Ramón Barreras Ferrán. Foto: Juan Carlos Dorado - Trabajadores.- En un encuentro que reunió a los mejores arroceros del sector cooperativo y campesino del país, se centró la atención, sobre todo, en lo que queda por hacer o no se ha hecho.


Que crece la producción arrocera en el país es cierto. Como también lo es que se ejecutan numerosas acciones para disminuir las importaciones del grano y evitar la erogación de 490 dólares por cada tonelada que se compre en el mercado internacional, al precio actual. Pero también resulta innegable que lo logrado hasta el momento está lejos de las necesidades y potencialidades.

Por suerte, el más reciente análisis sobre ese importante asunto estuvo alejado del triunfalismo y la apología y directivos, técnicos y productores fueron “al grano” de los problemas. Así ocurrió felizmente, en el encuentro que reunió a los mejores arroceros del sector cooperativo y campesino del país, efectuado en la provincia de Cienfuegos, en el que centraron la atención, sobre todo, en lo que queda por hacer o no se ha hecho, con la mirada bien puesta en el futuro y el presente.

Reconocieron que 29 cooperativas del país superaron los 100 mil quintales cosechados el pasado año y que la Manuel Ascunce Domeneche, de Vertientes, en Camagüey, vendió al estado 228 mil qq, lo que evidencia que resulta posible elevar la producción siempre que se atiendan cada uno de los aspectos relacionados con ese delicado cultivo. Elogiaron, porque lo merece, el desarrollo y los resultados del proyecto de colaboración Cuba-Viet Nam en ese cultivo, el cual se encuentra en su cuarta etapa y abarca a ocho provincias del país, y los resultados integrales de los territorios de Sancti Spíritus, Matanzas y Pinar del Río.

Pero son más los problemas que los éxitos, y así lo acentuaron en el encuentro: existe deficiente control y utilización de las cosechadoras que poseen las cooperativas y campesinos individuales, resulta insuficiente la aplicación de la ciencia y la técnica en la atención al cultivo y la capacitación de algunos productores, persisten dificultades con la contratación y el abastecimiento de sacos y está limitada la capacidad industrial para el procesamiento del arroz húmero en varias provincias, entre otras deficiencias.

La necesidad de mejorar la semilla, dada su trascendencia en el resultado final, también fue valorada. Subrayaron el propósito de que en el 2014 el país disponga de toda la necesaria, con la calidad requerida y la certificación correspondiente, pero hoy es una asignatura pendiente.

Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, insistió en que el crecimiento arrocero debe sustentarse, fundamentalmente, en la elevación del rendimiento por hectárea y no solo en el aumento del área cultivada e instó a “defender” con más ahínco la disciplina tecnológica, como base esencial del desarrollo del cultivo.

Las acciones para mejorar los resultados abarcarán a todos los sectores, con la intención fundamental de disminuir las importaciones, como está considerado en los Lineamientos. Entre ellas figuran la capacitación, el mejoramiento de la semilla, la actualización del programa arrocero, el cumplimiento de los acuerdos con el Instituto de Investigaciones de Granos, el establecimiento de los contratos con la calidad requerida, el máximo aprovechamiento de los equipos y el completamiento del personal técnico donde sea necesario.

Para alcanzar los propósitos la mejor receta será unir siempre el arroz con la disciplina.

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