Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Los denominados aniversarios redondos (cada cinco y diez años) se han convertido en oportunidad para el recuento de acontecimientos de trascendental significación en la Historia escrita. Ello fue lo que me conllevó a redactar Cuba: medio siglo de cambios con la premisa de un magisterio de José Martí, nuestro Héroe Nacional: “Otros hagan, y en otra ocasión, la cuenta de los yerros, que nunca será tanta como la de las grandezas”, un sentir que acompaña estas letras.
Con tal postulado, quedo exonerado de la obligación de referirme a todo lo sucedido por obra y gracias a la Revolución Cubana. No obstante, al menos a grandes zancadas, debo abordar temas medulares para hoy y para mañana. Así, lo primero que me viene a la mente es la necesidad de seguir la construcción de una sociedad cada vez más participativa y con determinación popular.
Es secreto a voces que la calidad de nuestra democracia encuentra prueba fehaciente en el debate que antecedió el 6to. Congreso de la vanguardia político-revolucionaria devenido Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución; y recientemente, en la culminación del debate por nuestros trabajadores/as del Anteproyecto de Ley del nuevo Código de Trabajo, el cual contempla las transformaciones económicas y sociales que vive Cuba y acaba de ser aprobado en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Pero también deben ser palpables este par de tesis, al menos:
Por un lado, resulta insuficiente la capacidad de los sujetos conductores de la sociedad cubana para movilizar el apoyo y la confianza de la población en ellos, si no se hace común el debate sin ataduras a dogmas y esquemas inviables, si no se concreta cada vez más el protagonismo consciente-transformador-determinante de las masas en los diversos centros de trabajo del archipiélago nacional —según anoté tres años atrás en Cuba: avances, problemas y desafíos.
A la vez, resulta realidad palpable que nos queda un trecho nada despreciable en el combate a favor de Liborio. No me cansaré de enfatizar en una convicción, a saber: “¡Hay que concretar día a día 'la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado'! —según consta en la Constitución de la República de Cuba”. Ello, en parte, es todavía asignatura pendiente.
Paralelamente, Cuba en el Informe sobre desarrollo humano 2013 divulgado por Naciones Unidas que muestra los valores y las clasificaciones del Índice de Desarrollo Humano (IDH) para 187 países y territorios reconocidos por la ONU, clasifica en el puesto 59 y se encuentra entre los países con índice de desarrollo alto. Mediante el uso de datos y metodología actualizados, la clasificación de nuestra nación entre 2011 y 2012 se mantuvo en el mismo puesto y su valor del IDH incrementó un 0,002.
Otros datos del mismo Informe consignan que la Isla logró un progreso notable en desarrollo humano y un incremento de su valor de IDH, que pasó de ser 0,690 en 2000 a 0,780 en 2012. Esto se traduce en un incremento del 13 % en una tasa promedio anual de crecimiento del 1,02 %. Ello implica que el archipiélago caribeño continúa clasificándose por encima de Panamá y México, aunque su Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita es inferior a la mitad del INB de los países mencionados. La alta clasificación de nuestro país según su IDH, se ha logrado a lo largo del tiempo mediante altos niveles de inversión en salud y educación.
Además, el referido documento aclara lo siguiente: “A pesar de que es posible encontrar que en la edición 2011 del informe Cuba se encontraba en la posición 51 de 187 países ese año, es técnicamente incorrecto comparar valores y clasificaciones actuales con aquellos publicados en ediciones previas, ya que los datos necesarios para los cálculos del año en curso, y de los años anteriores, se actualizan por completo en cada nueva edición”.
Al respecto, sin embargo, debo significar que hemos de elevar la calidad justiciera de nuestra obra perfectible. Es impostergable la concreción creciente del principio de distribución con arreglo al trabajo. Ni por asomo debe acontecer lo sucedido alrededor de las cuentas pendientes.
En correspondencia con lo antes expuesto, a pesar de pesares, es un hecho que la Mayor de las Antillas edifica la dignidad plena de la persona.
¿Acaso será ocioso recordar que la educación, la salud, la cultura, la ciencia, el deporte… pasaron a patrimonio de cubanas y cubanos; que disfrutamos de bondades que ni siquiera son sueños para la inmensa mayoría de los habitantes del planeta Tierra; que avanza cada vez más el puntapié a la discriminación por color de la piel, sexo, orientación sexual, postura religiosa, percepciones filosóficas…; que tenemos hoy una esperanza de vida que ronda los 80 años, menos de cinco de mortalidad infantil por cada mil nacimientos vivos y carecemos de robo de infantes o tiroteos en instituciones estudiantiles, entre otros genuinos valores humanos —sin descartar deficiencias, como he manifestado en otras ocasiones?
No obstante, vuelvo a significar que para la perspectiva de la etnia cubana deviene pilar fundamental el concepto de Revolución formulado por el compañero Fidel expuesto el 1ro de mayo del 2000, particularmente sus tres primeras sentencias: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas”.
Simultáneamente, hemos de ser iluminados por la máxima martiana según la cual hay que tener fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud; y al mismo tiempo, tratar de construir una sociedad virtuosa.
Así, pienso que la familia en cada terruño puede y debe seguir siendo el núcleo principal en que se genere bondad, honradez, amor al prójimo, sentido de la responsabilidad ciudadana; que el Educador/a derroche tanto sabiduría y metodología como compromiso supremo en la formación integral de las presentes y futuras generaciones; que Directivos/as exhiban eficiencia, empatía y pulcritud sin par, ajena al burocratismo y la corrupción; que trabajadores/as revelen productividad en cada jornada laboral, sin dejar de aportar consideración alguna; que cubanas y cubanos hagamos del empeño por edificar una Patria Libre e Independiente, Próspera y Sustentable, la mejor manera de labrar en pro del Socialismo en la Isla.
Entretanto, cómo dejar de sentir orgullo al leer Juan Delgado, símbolo de la cooperación médica cubana en Brasil, Hombre del Año 2013 para diario `Brasil 247´. Es todo Gloria la calidad del denominado Capital Humano creado por la Revolución Cubana, al margen que tiene que traducirse todavía más en el quehacer cotidiano en nuestro Caimán Verde; su aporte a la nación es creciente y muy significativo desde el punto de vista económico. Lo que actualmente sucede es una extensión en otro contexto de otras páginas de solidaridad militante; careció de casualidad lo acontecido con Cuba en la despedida física del entrañable Nelson Mandela.
A esta altura —sin que ni por asomo haya sido nunca nuestro propósito—, todo lo que hemos realizado a lo largo y ancho del territorio nacional es prueba irrefutable del Internacionalismo Cubano. Verdad de Perogrullo es, entonces, que si Cuba en Revolución ha sido capaz de llegar hasta nuestros días soportando el más brutal sistema de agresiones Made in USA que incluyó el Sabotaje a La Coubre, asimismo lo es que nuestra capacidad de resistencia-creación deviene acicate en la lucha por la redención de los oprimidos en la Tierra, básicamente en el Tercer Mundo.
Grosso modo, con estos párrafos he pretendido reflejar los primeros 55 años de un proyecto/resultado que es/puede ser cada vez más participativo, justiciero, digno, virtuoso e inspirador de lucha en favor de la H
