Israel Hernández Álvarez - AIN - Video: teleSUR.- El Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, inauguró hoy en esta ciudad varias obras sociales al cumplirse en esta fecha el aniversario 500 de la fundación de la Villa del Espíritu Santo. La taberna Rivera Yayabo, para el expendio de distintos tipos de vinos conocidos en el mundo, fue la primera instalación que quedó abierta al público luego de más de dos meses de faenas constructivas, que transformaron una antigua edificación en el actual centro de recreativo.


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El también vicepresidente de los Consejo de Estado y de Ministros en Cuba visitó un "ocioclub" que tuvo su apertura este martes para el disfrute de niños y adolescentes principalmente, mediante juegos electrónicos.

Valdés Menéndez asistió, además, a la presentación del libro “Sancti Spíritus 1514. La historia perdida de Pueblo Viejo, del historiador y periodista Javier Sanzo Rodríguez, quien recoge en formato digital el sitio fundacional de Sancti Spíritus y su traslado en 1522 hacia el sitio actual.

También el volumen caracteriza a varios de los primeros conquistadores que llegaron a Cuba y ofrece revelaciones sobre una rebelión de comuneros que existió en esta demarcación.

El alto dirigente cubano, igualmente, asistió a la cancelación de un sello postal con motivo del medio milenio de la cuarta villa fundada en Cuba por los conquistadores españoles.

Otras de las obras que hoy fueron reabiertas aquí son el hotel Colonial, que ahora cuenta con 16 habitaciones dotadas de mejores condiciones, y El Convenio, antigua bodega que a partir de estos momentos se convierte en centro comercial para la venta de productos alimentarios, principalmente.

Varias personalidades políticas, de gobierno y del ámbito cultural asistieron a la inauguración de estos centros que contribuyen al esparcimiento de la población.

Desde finales de 2010 en esta urbe se ha llevado a cabo un programa que supera en valores los 60 millones de pesos y mediante el cual se han hecho mejoras a viales, edificaciones estatales, viviendas y a varios espacios públicos, todo lo cual ofrece una imagen más agradable a la ciudad.

La fecha ha sido solo el pretexto para reafirmar la identidad

Presidió el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez celebración por el medio milenio de la villa espirituana.

Juan Antonio Borrego Díaz - Granma.- El aporte de la región espirituana a las luchas por la independencia patria y al legado cultural de la nación fueron destacados la víspera en sesión solemne de la Asamblea Municipal del Poder Popular, desarrollada a propósito del medio milenio de la villa, celebración a la que asistió el Co­man­dante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, miembro del Buró Político y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Mi­nistros.

“La fecha ha sido solo el pretexto para reafirmar la identidad”, proclamó René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba (IHC) al elogiar lo que definió como ??el orgullo pleno de ser cubanos de Sancti Spíritus”.

El estudioso ponderó las raíces del patriotismo espirituano, el espíritu solidario e internacionalista y la rebeldía de los hijos de esta tierra, que no titubearon en conspirar y levantarse en armas lo mismo contra la colonia española que contra los gobiernos corruptos de la república neocolonial.

En sus palabras de clausura de la sesión solemne, el presidente del IHC ponderó esencialmente el aporte de patriotas insignes de esta región como el médico y maestro Ho­norato del Castillo Cancio, el joven César Salas Zamora, “uno de los hombres de Pla­yitas de Cajobabo, junto a Gómez y Martí”, la capitana Trinidad Lagomasino Álvarez, La Solitaria, y por supuesto la familia Sánchez Valdivia.

“Sancti Spíritus es una cuenca donde confluyen las tradiciones prehispánicas, las legadas por los colonizadores, los esclavos africanos, colonos asiáticos, los criollos, y, en el siglo XX, por la numerosa colonia canaria —dijo—. Todos tributaron con sus hábitos y costumbres en sus más disímiles expresiones, haciendo de esta tierra, una fuerte plaza cultural”.

Abrazada a los símbolos más queridos por los espirituanos —desde el machete mambí del General Serafín Sánchez hasta el uniforme deportivo del lanzador José Antonio Huel­ga— la Asamblea Municipal del Poder Popular sesionó también presidida por Jorge Luis Cuevas Ramos, miembro del Se­cre­tariado del Comité Central; José Ramón Mon­teagudo Ruiz, primer secretario del Comité Provincial del Partido; Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros, y Teresita Romero Rodríguez, presidenta de la Asamblea Provincial.

