Por Jorge C. Oliva Espinosa* -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Muy completa y profunda fue la intervención del Profesor Raúl Garcés en el recién celebrado IX Congreso de nuestros periodistas. La escuché cuando fue trasmitida por televisión y luego tuve oportunidad de leerla varias veces. A través de sus siete tesis o tópicos abordados, Garcés nos brindó un panorama muy integral del periodismo cubano de hoy y los retos que enfrenta. De los aspectos analizados, destaco hoy una deficiencia que él apunta al periodismo radial: su falta de cuadros profesionales. Esta deficiencia se me ha hecho presente en los últimos días, al escuchar Radio Reloj, emisora que sintonizo desde hace tiempo, cuando se caracterizaba por una inmediatez y gran rigor en su redacción. Esos atributos se han visto mermados y son frecuentes los dislates y hasta disparates que se oyen en trabajos firmados por reporteros. Son faltas que ponen en evidencia la carencia de profesionalidad de sus autores, prueban su deplorable conocimiento del idioma y la ausencia de un trabajo que supervise la redacción. En días recientes, un trabajo sobre los hechos del Moncada atribuía a esa fecha el inicio de la lucha por derrocar a Batista, lo que es que un soberano disparate, para no calificarlo de ofensa a la Historia y como falsedad, una ofensa a la fecha misma.  Ese desafortunado artículo motivó mi más reciente crónica “Defendamos Nuestra Historia”.


En otro trabajo, radiado con posterioridad y sobre el mismo tema, pero de distinto autor o autora, no pude precisar el nombre, decía que la lucha emprendida “había dado al traste” con la victoria de enero de 1959. Evidentemente, quiso decir que la había provocado, producido, logrado, traído como consecuencia, o una frase similar. Y estaba diciendo todo lo contrario. Porque, según el diccionario de la RAE, la palabra “traste” es usada en frases, copio: || dar alguien al ~ con algo. fr. Destruirlo, echarlo a perder, malbaratarlo || irse algo al ~. fr. Fracasar o malograrse.  Es decir, que la lucha había echado a perder, había malogrado, había hecho fracasar el triunfo obtenido mediante ella. Cosa que, lógicamente era todo lo contrario a lo que quiso decir el mal instruido(a) autor(a).

Estos errores debían preocupar a la Dirección de esa emisora. Ellos se enorgullecen porque su éxito está signado  por la audiencia que tienen. Pero ello hace más grave cualquier error que cometan, error que será repetido porque “lo está diciendo Radio Reloj”. Es decir, por la enorme cantidad de oyentes que la escuchan. Por lo tanto, un oyente debe ser oído, escuchado, ya que su opinión, justa o no, gravita sobre la emisora.  El oyente es la razón de ser, el consumidor final del producto ofrecido por la radio. En este caso, periodismo radial. Y la calidad de lo que ofrecen, atraerá o alejará a los que la escuchan. Por lo tanto, la atención a ese consumidor, debe centrar el interés de una emisora como empresa y como órgano de prensa.

El que suscribe estas líneas, se dirigió respetuosamente a la Dirección de Radio Reloj y le ofreció su crítica, que en puridad de acepción significa ejercer y brindar el criterio. Ante la imposibilidad de enviarlo directamente, lo hice primero, a través de un periodista de la emisora, y el compañero me asegura que trasmitió mi ruego. Luego, cuando supe a dónde dirigirme, escribí directamente un mensaje de correo electrónico a quienes correspondía. Y no obtuve ni siquiera un elemental acuse de recibo. Es decir, el reclamo hecho por un oyente, no mereció la mínima atención. Al parecer fui la excepción, el único que criticó algo, a contrapelo de los miles de cartas y mensajes de felicitación que se congratulan en recibir. Radio Reloj puede enorgullecerse de esto y de su historia. Ha sido escuela de locutores, porque ha contado con maestros de locutores. De igual forma tiene magníficos periodistas de innegable profesionalidad. Sin embargo, con esta valoración que hacen sus directivos sobre la audiencia no apologética y con la falta de rigor que exhiben algunos de los trabajos radiados, no sería extraño que esa emisora conservara su “rating”, por la sola razón de ser la única que informa la hora minuto a minuto. ¡Pobre Radio Reloj!

Desde Regla,

Ayer, “La Sierra Chiquita”; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.

*Jorge C. Oliva Espinosa, ingeniero Industrial, profesor universitario, escritor.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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