Yenli Lemus Dominguez - AIN.- La permanencia de Mariam Melisa Pedroso Betancourt en Por una sonrisa, proyecto comunitario de esta ciudad, reafirma el respeto a los derechos de los niños con síndrome de Down en Cuba, y valida a las artes como incentivo de la calidad de vida humana.
La infante de 11 años de edad -que nació con alteraciones cromosómicas- se incluye junto a su hermana menor María Carla entre las fundadoras del taller que a inicios del año 2013 surgió ante necesidades identificadas por instructores de arte de la Brigada José Martí, en el consejo popular Naranjal.
Jesús Grasso, director del proyecto, explicó que también niños con problemas de coordinación física, principios de hiperactividad, o simplemente pequeños que desean divertirse y aprender mediante las diversas manifestaciones creativas, interactúan, con igualdad de posibilidades, en el grupo.
Aprendo a bailar, a cantar, y me gusta mucho jugar con los otros niños, afirmó Mariam Melisa a la AIN, en referencia a las acciones que realiza en el proyecto, escenario donde enriquece los conocimientos que adquiere en la Escuela Especial Franklin Gómez, en la ciudad de ríos y puentes.
Según Dianelis Betancourt Falcón, madre de Mariam Melisa y María Carla, son arte y recreación efectivas maneras de desarrollar habilidades; solo con el vínculo social, quienes se sienten física y psicológicamente diferentes a los demás, pueden elevar su autoestima, y sentirse útiles.
Como complemento al trabajo con los más de 115 niños que lo integran, Por una sonrisa gestiona la orientación a los padres, mediante encuentros con expertos del sector de la salud, la educación y la cultura, con asesoría de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Juan Marinello.
Según expertos, el síndrome de Down constituye un trastorno genético humano caracterizado por la existencia de un cromosoma extra en el par número 21, patología ante la cual en Cuba, se promueven prácticas de estímulo al apoyo familiar y la integración social.