La Asamblea Municipal, por acuerdo previo, entregó el Escudo de la Ciudad al escritor e investigador Juan Eduardo Bernal Eche­men­día y la condición Aniversario 500 de la villa al arquitecto Roberto Vitlloch Fer­nández, al ministro de Turismo Manuel Cruz y a la Dirección Pro­vincial de Servicios Comunales, el Grupo Empresarial de Comercio, la Unidad Provincial Inver­sio­nista de la Vivienda y la Empresa de Cons­trucción y Montaje, del MICONS.

Con motivo de la efemérides, en el Museo de Arte Colonial se desarrolló la ceremonia de cancelación de un sello postal dedicado al aniversario 500 de Sancti Spíritus y en la Casa de la Guayabera fue presentado el libro Sancti Spíritus, 1514.

La historia perdida de Pueblo Viejo, de Javier Sanzo Rodríguez, actividades a las que igualmente asistió el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez.

La presentación de la multimedia Sancti Spíritus, la cuarta villa cubana, del artista del lente Raúl García Álvarez (GARAL) y la inauguración de diversas obras sociales concluidas en el contexto de los festejos también figuraron en la agenda de este miércoles.

Sancti Spíritus: Una ciudad testigo del tiempo

Daylén Vega Muguercia - Cubadebate.- Sancti Spíritus fue fundada por el Adelantado Diego Velázquez en Cuba, hecho que se remonta a 1514, hace 500 años. Está situada al centro de la isla, a unos trescientos cincuenta kilómetros de la capital de la República. Su núcleo urbano, tesoro de la historia y la cultura, fue declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.

El territorio espirituano estuvo poblado antes de la llegada de los españoles por grupos aborígenes – taínos y subtaínos – que se dedicaban a laborar la tierra y a la alfarería.

Se dice que en el mes de marzo quedó fundada la villa a orillas del río Tuinucú, “con una población de 36 vecinos”, según el informe que le hace al Rey de España el Gobernador Rojas.

A la ciudad se le designó su conmemoración el 4 de junio, día en que fray Bartolomé de las Casas criticó con valentía en el sermón de la Pascua Pentecostal las injusticias, tiranías y crueldades que los colonizadores cometían con los indios. Desde entonces se le conoce al padre De las Casas como Protector de los indios.

El primer asentamiento de la villa – todavía por descubrir el lugar preciso – se sitúa en una de las márgenes del río Tuinucú, en lugar conocido por Pueblo Viejo, entre los cacicazgo de Ornofay y Magón, prácticamente al centro de la costa norte y sur, y donde existía el mayor conglomerado de aborígenes, convertido de la noche a la mañana en buscadores de oro.

Ocho años después el centro poblacional fue trasladado a las márgenes del río Yayabo, siete kilómetros al occidente, y es aquí comienza su desarrollo hasta convertirse en ciudad de más de 120 mil habitantes y capital de la provincia del mismo nombre.

Aporte generoso ofreció Sancti Spíritus a la clarinada libertadora de 1868, como la familia Sánchez Valdivia, regazo de mambises, comparable a la estirpe de los Maceo. Ejemplo de tales valores fue el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia (nació el 2 de julio de 1846), veterano de tres guerras y amigo y colaborador de Apóstol José Martí

El indomable carácter de los espirituanos es la principal razón que guía al Generalísimo Máximo Gómez a escoger este territorio en 1875 como teatro de sus operaciones mambisas.

SAVIA CULTURAL

La literatura, marcada por la obra en prosa de su principal figura Serafín Sánchez Valdivia, héroe de las tres guerras independentistas, en la manigua supo recoger poemas escritos por los mambises y que después fueron bautizados como: Poetas de la Guerra. Su obra principal esta recogida en su libro “Héroes Humildes”.

Entre otras figuras que llevaron a planos nacionales el arte espirituanos se encuentra Francisca Hernández de Zamora (1841-1931) , una de las poetas más importantes en toda la historia, Cesar Cancio; Anastacio, Oscar y Jacinto Fernández Morera. La “lira” empleada para serenatas tuvo sus más genuinos representantes en Miguelito Companioni, Rafael Gómez (Teofilito), Varona, Manolo Gallo y los trios Pensamiento y Miraflores.

