La Muestra regresa con 33 cortos de ficción, 28 documentales y 11 animados, más un concurso de carteles, dirigido a rescatar una tradición que tuvo entre sus clásicos a René Azcuy y Eduardo Muñoz Bach.
Marisol Rodríguez, directora del evento, resaltó la renovación constante de este espacio para responder a sus ansias vanguardistas, despojada de excesos y pretensiones de perfección.
"La Muestra ha cambiado: menos mal", bromeó Rodríguez al graficar el espíritu de este espacio que sobrevive con más ganas que fondos, reinventándose constantemente con el criterio de los realizadores.
La organizadora exhortó a despojarse de todo prejuicio al mirar las obras, que no aspiran a marcar hitos, sino a cronicar una época, aunque la pasada edición legó un indiscutible clásico: Camionero.
Entre los eventos teóricos destaca un taller de guión impartido por el español Rafael Cobos, varias veces nominado a los Goya, y un curso sobre distribución de cortometrajes.
Respecto al logo de este año, una estrella de sheriff, la asesora Sarah Vega explicó a Prensa Latina que la identidad de la Muestra responde a su espíritu de agresividad juvenil, sin ser hiriente.
"Admiro a quienes hacen la Muestra, porque logran que el trabajo, que cada año es mayor, sea divertido", explicó Vega, para quien los códigos internos son demasiado ricos para andar interpretándolos.
Esta Muestra homenajeará además los 20 años de la Televisión Serrana, definido en su momento como un "extraordinario experimento artístico" y de carácter profundamente comunitario.
