Juan Manuel Karg* - Cubainformación.- La opinión pública internacional quedó impresionada cuando el pasado martes, el presidente de EEUU, Barack Obama, saludó a su par cubano, Raúl Castro, en Johannesburgo, Sudáfrica. La imagen, replicada por centenares de medios de comunicación a lo largo del mundo, sucedió durante el funeral de Nelson Mandela, en el estadio Soccer City. ¿Se abre un nuevo período en la relación entre ambos países?


Tras el saludo, diversos analistas políticos de todas las latitudes dieron su parecer sobre el fugaz encuentro. Se habló insistentemente de un “nuevo tiempo” para la relación entre EEUU y Cuba. Así, la palabra reconciliación se repitió trilladamente en algunos multimedios informativos –incluso intentando atribuirlo al “espíritu” de Mandela- más como vocación futura que como síntesis de lo que acababa de suceder.

Es importante hablar de las repercusiones del “mundo político” para no caer en análisis simplistas y apresurados. El primero que tomó la palabra -apenas horas después del hecho- fue John Kerry, Secretario de Estado de EEUU, quien afirmó que “el presidente estuvo en un funeral internacional y no eligió quien asistía”, dando a entender que el encuentro había sido espontáneo -y alejado del interés del propio Obama-, y desentendiéndose del mismo. La congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen fue aún más allá y criticó la actitud del presidente norteamericano, al afirmar que el saludo fue un “golpe de propaganda” para el gobierno cubano.

¿Cambiará este encuentro la política de EEUU ante Cuba?

Varios elementos previos nos marcan cierto escepticismo al respecto. En primer lugar, el mantenimiento –y la profundización- del bloqueo económico, comercial y financiero que sufre la isla desde 1962, cuyas pérdidas se estiman superiores al billón de dólares durante este tiempo. “El bloqueo ha sido recrudecido en el sector financiero en el Gobierno de Obama” dijo en octubre pasado el canciller cubano Bruno Rodríguez, tras asegurar ante la ONU que las transacciones monetarias de Cuba eran vigiladas por el “enorme sistema de espionaje global” de EEUU -que ya ha sido denunciado por diferentes países, entre ellos Brasil-. Es la propia ONU la que, desde hace 22 años en forma ininterrumpida, denuncia el bloqueo, con un repudio masivo que este año se expresó en 188 votos –sobre 193 países-.

En segundo lugar, el caso de los cinco antiterroristas cubanos condenados en EEUU: Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González permanecen encarcelados desde hace más de 15 años por delitos nunca probados, mientras René González salió de prisión en 2011, regresando a Cuba este año tras renunciar a la ciudadanía estadounidense. Cuba ha manifestado en reiteradas ocasiones su voluntad de diálogo para encontrar una solución “recíproca” ante este caso y el del ciudadano norteamericano Alan Gross, contratista de la USAID –Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU- quien permanece arrestado hace 4 años en la isla, bajo cargos de haber violado las leyes cubanas. Sin embargo, hasta el momento, esta voluntad de diálogo por parte del gobierno de Raúl Castro no ha sido “correspondida” por su par estadounidense.

El tercer punto tiene que ver con otra pelea por los Derechos Humanos: en 2009, antes de llegar a la Casa Blanca, Barack Obama afirmó que durante su mandato cerraría la cárcel de Guantánamo. Allí hay una situación condenable bajo todo punto de vista: de los 164 presos encerrados tras su creación en 2002, sólo 3 han sido juzgados, de forma bastante irregular. Además, más de la mitad –84 presos- ya tienen aprobada la transferencia a sus países de origen, pero siguen viendo pasar sus días en este centro de detención/base militar por la ineficiencia de la administración de Washington. Recientemente se supo, además, tras la denuncia de funcionarios estadounidenses retirados, que durante los primeros años del centro de detención la CIA convirtió a algunos detenidos en “agentes dobles”, bajo la condición de poder retornar velozmente a sus países a cambio de colaborar con EEUU en la lucha contra el “terrorismo” a cambio de dinero y seguridad para sus familias.

Para que exista un verdadero cambio en la política entre ambos países Obama debe replantearse estos puntos, considerando que la voluntad de diálogo del gobierno cubano sobre los mismos ya ha sido planteada. EEUU tiene que prestar atención a las diversas voces –sociales, políticas y de DDHH- de la comunidad internacional que piden un viraje en la política hacia la isla, reclamando el fin del bloqueo, la libertad de los cinco, y el cierre de Guantánamo. En definitiva, no se necesitan saludos protocolares, sino acciones concretas. Sobre estas medidas, tan urgentes como necesarias, es que ambos países podrán entablar una nueva relación.

* Licenciado en Ciencia Política UBA . Investigador del Centro Cultural de la Cooperación

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