Por Manuel David Orrio*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Sin lugar a dudas, los habaneros “Últimos Jueves” de la prestigiosa Revista Temas devienen momentos que incitan a pensar, tanto como las conferencias participativas de su homóloga católica Espacio Laical.


Ambos espacios de debates son, hoy por hoy, ejemplos de cuán posible es en Cuba una discusión serena de lo humano… y hasta de lo divino. Cada cual con su estilo y reglas, convocan a lo mejor de la intelectualidad cubana, ante un público de vigilantes neuronas y carencia de pelos en la lengua. Buena noticia, de paso: los jóvenes creadores agrupados en la Asociación Hermanos Saíz, así como la Unión de Periodistas de Cuba, ya crearon sus propios momentos para el buen meditar.

Lamentable, muy lamentable, sobre todo respecto a la televisión: la prensa de alcance al cubano de a pie parece “estar en la Luna” respecto a difundir o reseñar estos encuentros, lo cual me hace recordar un chiste: Napoleón, mientras arde en una caldera del Infierno, se dice - “si hubiera tenido al diario Granma, nadie se hubiera enterado que perdí la Batalla de Waterloo”.

“Temas”, tradicionalmente, recesa en diciembre. Pero para su “Último Jueves” de este enero anunció que pondrá a discusión “Problemas en la Historia de la Revolución Cubana”. Ofrezco, por tanto, algunas reflexiones anticipadas. Parte de éstas espero presentarlas en ese momento - Cronos me obligará al resumen. Entretanto, como lo pienso lo apunto.

¿“Problemas en la Historia de la Revolución cubana”, o en la Historia de Cuba? En ambas historiografías se observa parcialidad. Por buena o mala fe, incluso por ignorancia, parece normal arrogarse el derecho de imponer, inducir o exponer juicios sesgados, previa censura o autocensura de fuentes históricas.

El gran historiador criollo Julio Le Riverend (1) expresó en una de sus últimas apariciones televisivas que “el ciudadano tiene derecho a que le sea contada una Historia cierta”. Antes, y después de 1959, ¿consta general fidelidad al principio? Vayan dos ejemplos de infidencia: ocultamiento durante décadas de la masacre de los “Independientes de Color” y supresión de nombres como los de Rafael Del Pino y Álvaro Prendes. Ambos, desertores de la Revolución. Pero eso no obvia que, sin  sus memorias de pilotos de guerra, es incompleto el relato de la Batalla de Playa Girón, primera derrota militar de Estados Unidos en América Latina.

Es tiempo de abordar el cese de la censura historiográfica contra quienes aportan el “otro lado de la colina”, o crean una obra ¿después desautorizada por un “cambio de bando”? Un enfoque no oficial, incluso opositor, no significa necesariamente desapego a la verdad documentada. Cualquier humano desdice en presente cuanto hizo ayer; pero eso no borra su pasado, menos en Historia. Asimismo, la apertura incondicional de fuentes históricas, en tiempo razonable para la necesaria sedimentación de los hechos, ha de ser un deber establecido por Ley.

Dos casos para estudio: Rafael Del Pino y Álvaro Prendes, ¿desertores ineludibles?

El Gral. de División Enrique Carreras, el ex – Gral. de Brigada Rafael Del Pino, y el ex – Coronel Álvaro Prendes (e.p.d.), fueron los “ases” del combate aéreo en La Batalla de Playa Girón, 1961, sin desdoro del actuar de otros pilotos de la Revolución. Los tres desempeñaron altos mandos en la aviación militar cubana; Carreras, fiel a la Revolución, alcanza la categoría de leyenda.

Del Pino publicó “Amanecer en Girón”; desertó y huyó a los Estados Unidos en 1987, cercano a la jubilación militar. Prendes, jubilado desde por lo menos 1983, fue autor de “En el punto rojo de mi Kolimador” y “Piloto de guerra”, ambos éxitos de librería y el primero Premio del Concurso Nacional de Literatura “26 de Julio”, 1973, en el género de Testimonio. Marchó a los Estados Unidos, tras protagonizar en 1992 un show propagandístico auspiciado por Elizardo Sánchez Santa-Cruz, opositor anticastrista denunciado como doble agente de los servicios especiales estadounidenses y criollos.  La obra de Prendes se distingue por un fino humorismo, que ameniza el acto de “contar la historia” sin olvido del rigor.

El caso de ambos desertores - hoy “olvidados” por la historiografía criolla -   siempre me hace desear la presencia de una antípoda: párrafos atrás mencioné la frase “El otro lado de la colina”, que en realidad es el título de un libro del periodista e historiador militar inglés Sir Basil Henry Liddell Hart (2). Contiene las entrevistas que Hart realizó a varios de los vencidos mariscales y generales de la Alemania nazi. Obsérvese: el vencedor dialoga con el adversario derrotado, en busca de diversos puntos de vista sobre la conflagración, lo cual me induce a interrogar qué daño hay en publicar a historiadores o testigos “no revolucionarios”, previo prólogo esclarecedor de cuanto deba ser esclarecido.

