Dilbert Reyes Rodríguez,  Eduardo Palomares Calderó - Foto: Eduardo Palomares - Granma.- Eficiencia y calidad en sus mosaicos y baldosas caracteriza a los 14 trabajadores por cuenta propia de la fábrica El Fuerte. BAYAMO, Granma.— La prioridad que el país concede al desarrollo de las capacidades locales para fabricar materiales de construcción y ampliar las posibilidades de venta a la población, exige de los territorios mayores respuestas productivas y agilidad organizativa, valoraron en esta ciudad autoridades nacionales de este sector.


Aunque a lo largo de la Isla el programa tiene resultados de alto impacto y avanza progresivamente, es preciso explotar todo el potencial que ahora ofrecen las bases legales que rigen la actividad y permiten de modo ordenado, por ejemplo, la microminería y la contratación de trabajadores no estatales, subrayó Manuel Tomás Vázquez, director nacional de Pro­duc­ción Local de Materiales.

“Este es un frente que depende mucho de la iniciativa de las personas y las entidades, de la voluntad y la inteligencia con que se aprovechen las facultades territoriales para priorizar qué materiales fabricar más en un lugar o en otro de acuerdo con la necesidad real, aprobar precios justos, según la demanda y sin riesgos de acaparamiento, estimular la innovación, crear nuevas formas de empleo que aporten al programa —como la figura del recolector-vendedor de materias primas na­tu­rales— y promover una cultura de apego a la calidad”, dijo.

El despegue acelerado de este programa, clave en la materialización del Lineamiento 296 de la Política Económica y Social del Par­tido y la Revolución, también dependerá de cuánta ciencia se incorpore a su razonamiento y aplicación.

Tal posibilidad, analizaron, tiene reservas incalculables en las universidades, y aunque en algunas no existen todas las carreras afines al sector constructivo, siempre hay estudiantes que las cursan en provincias vecinas; quienes podrían aportar mucho si vinculan sus prácticas e investigaciones curriculares a la gestión de las empresas, cooperativas u otros actores locales del ramo.

Con las producciones locales de materiales de construcción podrían aumentar en variedad y cantidad las ofertas de la red minorista de Comercio en Granma. Foto: Dilbert Reyes Rodríguez

EXPRESIÓN CONCRETA EN LOS TERRITORIOS

Calificada en avance por el grupo nacional rector del programa, la provincia de Granma todavía tiene que articular mejor el binomio producción y venta; pues no en todos sus mu­nicipios se ajusta la fabricación a la necesidad territorial de determinados elementos, son insuficientes los volúmenes físicos de ma­teriales que envían a la red minorista de Co­mercio, y los altos precios de surtidos de lento movimiento no reflejan racionalmente los ni­veles de la demanda ni las fichas de costo, aun cuando definir las tarifas es prerrogativa provincial.

Más al este, en Santiago de Cuba, resalta la estrategia diseñada para recuperar el fondo habitacional golpeado por el huracán Sandy. Desde su implantación por el Ministerio de la Construcción (MICONS) en el 2011, tanto el Partido como el Gobierno en el territorio prestaron la máxima atención para que los santiagueros se convirtieran en los primeros en alcanzar los 118 renglones del nomenclador establecido, y sus más altos niveles de venta en el país.

En opinión de la ingeniera Aida Cabrera Mateo, especialista de la dirección del programa de producción local y venta de materiales de la construcción en el MICONS, el territorio muestra buenos resultados en cuanto a la creciente calidad de los productos, el precio ajustado a los requerimientos de los municipios, la existencia de materia prima próxima a los sitios de producción y en el gasto energético muy inferior al de la gran industria de materiales del país.

La demanda aún es muy superior a la entrega, sin embargo, con la materia prima planificada para el 2015 asegurada, en todos los mu­nicipios se proyectan mayores capacidades productivas.

En tal sentido Gilberto Romero, vicepresidente del Consejo de la Administración Pro­vincial, confirmó que junto a la ampliación de espacios se recuperan viejos molinos, hormigoneras y bloqueras, a través de convenios de colaboración se renuevan tecnologías, y se aplican investigaciones realizadas por la Uni­versidad de Oriente.

Expresión de ese desarrollo lo constituye la incorporación de 24 nuevos renglones a los 118 fijados en el nomenclador, la producción de viviendas de tecnología sandino, y la introducción del cambio de cubiertas de zinc por las de viguetas y plaquetas, que resultan mu­cho más económicas y re­sistentes.

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