Alina M. Lotti - Foto: Anabel Díaz Mena - Cuba Contemporánea.- Septiembre es un mes de especial significación para los cubanos: empieza un nuevo curso escolar, y con ello la incorporación a las aulas de los niños, jóvenes y adolescentes. Como se ha anunciado, en el curso 2014-2015 que se inicia este lunes se llevarán a la práctica algunas transformaciones con el objetivo de alcanzar estándares superiores de calidad en aras de lograr la educación integral de los alumnos.

En la enseñanza general (donde más del 70% de los maestros son mujeres) la matrícula general ascenderá a un millón 800 mil estudiantes, cifra que disminuye con respecto al período precedente en cerca de 30 mil, en particular en la educación primaria, por los bajos índices de natalidad que como tendencia presenta Cuba en los últimos años.

Abrirán su puertas 10 366 centros escolares, y algo significativo que se ha tomado en cuenta es que –atendiendo a la demanda de los círculos infantiles (instituciones especializadas para la atención de los niños desde uno y hasta seis años, en beneficio de las madres trabajadoras), y al empeño del país– habrá un incremento de tres mil nuevas capacidades en 11 provincias, sobre todo Santiago de Cuba, Guantánamo y Pinar del Río.

Lo más novedoso –según fuentes del sector– en la enseñanza general será la flexibilización del horario escolar, que permitirá a cada centro, atendiendo a las características particulares, organizar su quehacer cotidiano. Esta alternativa responde al reclamo de docentes y alumnos, teniendo en cuenta las diferencias existentes, por ejemplo, entre una escuela rural y otra urbana.

Ahora los consejos de dirección tendrán la libertad, por así decirlo, de planificar las actividades escolares y extraescolares, la preparación metodológica, y podrán seleccionar en las localidades aquellas personas que estén en disposición de transmitir saberes y experiencias a los educandos, dígase obreros, historiadores, especialistas de las más diversas ramas, capaces de incentivar en ellos el amor por el trabajo, por una determinada profesión u oficio.

Entre los aspectos que distinguirán el curso se encuentra la instalación de los laboratorios de ciencias, fundamentales para motivar a los alumnos. Los preuniversitarios cuentan ya con el 100% de ellos, y las secundarias básicas con el 72% de los previstos.

Cobertura docente, un problema irresuelto

Pese a las múltiples alternativas puestas en práctica, la situación de la cobertura docente continúa siendo el talón de Aquiles para la educación cubana, sobre todo en la enseñanza general.

Autoridades del Ministerio de Educación (Mined) han reconocido que un maestro frente al aula y con la preparación requerida resulta clave al hablar de calidad. Para tal propósito, hoy el país cuenta con 172 203 profesores, y tiene una necesidad de 10 897, con La Habana y Matanzas como las provincias con más déficit.

Con el propósito de aliviar esta situación se vienen implementando algunas estrategias. De esta manera, el presente curso contará con la incorporación de 3 323 nuevos licenciados en Educación; 1 820 habilitados (alumnos de nivel medio que se han preparado para trabajar en las aulas), y 4 402 egresados de las escuelas pedagógicas, con nivel medio superior, quienes apoyarán los niveles prescolar y primaria y la educación especial.

De igual manera, se emplearán alternativas como el contrato de especialistas y profesores; la impartición de clases por los miembros de los consejos de dirección –entre ellos jefes de grado, de ciclo, de departamentos, directores de escuelas–, y el actuar de docentes que tendrán una carga superior a la que les corresponde.

En tal sentido, la Ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, ha dicho que estos últimos deberán recibir una atención especial; “no darles tareas extras”, con el objetivo de que no abandonen las aulas.

Precisamente, la sobrecarga laboral, recordó la titular, ha sido una de las causas del éxodo docente y de la inactividad (ausencias por certificados médicos, licencias de maternidad u otras situaciones).

Cien mil estudiantes en la Educación Superior

Aun cuando las matrículas no quedan totalmente certificadas hasta el mes de octubre, la Educación Superior pronostica cien mil estudiantes, quienes se formarán en 22 universidades del país.

Luego de un proceso de reordenamiento y perfeccionamiento de su gestión, la integración de las universidades cubanas es hoy una realidad, lo cual favorece la racionalización de los recursos humanos, materiales y financieros.

