Marta Sánchez Martínez - Prensa Latina.- El ballet cubano y el talento del orfebre Alberto Valladares transformaron fragmentos de metales en esculturas danzantes expuestas hoy en el Teatro Nacional (en la fotografía) como prueba del equilibrio entre vulnerabilidad y dureza en las artes.
La principal inspiración de la muestra fue Alicia Alonso, quien como bailarina inmortalizó obras, confesó a Prensa Latina el artista premiado en varias ediciones de la Feria Internacional de Artesanía.
Alonso aparece en Carmen, Giselle y La muerte del cisne, mientras una de las joyas del ballet cubano, Aurora Bosch, encarna a Bernalda Alba, la primera bailarina Anette Delgado figura una Giselle más joven y su homóloga Viengsay Valdés sonríe como la Swanilda de Coppelia y la Kitry de Don Quijote.
Esas otras bailarinas marcan la continuidad de la obra de Alonso, afirmó Valladares y agradeció la colaboración de la fotógrafa Nancy Reyes por haberle ayudado a desentrañar particularidades del ballet y de su historia en Cuba que le ayudaron a esculpir.
Cinco fotografías de Reyes sirvieron al orfebre como hilo conductor aunque ella prefiere destacar que valieron para captarlo como amante de la danza.
La artista del lente elogió la actitud humilde y disposición para el estudio de Valladares, quien le pidió incluso observar el proceso de deterioro de las zapatillas de punta usadas.
Reyes prepara una nueva exposición de fotografías de ballet y pinturas de temática folklórica para un festival cultural próximo a celebrarse en julio, en Santa Fe, Estados Unidos.
Por su parte, Valladares trabaja en una escultura de acero cincelado con base de mármol verde, preferido por Alonso, pues la pieza estará dedicada a ella por su 70 aniversario en el debut escénico de Giselle.
En joyería sobresalen obras en plata, jade y amatista que dejan ver claramente la influencia de El lago de los cisnes, Rara avis y Dido abandonada.
El crítico de arte Tony Piñera agradeció el auspicio del Consulado General de Mónaco y elogió la movilidad de las esculturas en plata, bronce y cobre, a base de fuerza, fuego y golpes de martillo.
Otra noticia reciente fue el agradable debut de la bailarina panameña Manu Navarro como artista invitada del Ballet Nacional de Cuba (BNC) en una coreografía contemporánea de Analida Galindo, titulada De un hilo, que dejó al público con deseos de apreciar más.
La compañía cubana repuso Desnuda luz de amor, Grand pas classique y La flauta mágica, un programa en el que destacaron por calidad artística y técnica, Viengsay Valdés, José Carlos Lozada, Sadaise Arencibia, Jessie Domíguez, Luis Valle y Alejandro Silva.