Pintores como Oscar Fernández Morera, Rogelio Valdivia, Mariano Tobeña, José Antonio Rodríguez López, Juan A. Rodríguez Paz ( El Monje) recrearon sus pupilas en los disímiles rincones coloniales, mientras El Monje llena de fantasía sus lienzos y tintas con güijes de visita en la villa.

La literatura tiene en Tomas Álvarez de los Ríos, el doctor Juan G. Borrego y Julio Crespo Francisco, sus máximos exponentes.

En las mansiones vivía lo más selecto de la burguesía, pero sus calles sentían el paso de los caminantes más humildes que se reunían en diciembre para expresar musicalmente sus alegrías y penas. Eran noches de claves.

La clave espirituana, genuina manifestación artística local y voz velada que incitaba a la lucha armada y a la rebelión en las noches de Pascua, fue el embrión de los Coros de Clave. Juan Echemendía fundo “La Yaya”, primera agrupación de este tipo. Los coros formados por hombres y mujeres, versan al amor y a la vida, enamorados que cantan sus odas con profundas y hermosas melodías. Numerosos coros surgieron en los barrios espirituanos: “ Jesús María”, “ Santa Lucia”, “ Bayamo”, “ Joven Clave”, “ La Unión”, “La Enramada”, “Santana”, “Cádiz”, “ Palma”. Es digno recordar a Bazaín, Marín; José Fernández, Macario, Miguel Companioni -autor de la inmortal MUJER PERJURA y a Rafael Gómez ( Teofilito) con PENSAMIENTO. Hasta nuestros días llega la tradición con el Coro de Claves de Sancti Spiritus, la única agrupación de su tipo en el país.

EL PRIMER MENSAJE DE FIDEL

La juventud espirituana estuvo presente en la gloriosa gesta del Moncada, presidida por Fidel. Entre los asaltantes al bastión de la tiranía en Santiago de Cuba estaban Antonio Darío López, Ricardo Santana y Remberto Abad Alemán, asesinado luego de la acción.

En julio de 1955 Faustino Pérez organizó la primera célula del Movimiento 26 de Julio en la fábrica de tabacos Bauzá, en Cabaiguán.

La guerra en la Sierra Maestra se extiende al centro de la Isla, y en octubre de 1958 llegan al territorio espirituano, por el sur y el norte, sendas columnas del Ejército Rebelde. La columna 8 “Ciro Redondo”, comandada por Ernesto Che Guevara, la otra la 2 “Antonio Maceo”, con el legendario Camilo Cienfuegos al frente.

El triunfo revolucionario llegó a la ciudad de Sancti Spíritus el 23 de diciembre de 1958, cuando las fuerzas combinadas del 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, pusieron en fuga los reductos del ejercito batistiano.

El 6 de enero de 1959, en horas de la madrugada, llegó al Parque Serafín Sánchez, el Comandante en Jefe Fidel Castro encabezando la caravana que se dirigía a la capital del país. Miles de espirituanos vitorearon al jefe de la revolución triunfante quien les hablo desde uno de los balcones de la sociedad El Progreso.

En sus primeras palabras a los espirituanos dijo:

“Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden sus ideas, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más. Y si las ciudades se admiran y los pueblos se quieren por lo que han tenido de fe en las horas difíciles, es lógico que hacia esta ciudad como hacia otras especialmente en nuestra patria, sintamos nosotros especial cariño”.

Fuente: Sancti Spíritus Epílogo Para una Historia Inconclusa Autor Raúl I. García Álvarez

Sancti Spíritus, la más "medieval" de nuestras villas fundacionales

Alicia García Santana - Cuba Contemporánea.- De indescifrable trazado que al caminar nos obliga a dar la vuelta al mismo sitio, sin poder avanzar linealmente; roto, de propósito, el plan urbano originario para despistar a los piratas y ofrecer oportunidad a los desamparados vecinos de huir hacia los montes, la cuarta villa fundada por Diego Velázquez, entre abril y junio de 1514, conserva uno de los conjuntos urbano-arquitectónicos coloniales más genuinos del país, y en ello reside la razón mayor de su belleza.

Bien escogido es junio para conmemorar su fundación, pues el 4 de ese mes, también en 1514, tuvo lugar uno de los acontecimientos más relevantes de la historia del Nuevo Mundo: la encendida alocución que con el nombre de “Sermón del Arrepentimiento” ofreciera el padre Bartolomé de las Casas en defensa de los indios, en renuncia a las encomiendas.

