Lisandra Fariñas Acosta - Granma.- No podía ser más previsor el eminente científico cubano Carlos J. Finlay, cuando en 1898, alertaba: “…para liberar a la isla de Cuba de las dos plagas más terribles que azotan su suelo, habría, pues, que declarar guerra sin tregua al mosquito…”


Más de un siglo después, la sentencia sigue siendo conclusiva. La vigilancia y lucha antivectorial es hoy un componente decisivo de los sistemas sanitarios, para la prevención y control de las enfermedades transmitidas por vectores; que constituyen un creciente problema de salud mundial, incrementándose de forma alarmante su incidencia y ampliando su extensión geográfica.

De ahí que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya escogido como tema central para la celebración del Día Mundial de la Salud, el 7 de abril próximo, la lucha contra los vectores, bajo el lema “Protégete y protege tu entorno de los vectores que transmiten enfermedades: pequeñas picaduras, grandes amenazas”.

Estadísticas de la OMS evidencian que precisamente estas enfermedades impactan significativamente en la región de las Américas, siendo la malaria, el dengue, la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis, la filariasis linfática (elefantiasis), la esquistosomiasis, y la ceguera por tracoma las de mayor incidencia.

Se definen como enfermedades transmitidas por vectores, a aquellas infecciosas propagadas por algunos organismos como por ejemplo insectos y caracoles, que transportan virus, parásitos y bacterias a humanos.

Asimismo, la OMS alerta que representan una alta carga de morbilidad y mortalidad para las personas, sus familias y las comunidades, especialmente en los países más pobres, causando ausentismo escolar, empeoramiento de la pobreza, un impacto negativo en la productividad económica y altos costos y sobrecargas de los sistemas de salud de los países.

Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, casi toda la población de la región, 35 países en total, a excepción de Canadá y Chile continental, convive por ejemplo, con el mosquito Aedes aegypti, capaz de transmitir los virus del dengue, chikungunya y fiebre amarilla.

Si bien hasta los años 70 las epidemias de dengue se reportaban solo en nueve países, la mayoría del sudeste de Asia, durante las últimas décadas, América Latina se ha convertido en la región con las cifras anuales reportadas más altas del mundo.

Cuba, por tanto, no escapa a la amenaza que constituyen los vectores, y por ello cuenta con un programa nacional de vigilancia y lucha antivectorial.

La doctora Ileana Morales, de la dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio de Salud Pública, expuso en conferencia de prensa la situación actual de los vectores en nuestro país y sus riesgos.

Al respecto, apuntó que los principales factores que incentivan su incremento están relacionados con las modificaciones en el clima, las cuales propician cambios en los periodos de mayor infestación y el aumento de depósitos no seguros, producto de las irregularidades en el abasto del agua. Asimismo influyen la infraestructura habitacional y sanitaria inadecuada existente, consecuencia de la urbanización no planificada y el crecimiento de depósitos artificiales debido al mayor cúmulo de desechos sólidos.

El Programa Nacional de Vigilancia y Lucha Antivectorial, explicó la especialista, tiene una cobertura universal, pues se lleva a cabo en el 100% de las viviendas, locales y terrenos baldíos del país, durante todo el año. Tiene carácter preventivo, pues se dirige a evitar la formación y reproducción de focos, así como destruir los que se encuentren.

La doctora Morales puntualizó además que el programa cuenta con atención especializada e integral a instituciones de salud, educación y turísticas, con tráfico internacional.

Sobre la situación actual del mosquito Aedes aegypti en Cuba, la especialista informó que el 2013 fue el año con menor índice de focalidad del último quinquenio.

No obstante, indicó, el 32 % de los municipios del país entre estos Pinar de Río, algunos de La Habana, Santa Clara, Cienfuegos, Trinidad, Morón, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Camagüey, Las Tunas, Bayamo, Santiago de Cuba y Guantánamo, y el 36 % de las áreas de salud, están consideradas como alto riesgo de infestación.

Más del 85 % de los focos se detectaron en las viviendas y los centros de trabajo, la mayoría en depósitos factibles de prever o controlar con las acciones del autofocal, como los tanques de agua.

La doctora Morales llamó la atención sobre la necesidad e importancia de la inspección de la vivienda y el autofocal familiar y laboral, así como las acciones de vigilancia en los lugares más vulnerables, y los tratamientos para evitar que aparezcan nuevos focos.

Eliminar el vector de la vivienda, el centro de trabajo y sus alrededores es la vía más eficiente de evitar la propagación de enfermedades, y en ello tienen un peso las acciones que realicen los moradores junto al sistema de salud pública.

De la misma forma es indispensable que otros organismos realicen un trabajo consensuado, responsable y sistemático. Comunales, Aguas Negras y Acueducto tienen una cuota representativa en el enfrentamiento al vector y en la destrucción de otros posibles criaderos, como pueden ser los microvertederos —fuente de proliferación de este y otros vectores—; así como la reparación de calles y salideros, tanto de agua potable como albañales.

La clave del éxito de la campaña antivectorial está en el esfuerzo de todos en la comunidad y del sector estatal (entiéndase cada centro de trabajo, con sus cuadros al frente), la disciplina y estabilidad en los chequeos y la supervisión para la correcta detección de los focos de Aedes, junto a la cooperación de los diferentes organismos de masas y estatales.

Aumentar la percepción de riesgo de la población, que debe saberse responsable de su salud en primera instancia, es aún una tarea pendiente. No existe un medicamento disponible para combatir el virus del dengue. En las acciones de prevención y control, está el camino a seguir.

El Aedes aegypti es capaz de transmitir los cuatro diferentes serotipos del virus (DENGV – 1, 2, 3, 4) y se encuentra plenamente adaptado a las condiciones urbanas. Se pueden dar casos de reinfecciones con los diferentes serotipos y dependiendo de la secuencia del virus involucrado, la frecuencia y las condiciones al momento de la reinfección, el dengue puede presentarse con síntomas hemorrágicos graves que de no ser tratados adecuadamente, pueden llevar a la muerte.

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