Ariel B. Coya - Foto: Ricardo López Hevia - Granma.- Una carrera alborotada y anárquica como este clásico ciclístico Camagüey-La Habana debía tener un campeón singular y sorprendente. Y el matancero Vicente Sanabria demostró estar hecho a la medida, al convertirse en la simpática sensación del giro, con sus 41 años recién cumplidos el pasado 16 de enero.
Cruzar por la meta final del evento, un reconocimiento para todos los participantes. Ver ganar a un cuarentón en el deporte siempre es edificante, porque plasma lo que valen el esfuerzo, la constancia y la experiencia; cuando muchos entrenadores, atacados por el "síndrome de Peter Pan", querrían que sus atletas nunca pasasen de los 30. A Sanabria, sin más, le habían dado de baja del equipo nacional de mountain bike por "viejo".
Se presentó reivindicativo y guerrero, incluso, antes de arrancar la carrera, cuando afirmó tener las fuerzas de un jovencito para imponerse y su autocomparación con Chris Horner, el añoso ganador de la Vuelta a España y el Tour de Francia, suscitó risas.
En el camino, sin embargo, la broma poco a poco dejó de parecer broma, y el yumurino justificó tenerlo todo para ir en serio: los años, el carisma, las dotes de escalador y la capacidad de resistencia.
No ganó ninguna de las ocho etapas, cierto. Pero supo hacer lo necesario para vencer en el momento justo. Anduvo listo al sumarse, con un arreón, a la kilométrica fuga que convulsionó la clasificación en Sancti Spíritus, tras la contrarreloj de Morón. Y luego, en la montaña, no le tembló el pulso en el tortuoso ascenso a Topes de Collantes, donde los favoritos Arnold Alcolea y Yenier López intentaron un ataque imposible. De ahí en lo adelante, vestiría el maillot aurinegro de líder hasta el último día.
"Este es el triunfo más importante de mi carrera. Me preparé, no como hubiera querido, pero salió el resultado y estoy muy contento. Hay Sanabria para rato", expresó emocionado, tras el arribo de la caravana multicolor al Prado habanero.
La hazaña de Sanabria no debería hacernos olvidar la proeza del joven artemiseño Balmaseda (20 años), que usaba pañales cuando el matancero tenía edad suficiente para ser un ciclista hecho y derecho, y emuló su gesta. Ni la de sus equipos: Matanzas terminó ubicando a dos hombres en el podio y Artemisa, sin un referente en sus filas como Yasmani Martínez —no tomó la largada por motivos de salud—, fue el mejor elenco prácticamente de principio a fin.
Tampoco empequeñece la talla del santiaguero Arnold Alcolea, el bicampeón de la Vuelta a Cuba (2009 y 2010), quien, ya sin opciones de luchar por el liderato individual, sacó a relucir la voracidad típica de los campeones para agenciarse los restantes premios a su alcance, en la clasificación por puntos frente al panameño Fernando Ureña, y ante Yenier López en la montaña.
El gran triunfador de la carrera, no obstante, fue el propio ciclismo, que demostró una vez más tener una química especial con el público, al llegar (al menos de pasada por un breve instante) a muchos de esos pueblitos donde ningún otro espectáculo deportivo llega.
Mirando la estela dejada por este clásico, el mensaje parece claro: la Vuelta a Cuba reclama estar de vuelta.
Clasificación general individual: 1- Vicente Sanabria (MTZ), 20:54:39 horas; 2-Yasmani Balmaseda (ART), a 38 segundos; 3- Yordenis Crespo (MTZ), a 1:51 minutos. Por puntos: 1-Arnold Alcolea (SCU), 28 puntos; 2- Fernando Ureña (PAN), 26; 3-Yasmani Estupiñán (MTZ) y Onel Santa Clara (GTM), 17. Montaña: 1- Arnold Alcolea (SCU), 26 puntos; 2- Yenier López (GTM), 23; 3- Vicente Sanabria (MTZ), 12. Por equipos: 1-Arte-misa, 65:46:34 horas; 2-Matanzas, a 10:41 minutos; 3- Pinar del Río, a 14:58. Mejor sub-23: Yasmani Balmaseda (ART).