¿Irrespetos cubanos?

El paradigmático historiador Manuel Moreno Fraginals (3) atribuyó el irrespeto criollo por la Historia a una pobre percepción del tempo histórico, nacida en el fundacional siglo XVII cubano. Si según el autor del clásico El Ingenio, la esperanza de vida al nacer de aquella Cuba era de sólo 25 años, ni soñar con que hubiera meditación sobre el propio pasado, ni transmisión generacional de la percepción histórica, ni creo que hoy ésta verdaderamente exista: poco más de medio milenio de existencia nacional no la entroniza ¿Hasta cuánto influirá semejante “herencia” en el modo de abordar la Historia? ¿Qué hacer para revertir esa tendencia?

Se han cambiado nombres de calles, incluso el de la Isla de Pinos (4), como si faltaran sitios “bautizables” para la inmensa obra revolucionaria. No se culpe a la Revolución: antes de 1959 pasaba igual. Recomiendo a Temas que halle y difunda la conferencia “El tiempo en la Historia de Cuba”, de Moreno Fraginals, publicada en 1994 por la Revista Credo, donde el gran historiador ahondó en este nacional irrespeto. Alguien debe de conservar una o todas de las tres “joyas” periodísticas que conformaron la publicación.  Por mi parte, presto a Temas, si quiere digitalizarlo, su último número. Contiene, entre otros, un actualísimo ensayo del economista Luis Marcelo Yera, y uno en el que Monseñor Carlos Manuel De Céspedes reflexiona, en tono intimista y bello, sobre el devenir patrio.

Datos para la Historia: la Revista Credo fue auspiciada por la Cátedra de Estudios Cubanos del Instituto Superior de Arte de Cuba. Publicó tres números de calidad excepcional, el último de los cuales data de octubre de 1994 (5). Sin embargo, manos misteriosas habrían liquidado su existencia, de seguir a un amigo que fue miembro de la redacción.

Por mis tiempos de “periodista independiente”, pero en verdad agente encubierto de la Seguridad del Estado cubano, publiqué una crónica donde me referí a la conferencia de Moreno Fraginals - “El tiempo en la historia de Cuba” – y las vicisitudes y frustración de la revista “Credo”. Se titula mi ejercicio “El retorno de Carlos III” (6).

“El crimen no paga”, se dice. Tergiversar la Historia, menos aún…

¿Cuáles son las consecuencias, para Cuba, de esta selectiva “amnesia” histórica? Pues repetición de errores o postergación inaceptable de medidas estratégicas para el proyecto socialista cubano, con costos incalculables para la Nación y para su futuro. Hoy se presenta como nuevo “extender las cooperativas a otras ramas de la producción y los servicios”. Pues bien, así como lo cito, fue parte de la olvidada estrategia de desarrollo económico hasta el 2000, que en ¡1985! aprobó el III Congreso del Partido Comunista de Cuba ¿Cuánto tiempo perdido?

Tal es el precio, el inmedible precio, razón por la cual es imperativo respetar la Historia, y sobre todo a quienes historian, más allá de filias o fobias. Martí, siempre Martí, nos enseña: “La historia universal no ha de construirse con arreglo a las creencias parciales y sectarias…sino como un reflejo leal de lo que el Universo dé de sí” (7).

NOTAS

1.-Julio Le Riverend.  http://www.ecured.cu/index.php/Julio_Le_Riverend

2. Sir Basil Henry Liddell Hart.

http://es.wikipedia.org/wiki/Basil_Liddell_Hart

http://www.quelibroleo.com/el-otro-lado-de-la-colina

http://www.casadellibro.com/libro-el-otro-lado-de-la-colina-ascenso... http://www.amazon.com/Other-Side-Hill-Grand-Strategy/dp/0330373242

3.-Manuel Moreno Fraginals.  http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Moreno_Fraginals

4.-Isla de Pinos, la segunda del Archipiélago cubano por su extensión geográfica, fue “rebautizada” como Isla de la Juventud, en parte por la marea de jóvenes cubanos y extranjeros que allí se becaron como internos para estudiar, en parte a propósito de la celebración de un Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Visto en distancia, ¿son razones de peso para borrar siglos de historia? Aún hoy, los nacidos en ese territorio no han hallado gentilicio para el “rebautizo”, y se siguen llamando a sí mismos “pineros”.

5.- “Credo”. Cátedra de Estudios Cubanos del Instituto Superior de Arte. Año 1. Número 3. Octubre de 1994. Según uno de los colaboradores de la revista, una edición facsimilar de los tres números publicados podría hallarse en la Biblioteca Nacional José Martí.

6.-El retorno de Carlos III. Manuel David Orrio.

http://www.cubanet.org/CNews/y98/feb98/11a1.htm

7.-Ramiro Valdés Galarraga. Diccionario del Pensamiento Martiano. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2012. Pág. 258

*Manuel David Orrio, economista y periodista cubano.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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