Hablamos con Patricia Rodríguez Alomá, Directora del Plan Maestro para la Revitalización Integral de la Habana Vieja, sobre la restauración del Capitolio, la recuperación de la Bahía, el modelo económico que permite los ingresos para la reparación de edificios, la cooperación internacional y muchos otros temas.

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- ¿En qué está trabajando en estos momentos la Oficina del Historiador de La Habana?

- Estamos en un proceso de reestructuración de la Oficina, atemperado a todos los cambios del país, a partir de la implementación de los Lineamientos del Partido y la Revolución, que son los que van dando la pauta para una gran reforma que está desarrollándose en el país, en lo institucional y en lo económico. La Oficina del Historiador se ha estado reestructurando internamente durante el año pasado, para hacer un giro en los métodos de trabajo.

La Oficina, en su día, comenzó a trabajar de una forma muy particular, de manera autofinanciada, descentralizando los temas económicos, y yo pienso que por eso ha habido resultados importantes. Fuimos como un laboratorio de lo que ahora se está empezando a implementar a nivel general, nacional, y estamos cerrando ese ciclo con una mejor organización. Es decir, todo lo que es nuestro sistema empresarial va a salir de la propia Oficina del Historiador.

- ¿Cómo se establecen las políticas de desarrollo de la zona o ámbito de trabajo de la Oficina del Historiador de La Habana?

- El Plan Maestro de Revitalización Integral de La Habana Vieja es el encargado del dictado de esas políticas, y ahora la Oficina quedará como una entidad que garantice, por una parte, todo lo relativo a la cultura y a la administración de la cultura, y además la atención social, es decir, la cobertura social de grupos vulnerables.

La Oficina, de este modo, se separa del sistema de empresas estatales que, por otro lado, van a seguir financiando la obra restauradora, pero con otra forma de administración. Con esta separación habrá más claridad en cuanto a las funciones y responsabilidades de cada cual. Esto no reducirá el esfuerzo en cuanto a recursos para la restauración, al contrario. Nos estamos reestructurando para continuar la obra rehabilitadora, y además en edificaciones realmente complejas, grandes.

-¿Cuáles con las principales áreas donde están trabajando?

- Últimamente hemos estado trabajando una serie de edificaciones muy importantes sobre la Avenida del Puerto, que es la que da a la Bahía de La Habana. Han constituido un gran reto, porque es un tipo de estructura totalmente diferente a la que hemos trabajado hasta ahora. Estamos acostumbrados a un patrimonio de siglos anteriores, de piedras de cantería, techos de madera, tejas, etc. Y ahora ya nos adentramos en otro mundo, con estructuras de los servicios de un puerto que ahora se está desmontando. Este desmontaje empezó hace un tiempo, y ahora el proceso se está acelerando, con la mudanza de la actividad de carga y descarga desde esta Bahía de La Habana hacia el Puerto de Mariel, una decisión estratégica, de desarrollo, del país. De esta manera se libera la Bahía de La Habana, con un potencial extraordinario.

- ¿La Bahía de La Habana se va a desarrollar con un interés más turístico y menos industrial?

- Eso es. La industria desaparecerá prácticamente en su totalidad. La Bahía de La Habana es una zona muy compleja, con una gran superficie dedicada a puerto de carga y descarga, puerto de mercancías. Todo eso se traslada al Mariel. Antes tenía una central termoeléctrica, ahora cerrada, y hay una refinería que también tendrá que cerrar en su momento, aunque todavía no. Y ahí ya están quedando una serie de terrenos importantísimos.

Otra obra que acabamos de inaugurar muy recientemente, que para nosotros ha sido paradigmática, es el Teatro Martí, un teatro precioso, una joyita que hemos tardado muchos años en restaurar, porque debimos trabajar muy cuidadosamente y, además, porque se incorporó la tecnología del teatro contemporáneo, con la intención de que pueda ampliar su repertorio y su programación.

- Llevaba 40 años cerrado ese teatro...

