Silvio en el barco pesquero Playa Girón en 1969. Foto Manuel Durán.
Silvio Rodríguez entre el 26 de septiembre de 1969 y el 28 de enero de 1970, navegó a bordo del barco pesquero "Playa Girón". Muchas leyendas se han tejido alrededor de ese viaje del trovador, en el que adquirió el tatuaje de su mano y compuso nada menos que 62 canciones, casi todas piezas antológicas. El documental -del cineasta guatemalteco afincado en Cuba Alejandro Ramírez Anderson, también autor del recientemente estrenado `Canción de barrio´-, testimonia el reencuentro de Silvio con aquellos amigos pescadores, casi 40 años después, de nuevo sobre la mar.
Silvio con los compañeros del Playa Girón 40 años después
Blog "El diablo ilustrado".- “Hombres sobre cubierta”, de los realizadores Alejandro Ramírez y Ernesto Pérez, es un documental de 50 minutos filmado en el año 2008, con la productora: CANEK, Ojalá. Guión, Dirección y Producción General: Alejandro Ramírez y Ernesto Pérez. Dirección de Fotografía: Rigoberto Senarega. Edición: Damián Font y Abel Rodríguez. Música Original: Silvio Rodríguez. Sonido: Rafael Suárez y Ricardo Pérez.
El documental es un recuento de la aventura que corrió (o navegó) Silvio Rodríguez entre el 26 de septiembre de 1969 y el 28 de enero de 1970, a bordo del barco pesquero Playa Girón. Muchas leyendas se han tejido alrededor de ese viaje del trovador, en el que le nació el tatuaje de su mano, le quisieron amputar un dedo, y lo más importante copmpuso nada menos que 62 canciones, casi todas piezas antológicas y algunas con categoría de clásicos como Historia de las sillas, Debo partirme en dos, Cuando digo futuro, Ojalá, El rey de las flores, Resumen de noticias, Al final de este viaje, Josah, la que pinta, o la propia Playa Girón, por citar algunas. En síntesis, el documental es el reencuentro de Silvio con aquellos pescadores amigos casi 40 años después en un barco pesquero (muy parecido al de aquel memorable viaje).
Silvio, expandiéndose por gran parte del mundo. No es extraño que uno saque una guitarra en cualquier país —especialmente (y no únicamente) de habla hispana— ponga cuatro acordes de una canción como “Historia de las sillas”, “El mayor”, “Ojalá” o “La era está pariendo un corazón”, por citar ejemplos, y a los 10 minutos tiene un coro de jóvenes que te piden piezas o toman el instrumento para silviar ellos también. Es usual que muchos digan: Silviar, así como verbo, para hacer alusión al acto de cantar canciones del poeta. A propósito, El poeta, El genio, El “Ayatola” Rodríguez (esto creo que lo inventó Santiaguito Feliú), son algunas de las maneras de llamar a este gran creador que no solo es seguido por su extensa, intensa obra, sino por la coherencia de su pensamiento y acción en el tiempo, por su rebeldía y capacidad de sentir suyos los dolores que se producen en cualquier rincón del mundo.
Existe incluso una organización internacional de seguidores de Silvio Rodríguez, La Tropa Cósmica, una red de amigos que se comunica mediante Internet, de miles de amantes de sus canciones. Intercambian videos, grabaciones, textos, noticias, artículos, ensayos sobre su vida y obra y una parte de ellos se reúne todos los años en un país que acuerdan. Creo que cada 2 años el país de cita es Cuba. Por supuesto que esta Tropa, a partir de la obra de Silvio, ha ido ampliando sus campos hacia la trova cubana u otros creadores de la canción de autor universal. Los encuentros de Troperos llevan un plan de actividades: descargas, conciertos, conferencias, encuentros teóricos, presentaciones de libros… una especie de turismo cultural.
