Antonio Díaz Susavila - AIN - Foto: teleSUR.- A pocos días de cumplir 103 años, falleció ayer aquí el legendario Conrado Marrero, estelar lanzador integrante de equipos Cuba, y de los Senadores de Washington en el béisbol de las Grandes Ligas estadounidenses.
El “Guajiro del Laberinto”, como se le conocía -por el nombre de la finca en la cual se crió en el pueblo de Sagua La Grande, de la actual provincia de Villa Clara-, dejó de existir por causas naturales, indicaron fuentes familiares.
Por voluntad propia su cuerpo será cremado, revelaron sus allegados.
Nacido el 25 de abril de 1911, hasta su deceso era el ex pelotero de las Ligas Mayores con más edad.
También dominado El Premier, se caracterizó por un gran control y porque, según declaró en varias ocasiones, “no le temía a ningún bateador” ni tan siquiera el estelar Ted Williams.
Acerca del temible pelotero narró en cierta ocasión: “Un día me conectó par de cuadrangulares y al final del juego se me acercó y me dijo que hoy había sido su día”. Y recordó que le contestó: “Teddy todos los días son tus días”.
La leyenda de Sagua La Grande tenía 39 años en 1950 cuando lo contrató el equipo de los Senadores de Washington con el que jugó hasta 1954.
El propio Williams dijo en una oportunidad de Marrero que era "la excepción de la regla", pues no era frecuente para un pitcher saltar de una liga de clasificación inferior a las Mayores y triunfar de sopetón.
Y no es frecuente tampoco esperar mucho de un lanzador que tenga solo cinco pies, siete pulgadas de estatura y pesar nada más que 158 libras. La tendencia es ignorar los lanzadores que no sean corpulentos y que no puedan tirar muy duro; Marrero desafía todas las reglas, agregó.
Terminó con récord de 39 victorias y 40 derrotas, promedio de carreras limpias de 3.96 y 297 ponches, precisamente con un equipo que era de los más débiles entonces en la Gran Carpa.
Se retiró del béisbol en 1958 para permanecer aquí como instructor de pitcheo, especialmente en las provincias orientales, donde transmitió a los más jóvenes sus conocimientos.
Afable, siempre con un tabaco en la boca y una sonrisa en los labios, vivió el insigne pelotero, querido por generaciones de cubanos y foráneos.
Llegue a sus familiares y amigos las más sinceras condolencias de la dirección del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, la Federación Cubana de béisbol y de los seguidores del deporte nacional, en general.