Así, si anteriormente las carreras pedagógicas y las del área de deportes respondían a diferentes instituciones, totalmente independientes, ahora se constituyen como una sola universidad, aunque pueden estar ubicadas en sedes distintas.

El proceso, iniciado tres cursos atrás como experiencia en las jóvenes provincias de Artemisa y Mayabeque y el municipio especial Isla de la Juventud, se extenderá en el actual período a otros seis territorios: Guantánamo, Camagüey, Santiago de Cuba (en el oriente del país), y Ciego de Ávila, Cienfuegos y Matanzas (en la zona central).

Según manifestaron recientemente los rectores de las tres universidades que lideraron la práctica, los resultados han sido exitosos. Completamiento y superación de los claustros, empleo racional de aulas y locales, y mejor utilización de los recursos materiales, como el transporte, son algunas de las ventajas validadas por ellos.

Algo destacable es que durante el presente curso escolar tres instituciones de la Educación Superior estarán cumpliendo aniversarios cerrados: el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (CUJAE) alcanza medio siglo de existencia; la Universidad de Cienfuegos, 35 años, y tres décadas de vida el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI).

Dificultades materiales, no determinan pero influyen

No es un secreto que cada año Cuba comienza el período lectivo con dificultades en el orden material. Ya son tradicionales los vaivenes con el uniforme escolar (que llevan los educandos desde el prescolar y hasta el duodécimo grados), lo cual se evidencia en la falta de correspondencia entre la oferta y la demanda y, por lo tanto, la consiguiente escasez de tallas. De ahí que la familia cubana se coloque en “estado de alerta” durante los meses y días precedentes al inicio del curso.

Sin embargo, ello es solo una aguja en el pajar. Aun cuando los ministerios de Educación y Educación Superior velan por el cumplimiento de los planes de inversiones y de reparaciones, la situación constructiva de algunos centros en muchos casos es precaria. Vale mencionar que según un levantamiento realizado durante 2013, el 42,5% de las escuelas de la enseñanza general estaban reportadas con una situación constructiva de regular o mal.

Según informaron recientemente autoridades del Mined, en lo que va de año 1 559 centros se han reparado, y se han ejecutado 86 millones de pesos, un cuarto de ellos en moneda convertible. Entre las acciones priorizadas están las redes hidrosanitarias y el estado de la carpintería, debido a la antigüedad de la gran mayoría de los centros.

En cuanto a las universidades, los problemas se concentran, fundamentalmente, en el estado constructivo de las residencias estudiantiles, el déficit de computadoras, los problemas de conectividad y las dificultades con el transporte escolar y obrero.

Ejemplo de buena gestión en este sentido es la Universidad de Pinar del Río, en la provincia más occidental del país, que abre este lunes con todas sus aulas pintadas e iluminadas, y el completamiento de pizarras y mobiliario escolar.

El escabroso tema de las residencias estudiantiles, que afecta a la casi totalidad de las instituciones universitarias, es más crítico en la Universidad Central de Las Villas Marta Abreu, pues de una matrícula de cinco mil estudiantes, cuatro mil de ellos son becados.

A las puertas de un comienzo

Pese a los problemas comentados, las autoridades del sector apuestan por la calidad de una educación que en todos los casos es gratuita. Argumentan que Cuba cuenta para ello con recursos humanos competentes, un alto número de másteres y doctores en Ciencias, y todas las posibilidades para seguir avanzando en el terreno educativo.

A pesar de tener que vencer cotidianamente dificultades –algunas apremiantes– en el ámbito doméstico y del hogar, la mayoría de nuestros docentes ha dado pruebas de voluntad, empeño y amor a la profesión.

A las puertas de un comienzo, las autoridades educativas hablan de un curso superior. Las transformaciones que se han venido introduciendo desde hace unos años van poco a poco dando resultados, y la práctica de escuchar opiniones y tenerlas en cuenta en la toma de decisiones ha conducido a cambios favorables en muchos sentidos.

Del otro lado de la escuela, otro tanto le tocará a la familia, a fin de que niños, jóvenes y adolescentes egresen preparados de los diferentes niveles de enseñanza, con los conocimientos y los valores necesarios para ser buenos ciudadanos.