Según describe el propio sacerdote, “…convencido […] ser injusto y tiránico todo cuanto cerca de los indios en estas Indias se cometía. […] se determinó de predicallo; y porque teniendo él los indios que tenía […] acordó, para libremente condenar los repartimientos o encomiendas […] dejar luego los indios y renunciarlos en manos del gobernador Diego Velázquez […]” (Historia de las Indias por fray Bartolomé de las Casas, Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1951, t. III, p. 92.).

Debe Sancti Spíritus tributo permanente a este trascendental hecho ocurrido en los albores de su nacimiento.

Andar la ciudad es transitar por uno de los derroteros urbanos menos transformados del país. En él se reconoce el trazado de lo que fue la villa española extendida entre la parroquial y la iglesia de la Caridad, integrada por calles casi paralelas, y la planta “en revoltillo” de lo que pudo haber sido la aldea aborigen, caracterizada por la irregularidad de las calles que es el mayor encanto del barrio aledaño a la iglesia de Jesús Nazareno, ubicado en la inmediatez del río Yayabo, flujo de agua que define y delimita el paisaje urbano de la mediterránea población.

Situada lejos de un mar que extrañamos los nacidos en una isla, su arquitectura se encaracola como si la ausencia de la infinitud marina la obligara a mirar hacia sí misma. En esta villa fue habitual construir lo nuevo sobre lo viejo, lo que ha dado por resultado un rico perfil de edades superpuestas que la convierte en la más “medieval” de nuestras poblaciones primitivas.

Y afincada en sus ancestrales tradiciones, cuenta con monumentos muy antiguos, entre otros su sobresaliente iglesia parroquial, la mejor conservada de las primitivas, ubicada de costado a su plaza, como fue lo común en los tiempos iniciales, con su frente orientado hacia el río, a modo de pantalla arquitectónica que nos recibe una vez cruzado el puente del Yayabo.

Nos permite esta villa conocer cómo eran las sencillas viviendas del interior del país en tiempos lejanos, con sus muros de ladrillos, de bajo puntal y con las típicas rejas de barrotes de madera, empotradas al muro o voladas, con puertas realzadas con tallas barrocas, fisonomía que persistió por muchos años.

Pero hacia 1840 fue reconstruida una casona, todo un símbolo: la de la familia Valle-Iznaga, y con ella llegó la renovación neoclásica, a cuyo empuje la ciudad se modernizó.

La señal del cambio, entre otros muchos elementos, quedó reflejada por la generalización del hierro, que se ofrece en enorme diversidad de soluciones, curioso catálogo infinito en su versatilidad. Esta renovación desemboca en la configuración de un tipo local que es, sin dudas, la versión de casa espirituana por excelencia, consolidada hacia 1860, cuando se construyen mansiones de gran relevancia en cuyas fachadas se ofrece el más completo y complejo repertorio de aleros en gola del país, algunos decorados con pinturas murales, extensión de las que cubren los muros exteriores e interiores.

Pero lo más impactante de estas residencias es la secuencia de arcos en la profundidad, que configuran espacios interiores de fluida transparencia y luminosidad desde la puerta de entrada hasta el patio.

Hay algo más en Sancti Spíritus que trasciende el marco físico ambiental de la ciudad. Los atributos de la cultura de la tierra –reconocible en costumbres, objetos, vestuario, música, bailes, canciones y poemas– tienen una vigorosa presencia en su territorio.

Del zapateo a la guayabera, del sombrero de guano al taburete, de la yunta de bueyes a la montura del caballo, de la guitarra a la décima, del esplendor de viandas al café, del pilón de arroz al tabaco, interminable es la relación de expresiones de la cultura material e inmaterial que vincula lo cubano a la tierra, en muestra de pertenencia, un sentimiento que se hace muy fuerte en los lares espirituanos y que quedó expresado en los cantos de sus poetas:

I mis hijos amaran

La tierra de sus abuelos

I aquí hallaran sus consuelos,

Porque en Cuba nacerán:

Aquí sus ojos verán

Primera vez el fulgor

Del astro cuyo calor

Nuestras tierras fecundiza,

Aquí que hai en la sonrisa

Raudales de eterno amor.

Maniaban: “Cantos cubanos”, El Fénix, 20 de enero de 1858

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