Alfredo Boala Mola – Prensa Latina.-La mayoría de las islas del Caribe celebran el Festival de las Aves Endémicas, una iniciativa para crear conciencia en la población acerca de la protección y conservación de la avifauna de la región.

Las actividades están encaminadas a incrementar el conocimiento de las aves como grupo, los ecosistemas donde viven y los procesos naturales con los cuales se relacionan, así como las funciones naturales de las aves como controladores biológicos, dispersores de semillas y polinizadoras.

Se divulgan además los programas de conservación y de protección de las aves, señalaron a Prensa Latina las máster en Ciencias Ianela García y Alieny González, profesoras de Biología de la Universidad de La Habana y coordinadoras de ese festival en Cuba.

Este país es la región de mayor diversidad de la avifauna antillana, pues incluye siete géneros, 28 especies y unas 60 subespecies de aves endémicas, comentaron las expertas.

En la mayor de las Antillas se encuentran 371 especies de aves de las 558 que habitan en el Caribe Insular, refiere el libro Aves de Cuba, del Instituto de Ecología y Sistemática, la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana y el Centro de Inspección y Control Ambiental.

Según el texto, que circuló durante el congreso de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación realizado en La Habana, varias de esas aves están restringidas a determinadas zonas de Cuba y se consideran endémicas locales.

Entre ellas están la Gallinuela de Santo Tomás (Cyanolimnas cerverai) y la Fermina (Ferminia cerverai), que no habitan en otra región cubana ni del mundo. Ambas aves viven solamente en los herbazales de la Ciénaga de Zapata.

La Gallinuela de Santo Tomás, de tamaño mediano, se distingue por su pico de color verdoso con rojo en su base, patas rojizas y plumas blancas en la parte posterior de la cola, mientras la Fermina o Ferminia es un ave canora de canto melodioso distintivo.

Otra ave del país, según el volumen, es el Cabrerito de la Ciénaga (Torreornis inexpectata), muy similar a un gorrión doméstico, con líneas oscuras en la garganta, un casquete color rojizo y el vientre amarillo, que además de la Ciénaga de Zapata habita una zona semidesértica en la provincia de Guantánamo y bosques semideciduos de Cayo Coco, al norte de Ciego de Ávila.

Con distribución local está el Gavilán Caguarero o Babosero (Chondrohierax wilsonii), cuyo nombre proveniente de la lengua aruaca hablada por los aborígenes cubanos, significa que se alimenta de caracoles. La selección natural le dejó un pico en forma de gancho útil para alimentarse de moluscos terrestres.

En la Isla de la Juventud habitan cuatro subespecies exclusivas del territorio, Saurothera merlini decolor (Arriero), Melanerpes superciliaris murceus (Carpintero Jabado), Tyrannus caudifasciatus flavescens (Pitirre Guatíbere) y Xiphidiopicus percussus insulaepinorum (Carpintero Verde).

El Arriero de Cayo Santa María y Cayo Coco (Saurothera merlini santamariae) es una subespecie endémica local, al igual que el Carpintero Jabado (Melanerpes su perciliaris sanfelipensis) y el Bobito Chico (Contopus caribaeus sanfelipensis) de los cayos de San Felipe, al sur de Pinar del Río, según los estudiosos.

Endémico regional es el Ruiseñor cubano (Myadestes elisabeth), de fuerte y melodioso canto, que contrasta con el color poco vistoso de su plumaje verde oliváceo.

El Mayito de Ciénaga o Chirriador (Agelaius assimilis) se localiza en humedales del occidente y centro de Cuba. A su familia Icteridae pertenece además el Totí (Dives atroviolacea), también exclusivo del país.

Solo de Cuba también es el Cao Pinalero o Cao Ronco (Corvus minutus), mientras dos especies de bijiritas o chinchilitas endémicas de dos regiones de Cuba son la Chillina (Teretistris fernandinae) y el Pechero (Teretistris fornsi).

Por su parecido con el Sinsonte, aunque de menor tamaño, el Sinsontillo (Polioptila lembeyei) es otra ave endémica cubana de hábitats costeros, añade el libro.

Muy hermoso, el Tocororo (Priotelus temnurus) es considerado Ave Nacional pues su plumaje presenta los tres colores de la bandera cubana. La combinación azul y verde iridiscente de su plumaje de la cabeza a la región dorsal armoniza con el blanco y rojo del vientre.

Abunda en muchos de los ecosistemas boscosos, donde come insectos y pequeños frutos. Nidifica en cavidades de árboles o nidos abandonados de pájaros carpinteros, donde pone tres o cuatro huevos. Al igual que el Quetzal, pertenece a la familia de los trogónidos del Caribe y Suramérica.

La Pedorrera o Cartacuba (Todus multicolor), con un plumaje de predominante color verde en la región dorsal con la combinación del rojo en la garganta y blanco grisáceo con plumas rosadas en los laterales de la región ventral, es una de las aves más hermosas de la Perla del Caribe.

El Juan Chiví (Vireo gundlachii) habita ecosistemas boscosos. Tiene una zona de color crema desprovista de plumas que hace ver sus ojos de mayor tamaño respecto a la cabeza, de ahí su otro nombre común Ojón. Emite un canto que parece repetir "juanchiví juanchiví", relata el texto.

La Paloma Perdiz (Starnoenas cyanocephala) es entre los géneros del orden Columbiformes del continente americano el de menor rango de distribución geográfica, pues sólo habita en Cuba.

Entre los insectívoros nocturnos, el Guabairo cubano (Caprimulgus cubanensis) posee un pico pequeño rodeado en su base por finas cerdas semejantes a bigotes que cuando abre la boca forma un embudo para capturar insectos, agrega el libro Aves de Cuba.

Otras aves endémicas son el Gavilán Colilargo (Accipiter gundlachi), Zunzuncito (Mellisuga helenae) y Catey (Aratinga euops), los carpinteros Verde (Xiphidiopicus percussus) y Churroso (Colaptes fernandinae), Tomeguín del Pinar (Tiaris canora) y pequeños depredadores como los sijúes Cotunto (Gymnoglaux lawrencii) y Platanero (Glaucidium siju).

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