En fecha reciente circuló la noticia de que la Aldea Taína estaba en peligro de desaparecer. Algunos reportes indicaban que la obra, concebida en el centro turístico Guamá por la escultora Rita Longa, ha ido cediendo a la par del deterioro de la isla artificial donde se asienta.

Ventura de Jesús García Gutiérrez - Granma.- En fecha reciente circuló la noticia de que la Aldea Taína estaba en peligro de desaparecer. Algunos reportes indicaban que la obra, concebida en el centro turístico Guamá por la escultora Rita Longa, ha ido cediendo a la par del deterioro de la isla artificial donde se asienta.


La Aldea Taína y las islas artificiales embellecidas por encantos naturales que se conocen con el nombre de Guamá, constituyen una de las principales atracciones turísticas de esta región, visitada anualmente por unos 100 000 excursionistas que optan por el turismo de naturaleza y el exclusivísimo paseo en lancha hasta el centro recreativo.

BUSCANDO EVIDENCIAS

Con el propósito de ampliar la información y conocer sobre el posible desenlace de este “contratiempo”, Granma se personó en el centro recreativo Guamá, sitio que se explota con fines turísticos desde hace más de medio siglo.

Apenas diez minutos son suficientes para surcar a bordo de una pequeña embarcación las tranquilas aguas de la Laguna del Tesoro, desde el lugar conocido como Boca, a unos ocho kilómetros de Guamá. En la travesía resaltan los encantos naturales de la zona, razón principal que dio origen a este proyecto turístico.

La empalizada de palma jata que servía como muro de contención, ya es casi inexistente. Foto: / Foto del autor

Las evidencias constatan lo anunciado. Es verdad que existe un descenso de la superficie artificial de las islas, algo más visible aún en la Aldea Taína. En los cimientos que sostienen a las esculturas, algunas ya agrietadas, se nota el desnivel sobre la altura original.

A simple vista se aprecian además los daños ocasionados por las embarcaciones en las márgenes de las islas y a una empalizada de Palma Jata que servía como muro de contención, ya casi inexistente.

Para Omar Pérez, quien trabajó allí como custodio por los años 70 del pasado siglo y se encontraba de visita ese día en el centro, el desgaste provocado por las olas de las lanchas es algo letal. “Las aguas descarnan la orilla y van achicando la isla poco a poco. En aquellos tiempos no se echaba a ver porque la Villa disponía de una brigada de mantenimiento, que incluía los servicios de una grúa-draga, y rellenábamos la superficie con turba frecuente- mente. Este tipo de instalación requiere de mantenimiento constante, pues de lo contrario desaparece”.

William Urra Lima, director de la unidad náutica, apunta que, con el propósito de disminuir ese impacto, desde el 2005 se sustituyeron los barcos de fibra de vidrio por pequeñas lanchas. “Los motores de estas embarcaciones desplazan un volumen menor de agua por encima de los bordes de las islas y en su retorno apenas arrastran la turba hacia el canal. Esa medida redujo el deterioro”.

Aun así, según Berto Rodríguez, quien actualmente es jefe de salón en el restaurante Abey y trabaja allí desde hace más de 20 años,  la situación se torna compleja. “Aquí todos los años realizan acciones para mejorar el centro, como el mantenimiento a los caminos peatonales, al interior de las habitaciones y en el área de la cocina; pero eso no basta. Esto demanda de una inversión superior para ponerlo a salvo. Es una joya que no se puede perder”.

GUAMÁ NO SE ESTÁ HUNDIENDO

Orelvys León Abréu, subdirector comercial de la Empresa Integral Turística Ciénaga de Zapata, a la cual pertenece la UEB Boca-Guamá, sostiene que Guamá no se está hundiendo.

Explica, sin embargo, que Inmobiliaria del Turismo no realiza trabajos de conservación allí desde hace unas tres décadas. Y esa ausencia de mantenimiento, condición indispensable para brindarle garantía de perpetuidad a cualquier obra, provocó que las islas artificiales perdieran relleno poco a poco, sobre todo en la capa de arriba que es mayoritariamente de turba, fenómeno más manifiesto en el lugar donde se encuentra la Aldea Taína.

