Marianela Dufflar - Cubadebate.- Con el espectáculo Voces, presentado este viernes en el Salón Rosado de la Tropical, Centro Cultural de ARTex, se despidieron los más de 85 jóvenes de varias nacionalidades que conforman “Viva la Gente”, proyecto fundado en el año 1965 en Estados Unidos con el noble objetivo de promover la paz por el mundo, a través de un trabajo comunitario y utilizando como lenguaje universal, la música.

Aunque desde horas tempranas temían que la lluvia no les permitiera la añorada actuación, los protagonistas del concierto, que visitan Cuba por vez primera, cuyas edades oscilan entre los 17 y 29 años, desde las 9 de la noche y durante dos horas, cumplieron su anhelo e hicieron disfrutar al público asistente, de un arte, caracterizado por el entusiasmo y la pasión, sin dejar por ello de mostrar calidad, buena música, así como dominio escénico, en una producción que les engrandece en su condición de aficionados.

Diseñado para en tres pasajes, resumir la trayectoria del proyecto y sus principales propósitos, el primer momento del espectáculo mostró a través de bailes y canciones, una síntesis de los 60 países visitados por “Viva la gente”, desde sus inicios, hace 49 años y que ya suman, al decir de sus organizadores, 40 000 ciudades aproximadamente.

En el segundo momento la fuerza recayó en la labor creativa de sus integrantes, por ello el repertorio estuvo conformado por canciones originales, donde se plantean problemáticas de la sociedad contemporánea a nivel mundial, haciendo énfasis en la contaminación, la incomprensión familiar, así como otras, donde fomentan la justicia y la amistad, por medio de interesantes melodías y textos poéticos de gran lirismo.

Precisamente en ese espacio, fue presentada al público la canción:“Cuba, vives siempre en mi corazón”, inspirada en esta visita de relevancia histórica para sus participantes y que fue interpretada en esta ocasión por los fundadores de la organización, que a su vez invitaron de manera especial a Antuán Perugorría, percusionista y a Julio Rigal, trompetista, quienes, aprovecharon para dejar su impronta sonora de auténtica cubanía, a esa creación que quedará dentro del repertorio de la compañía, como testimonio del primer encuentro con la sociedad de la mayor de las Antillas.

En su tercer y último tiempo, un popurrí de música popular, centró la actuación del elenco, ofreciendo con inteligencia y alto sentido estético, canciones muy conocidas internacionalmente entre las que no faltó “La Guantanamera”.

Sorprende, la sincronización y efectividad de las coreografías, la utilización de nuevas tecnologías como código de lenguaje, unidas al diseño de luces, para apoyar en la escena a estos jóvenes, provenientes de 15 países, que logran fusionarse como en la vida misma, sin que las diversas culturas que representan, ni las diferencias del idioma, constituyan un límite para sus deseos de entregarse en bien de la humanidad.

Colorido, armonía demostrada en sus movimientos, repertorio bien escogido para lograr la interacción entre público y artistas, interpretaciones donde se dejaron escuchar voces de amplio registro, de timbres agradables y con gran sentido de la afinación, son méritos indiscutibles de esta puesta que marcó en los presentes esa alegría de estar ante un nuevo modo de hacer reflexionar en temas tan urgentes como el calentamiento global y el amor.

Sin duda alguna, el espectáculo es una de las más atractivas propuestas de este proyecto, que cuenta entre sus principales valores, el hecho de acercase a las comunidades y conocer e intercambiar culturas y modos de vida, creando verdaderos lazos de amistad, solidaridad y comprensión entre los pueblos.

Así quedó demostrado en este concierto, que más allá de una despedida constituyó para todos un pacto para volverse a encontrar de aquí a dos años, en esta isla, que acogió a “Viva la gente”, con la satisfacción de saber que dentro de esa pléyade multicultural en la que se destacan jóvenes provenientes de Estados Unidos, Japón, Holanda, China, Suiza, Finlandia y México, por solo citar algunos ejemplos, se encuentran dos cubanos, Pedro Pablo Cruz y Lisbeth Ruiz, quienes en nombre de todo un pueblo y formando parte en una gran familia universal, abogan por la paz mundial.

Durante su estancia en Cuba, los integrantes de esta organización con fines no lucrativos, visitaron la provincia de Villa Clara e intercambiaron con jóvenes de la Escuela de Arte, la Brigada José Martí, estudiantes de la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin y de la Escuela de Instructores de Arte de Ciudad de La Habana, además de haber realizado un trabajo comunitario con los pobladores de los municipios de Marianao y Quivicán.