Nubia Piqueras Grosso – Prensa Latina.- A la sombra de árboles tropicales y en lo alto de una colina desde donde se vislumbra la capital cubana, está Finca Vigía, lugar de residencia en Cuba del escritor estadounidense Ernest Hemingway entre 1940 y 1960.


Una valiosísima colección de 23 mil piezas, entre cartas y documentos originales, libros, fotografías, notas y objetos personales del autor de El viejo y el mar (1952) atesora la casa-museo, enclavada a más de 12 kilómetros del centro de la capital cubana, en el habanero poblado de San Francisco de Paula.

Patrimonio que hoy renace gracias a la colaboración de especialistas cubanos y estadounidenses, quienes durante más de una década han puesto a buen resguardo el 90 por ciento de los manuscritos de Hemingway, y otras piezas de su papelería como cuentas de bares, recetas y el telegrama donde le notifican su Nobel de Literatura en 1954.

"Cuba y Estados Unidos pueden trabajar juntos y lograr cosas maravillosas como evidencia este proyecto", aseguró el congresista estadounidense James McGovern, tras la reciente renovación del Acuerdo de Colaboración entre el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y Finca Vigía Foundation.

Yo sé que Obama (Barack) y otras personalidades de Estados Unidos están al tanto de esta iniciativa que une a nuestros pueblos, en tanto Hemingway trasciende la política, por eso confío en que la continuación de este acuerdo abra las puertas a una mayor colaboración en otros campos, precisó.

McGovern, quien garantizó la autorización gubernamental para la materialización del proyecto en 2002, expresó que resulta un privilegio contribuir al desarrollo de una idea tan noble como mantener vivo el legado del autor de Por quién doblan las campanas (1940).

El legislador demócrata agradeció la labor esforzada de Cuba por preservar y promover la obra del "Papa" en estos 11 años de colaboración, donde resulta increíble todo lo que se ha hecho en materia de conservación, acotó.

Durante varios años la casa estuvo en riesgo de derrumbarse, lo que provocó que cubanos y estadounidenses aunaran voluntades para preservar el inmueble casi igual a como lo dejó Hemingway.

Al menos una decena de cabezas de animales disecados cuelgan sobre las paredes como símbolo de su ferviente entusiasmo por la cacería en sus zafaris por África.

Mientras, en la mesa de una sala de espera están las botellas de licor consumidas a la mitad tal y como las dejó hace más de cinco décadas. Todavía se alcanzan a leer apuntes en las paredes del baño donde el Premio Pulitzer (1953) registraba diariamente su peso, presión arterial y pulsaciones.

Estoy segura que mi abuelo (Maxwell Perkins, editor de Hemingway) estaría muy complacido con lo que estamos haciendo aquí, y esta rúbrica significa el inicio de una nueva etapa de fuerte trabajo conjunto entre las autoridades cubanas y nosotros, expresó la presidenta de Finca Vigía Foundation, Jenny Phillips.

Al respecto, el viceministro cubano de Cultura, Fernando Rojas, agradeció a todas las personas que en Estados Unidos han tenido la voluntad de mantener esta colaboración por más de una década.

Afirmó que la iniciativa servirá para que más cubanos conozcan la obra del Premio Nobel de Literatura y su rico patrimonio, pero también para que los jóvenes de la isla lean la gran literatura de Estados Unidos, y los de ese país la nuestra.

Este proyecto permitirá que nuestros pueblos mantengan el extraordinario tesoro que es la colaboración cultural, acotó.

En noviembre de 2002 tuvo lugar en Finca Vigía, la rúbrica oficial entre el Social Science Research Council y el Consejo Nacional de Patrimonio para preservar libros y documentos resguardados en la propiedad.

Ocho años después, en 2010, Finca Vigía Foundation y la institución cubana firmaron la primera renovación del contrato de colaboración, que resulta uno de los primeros en rubricarse entre Cuba y Estados Unidos después del triunfo revolucionario de 1959.

Donada al Gobierno cubano en 1961 por la cuarta y última esposa de Hemingway, Mary Welsh, poco después de confirmarse el suicido del también periodista en Idaho, Finca Vigía resguarda la colección más grande del escritor de Adiós a las armas (1929), entre cuyos objetos destaca su yate Pilar.

La colección también incluye el seguro de la camioneta Plymouth 1941 y su permiso local de armas de fuego, a la que ahora se suma otro documento donado por Finca Vigía Foundation: un facsímil de la nota enviada por Hemingway a su amigo Paulín Pfeiffer, donde comenta que inició la escritura de la novela Por quién doblan las campanas en el capitalino Hotel Sevilla.

El pasado febrero miles de papeles escaneados de cuando Hemingway estuvo en Cuba se hicieron públicos en la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy en Boston.

Documentos que revelan pasiones y algo más

Un lote digitalizado con manuscritos de toda índole, desde itinerarios de viajes hasta crónicas de huracanes sazona el peculiar archivo "hemingwayano", al cual pueden acceder por primera vez los investigadores a través de esa institución estadounidense.

"Este material refleja la existencia diaria de Hemingway en Cuba. Permite una mirada muy personal a su vida", destacó Susan Wrynn, curadora de la Kennedy Library.

Entre los más de cinco mil 500 documentos inéditos del "Papa", la mayoría mensajes privados y cartas, sobresale una nota confidencial dirigida a Ingrid Bergman, donde le solicita encarnar a la María de su famoso texto Por quién doblan las campanas. Al parecer al novelista le gustó la interpretación de la actriz sueca en Casablanca, y a su vez la Bergman no pudo resistirse al pedido, pues protagonizó junto a Gary Cooper la versión fílmica de la célebre novela.

El patrimonio de la casa-museo incluye, además, trofeos de caza, discos, armas, fotos, un viejo Chrysler-55 y más de nueve mil libros, de los cuales una quinta parte contienen anotaciones manuscritas y apuntes para cartas y textos, entre otros muchos documentos, ropas, equipos electrodomésticos y objetos, incluso de decoración.

Una primera serie de archivos fueron enviados en 2008 a la Biblioteca JFK, que guarda la que se considera la mayor colección sobre la vida y obra del escritor estadounidense, con el 90 por ciento de su material manuscrito, más de 100 mil páginas y 10 mil fotografías.

En esa primera oleada se incluyeron materiales de gran valor como pruebas corregidas de su libro Por quién doblan las campanas y párrafos de El viejo y el mar con arreglos.

Pero más allá de su estancia y amor a esta isla que alguna vez describiera como "larga, hermosa y desdichada", el valor real de estos documentos radica en la textura de lo diario, en la forma en que ayudan a redondear la imagen sobre Hemingway, al decir de Sandra Spanier, editora general de Hemingway Letters Project.

 

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