La falta de mantenimiento a lo largo de tanto tiempo se debió, de acuerdo con Orelvys, a no contar con una grúa-draga sobre patana desde la cual pudiera extraerse la turba de la laguna y luego exponerla al sol hasta secarla. “Es un proceso complejo y costoso, pues del total de ese material apenas se aprovecha el 20 %. Luego hay que verterlo en las islas”, precisó.

Nadiesdha Santamaría Rodríguez, directora de la UEB Boca-Guamá, notifica, por su parte, que en estos momentos preparan las bases de un proyecto inversionista sujeto a la aprobación del MINTUR para concretarlo en el 2015, y el cual procura restituir esencialmente la antigua barrera de protección y el relleno de las islas, lo que por consiguiente pondría a salvo a la Aldea Taína, cuyas esculturas exigirán para entonces de mantenimiento en sus bases o cimientos.

“Existe un problema real que es de deterioro y que requiere lo más pronto posible de una inversión capital, eso está claro”, subrayó luego de admitir que se trata de una responsabilidad compartida con Inmobiliaria del Turismo, como dueña del inmueble, y la cadena hotelera Cubanacán, entidad que explota la instalación.

“Ese es nuestro producto estrella, un destino único, el mejor gancho comercial. Desde el punto de vista turístico, salvar Guamá es salvar a la Ciénaga de Zapata”, comentó por su parte Orelvys.

Afortunadamente, según aseguró Jorge Sagarra Almenares, director de la Empresa Integral Turística Ciénaga de Zapata, la mencionada grúa ya se encuentra en la provincia y está siendo acondicionada por fuerzas especializadas. En un breve tiempo debe estar lista para colocarse dentro de Guamá y comenzar los trabajos de mantenimiento al lugar, dijo.

Otra buena noticia es que los trabajadores de la Empresa Forestal Integral de Ciénaga de Zapata están contratados para restituir la antigua empalizada que antaño servía de muro de contención a ese complejo turístico. Pablo Bouza Rodríguez, director de esa entidad, adelantó que además reforestarán el entorno con especies autóctonas de la zona y que por sus características evitan la pérdida del relleno vertido en las islas.

SALVAR LA ALDEA TAÍNA

El historiador de la Ciénaga de Zapata, Julio Amorín, ha mostrado su preocupación durante mucho tiempo por el estado de Guamá y especialmente de la Aldea Taína. “Hemos alertado reiteradamente, en diversos escenarios, sobre las inadecuadas condiciones de este lugar y que constituye una amenaza por lo que pudiera restar al patrimonio y a la cultura en general”, comentó.

Sobre el particular, Mayra Hernández de León, directora de la Oficina de Monumentos y Sitios de Historia en la provincia, significa que la preservación de objetos declarados valores culturales de la nación es una obligación jurídica que contraen todos aquellos que los poseen dentro de sus propiedades, sean personas naturales o instituciones. Insiste la funcionaria que la delegación de Monumentos del municipio de Ciénaga de Zapata ha advertido en varias ocasiones a Inmobiliaria, “dueña del inmueble”, y a la Cadena Hotelera Cubanacán, explotadora de la instalación, sobre el estado de la Aldea Taína, considerada de valor Uno por Patrimonio.

Explicó, además, que cualquier acción de restauración o conservación que disponga una futura inversión respecto a las esculturas de Rita Longa, debe contar con la aprobación de su organismo; un asunto que debe tenerse en cuenta desde la propia planificación, para hacer un uso óptimo de los recursos. “A nosotros nos corresponde la asesoría, ayuda metodológica, para garantizar su preservación”.

OBSERVACIÓN NECESARIA

La ahora muy necesaria inversión capital pudo evitarse de haberse planificado y realizado en tiempo el mantenimiento que requería esta instalación. Aun cuando las características del lugar complejizan las labores imprescindibles para preservarlo e implican recursos y técnica especializados, resulta difícil comprender que en 30 años no ha sido posible llevarlo a cabo. Los criterios de trabajadores y directivos encontrados por Granma, apuntan indudablemente a la falta de previsión y sentido de prioridad de todos los implicados.

Aprender de estas experiencias es de suma importancia para no repetir los mismos errores en el futuro. Las condiciones adversas del sitio demandan una política de mantenimiento coherente con el ritmo de explotación del lugar para la preservación del Patrimonio que en él se asienta.

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