- Sí, llevaba unos cuarenta años cerrado. En los últimos dos o tres años se aceleró la restauración, como digo muy cuidadosa, por todo su mobiliario, y por la parte que no se ve del teatro, toda la tecnología con la que se ha equipado para tener un repertorio muy variado.

- El Plan Maestro de Revitalización Integral de La Habana Vieja lleva a cabo cerca de cien obras de rehabilitación en estos momentos, simultáneas. Una de ellas, muy emblemática, es la del Capitolio, que será el futuro Parlamento de Cuba.

- Es la obra estrella de este momento, por todo lo que significa. Y hay otras obras importantes ahí, en ese territorio. El Prado es otro sector importante, que se ha venido beneficiando con acciones de la Oficina del Historiador y del Gobierno de la Ciudad también. Pero, claro, con el Capitolio nacional tenemos un compromiso enorme: con la cultura del país, porque es un edificio emblemático, y además porque entre sus nuevas funciones está la de albergar la Asamblea Nacional del Poder Popular, es decir, el Parlamento cubano.

Eso le da una significación mucho mayor, que traerá aparejadas una serie de obras muy importantes en todo el perímetro. De hecho, un edificio vecino, el Gran Teatro García Lorca, sede del Ballet Nacional de Cuba y emblema de la nación, está siendo restaurado también muy cuidadosamente, en ese caso con recursos del Ministerio de Cultura, pero asesorados por la Oficina del Historiador. Y así una serie de edificios en los alrededores que se transformarán en hoteles, pero ya no administrados por nuestra Oficina, sino por entidades cubanas relacionadas con el Ministerio de Turismo.

- En el exterior se conoce poco la labor gigantesca de restauración de La Habana, que está financiada en gran parte con los ingresos del turismo que entran en las entidades estatales (hoteles, cafeterías...) Es decir, no existe un empresariado que se llena los bolsillos con ello, sino que los beneficios van directamente a cubrir un fin social de enorme envergadura...

- Así es. No nos gusta hablar de un proyecto o un plan de restauración o de rehabilitación, nosotros hablamos de un plan de desarrollo integral, que implica diversas dimensiones: la cultura es el motor de ese desarrollo, pero también están la dimensión económica, medioambiental, social... A partir de ahí es interesante que se conozca que ese sistema empresarial del que hablábamos ahora se desprende de la Oficina, pero sigue siendo responsable de aportar los recursos -nunca suficientes- para la recuperación de los inmuebles y de la cultura, y también para la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía que allí habita. Aunque nos falta muchísimo por hacer, lo que se ha hecho fundamentalmente ha sido con recursos propios. Ha habido cooperación internacional, que se agradece muchísimo, porque te permite multiplicar los proyectos, sobre todo de corte social, que es donde esta cooperación incide fundamentalmente. Pero debemos subrayar que un 10% de los recursos que se aplican en la rehabilitación de La Habana Vieja proviene de la cooperación, y un 90% lo pone Cuba a través de los ingresos de su sistema empresarial, que aporta los recursos en moneda libremente convertible. Y el Estado cubano, a través de su presupuesto, también aporta mediante la moneda nacional. Recordemos que en Cuba aún existe una dualidad monetaria y cambiaria, algo en lo que se esta trabajando muy duro para eliminarse, ya que implica mucha complejidad a la hora de sacar las cuentas en las inversiones. Es algo en lo que se está trabajando, de manera estratégica, en aras a un salto en la economía cubana, que se está transformando de manera muy seria. De hecho, existe una Comisión de Implementación de los Lineamientos del Partido y la Revolución que está trabajando con mucho rigor, y se esperan aún cambios más importantes.

- El impacto de estos cambios en la labor de la Oficina del Historiador es importante. Por ejemplo, hay una incorporación del sector no estatal a la propia obra social de La Habana Vieja, con microempresarios o cuentapropistas aportando fondos a la labor social...

