ataques terroristas del 11 de Septiembre, la gran prensa nos hace pensar en el momento específico en que nos encontrábamos cuando tales hechos tuvieron lugar, y cómo reaccionamos ante los mismos. En el caso del 11 de Septiembre de 2001, no hay palabras para describir tan abominable acto. Sin embargo, mi reacción instintiva ante el mismo cada año es recordar también el golpe de estado apoyado por los Estados Unidos en Chile el 11 de septiembre de 1973, que condujo al asesinato del líder democráticamente elegido Salvador Allende, así como la dictadura fascista. Recuerdo exactamente donde me encontraba ese día y la repugnancia que sentí cuando supe la noticia. Antes de eso, el nueve de octubre de 1967, recuerdo el lugar exacto de la Universidad McGill, de Montreal, donde escuché a un compañero de estudios decir que Ernesto Che Guevara había sido asesinado en Bolivia. Son momentos exactos y claros que yo, como muchas otras personas en el mundo recordarán.

Ahora existe otro momento que recordaré: el 5 de marzo de 2013, en Juan Gualberto Gómez, Matanzas, Cuba. Esta isla, su pueblo y sus líderes trazaron el camino, en 1959, de una América Latina nueva que ahora avanza alentada por Hugo Chávez. En los días posteriores a su desaparición física, pudimos experimentar en Cuba y a través de la televisión desde Venezuela que tanto en la vida como en la muerte, el Comandante Chávez es el arquitecto de una nueva América Latina y un nuevo Caribe que ya no son más el traspatio de los Estados Unidos, como Washington los considera.

Esta realidad fue claramente demostrada por la presencia de los jefes de estado y representantes de alto nivel de toda la región al sur del Río Bravo en la ceremonia oficial por los funerales de Hugo Chávez. Además, representantes de todos los continentes reconocieron y rindieron homenaje a esta gran proeza, así como a otras también. La integración regional sigue en pleno movimiento, un sueño que se hace realidad y contribuye al establecimiento de un nuevo mundo donde ninguna superpotencia ejerza dominación y donde cada nación y su pueblo puedan escoger y construir libremente su propia democracia y su sistema socio-económico.

* Periodista y escritor canadiense, a quien recientemente se le otorgó la Distinción Félix Elmuza

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