- Como entidad que dicta las políticas de desarrollo, siempre hemos hablado de una economía que sea diversa y heterogénea. Por ello, vamos a seguir teniendo un sistema empresarial estatal, que financie la obra rehabilitadora. Pero, ahora, además, aparecen una serie de aliados estratégicos desde lo no estatal, y debemos dar espacio a la ciudadanía para que participe en el gran proyecto, en esa obra titánica que, aunque nos cuesta enorme esfuerzo, llevamos adelante con todo el amor del mundo. Que se sumen estos nuevos aliados es muy importante. Porque “muchos pocos” hacen mucho. Y está apareciendo la figura de un emprendedor o emprendedora con espíritu solidario, con esos valores que caracterizan al pueblo cubano, con ese “gen” de solidaridad tan nuestro.

En La Habana Vieja hay pequeños emprendedores que han creado, con sus propios recursos, escuelas de formación del oficio al que ellos se dedican. Hay un estilista, por ejemplo, que ha creado una escuela donde enseña los trucos del estilismo. Pudiera resultar contradictorio, porque está formando a su “competencia”, pero es que no se ve como competencia, él ve que le está dando posibilidades a otro joven, está ayudando a formar a jóvenes para que se ganen la vida, para que se queden en Cuba, trabajen en Cuba, ofrezcan servicios y colaboren con la economía del país.

Lo principal que tiene que cambiar en Cuba es la mentalidad. Ahora, con el incremento del sector no estatal, se incrementan los ingresos vía tributos, vía imposiciones fiscales, y en este sentido nos estamos pareciendo mucho más al resto del mundo. Debemos insertarnos en ese mundo, dentro de lo diverso que es y sin renunciar a determinados principios fundamentales en los que nos hemos mantenido durante tantos años.

- Apuntabas acerca de la importancia que tiene también la colaboración internacional. En Europa, tenéis una intensa colaboración con instituciones y ONGs, como es el caso de la Fundación Tecnalia del País Vasco...

- Esa relación ya tiene sus años, y es una colaboración muy estratégica. Colaboramos en temas de vanguardia, por ejemplo, un programa informático para jerarquizar las necesidades de rehabilitación y para tomar decisiones sobre el patrimonio habitado pero con un alto grado de deterioro. Nos sirve para definir parámetros con los que decidir qué edificios intervenir y reparar primero. Llevamos a cabo un proyecto de colaboración, donde participaron especialistas cubanos y especialistas de Tecnalia, y se logró un instrumento utilísimo que es lo nos va a permitir convencer a los decisores, a las autoridades, sobre qué presupuestos propios destinar para un programa de emergencia -que es como le llamamos-. Los centros históricos viven, en general, no sólo en La Habana, no sólo en Cuba, una situación de emergencia “de baja intensidad” –esto es como los conflictos armados–. Es como si tuvieras no el gran desastre de un potente huracán, sino pequeños desastres de todos los días. Entonces ¿cómo cortar ese círculo vicioso que genera más deterioro? Ese instrumento nos ayuda a tomar decisiones y sobre todo a convencer a los decisores que sí se puede frenar y revertir ese proceso.

También colaboramos en laboratorios de patologías, que son importantísimos, porque cuando haces una evaluación de rehabilitación de estructuras antiguas, te encuentras con sorpresas. Quizá habías presupuestado una cifra y esta se multiplica por tres, debido a fallos estructurales no previstos. Y en un proyecto para personas vulnerables y con necesidades especiales, para facilitar la accesibilidad a personas débiles visuales, ciegos y personas que necesitan locomoción especial. Es decir, la cooperación que hemos desarrollado con Tecnalia toca puntos muy sensibles y a la vez estratégicos de nuestros planes. Con los vascos nos entendemos rápidamente. Hay una afinidad que nos une, una mutua simpatía que ayuda mucho al rápido entendimiento.

Eusebio Leal, nuestro jefe, el Historiador de la Ciudad, un sabio, un humanista, un “hombre del Renacimiento” –como le dicen– siempre ha dicho que en la cooperación convergen siempre dos seres humanos, una mas carenciado y otro que puede ayudar, pero que se crea una relación de nuevo tipo entre esas dos partes que ayuda a enriquecer a ambas.

Entrevista: José MANZANEDA
Transcripción: Mónica OPORTO

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