Por David G. Gross*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- En las grandes cadenas de noticias que circulan el planeta, hablemos de la prensa escrita, radial, televisiva e Internet, los asuntos sobre Cuba, esa Isla Antillana con figura de Caimán o Arado o como usted quiera imaginársela, son pan diario, ya sea por una cosa o por otra. Pero el tema que a cada rato se toca y se trasmite es el de la falta de libertad religiosa. Pero en la realidad, el pueblo cubano ha debutado en el Siglo XXI, aunque las raíces son de siglos, con una religiosidad a toda prueba.


Lo que muchos “periodistas” no quieren reconocer, sobre todo en el extranjero, es que a partir de 1959, en el terreno poblacional se desencadenó una explosión de fe religiosa en un pueblo falsamente denominado como católico a ultranza, que abrió las puertas a que otra fe cristiana, la Bautista que competía con la primera tanto en adeptos cómo en templos por toda la Isla.

Las dos creencias, antes de la fecha señalada como año de gracia para nombrar el cambio religioso en nuestra Patria, tenían instalaciones para la enseñanza primaria, media y superior o bachillerato en algunos municipios, así como seminarios para la preparación de sus pastores y sacerdotes a nivel provincial y nacional. No obstante hay que señalar que las iglesias católicas contaban con una feligresía de la alta y mediana burguesía que en tiempos de celebraciones patronales como la de la Virgen María en El Cobre llenaban el templo de esa localidad al tope, aunque muchos de los asistentes iban imbuidos por una fe imbricada en las raíces africanas del cubano, donde los esclavos y sus descendientes y en realidad, casi la mayoría de los isleños en esa época ligaban profundamente el culto llegado de España y su imaginería, a las creencias populares del espiritismo sincrético donde los llamados santos cambiaban de nombre y aparecían entonces Yemayá, Ochún y todo el panteón de los pobres de la tierra.

Pero no pensemos que esa corriente de asimilación religiosa ha desaparecido, al contrario, aumenta año tras año y hoy por hoy los templos de todas las religiones que proliferan por campos y ciudades, sobre todo los bautistas y católicos se ven repletos dentro de sus actividades y es ahora en realidad que puede decirse que el pueblo cubano vive su religiosidad bajo la denominación cristiana que le apetesca y sin límite alguno y nos atrevemos a decir, que aunque se mantiene latente, entre buena parte de la población criolla el sincretismo religioso, muchas personas le han sido arrebatadas a esta última vertiente.

El cubano actual, además de vivir dentro del sistema socialista, ha sido sometido a numerosos avatares en más de cincuenta años y dentro de esa situación, en las dos primeras décadas, años sesenta y setenta del pasado Siglo XX la intolerancia religiosa de un sistema político, que poco a poco ha ido en cambio constante y el aislamiento a que ha sido sometido el país por el bloqueo norteamericano, con sus secuelas económicas y sociales, le ha hecho poner las miras en pensar que pueda existir un futuro después de la muerte. Esto no es fácil de explicar y está o estará en manos de especialistas en la materia con trabajos más prolijos sobre el tema.

Hoy por hoy conviven en la Isla en plena desarrollo a pesar de sus diferentes puntos de vista ante la doctrina cristiana el Catolicismo, el Bautismo, los Testigos de Jehová, El Ejército de Salvación, El Abventismo, La Iglesia Pentecostal, La Liga Evangélica de Cuba, La Iglesia de Cristo, La Iglesia de San Pentecostés, La Iglesia del Séptimo Día y otras que realizan su trabajo de campo, es decir, buscar y encontrar prosélitos por las zonas rurales y citadinas sin que el Estado Cubano, amenazante, según una prensa especializada en el engaño más grosero, intervenga en cuanto ese trabajo no tenga visos de lucha contra los estatutos del Socialismo.

Por doquier se levantan nuevos templos, casas de cultos, seminarios y hasta fincas donde algunas de estas iglesias levantan cultivos para ayudar a la dieta de sus afiliados en base al trabajo voluntario de los mismos y cuyos frutos se entregan a los cristianos a un precio módico y mejorar así la canasta familiar de sus creyentes. Igualmente, las iglesias a las cuales hemos hecho referencia y otras que no conocemos pero existen dan viajes a las playas y a los campismos del Estado o a sus propias instalaciones rurales donde se reúnen con sus pastores a orar dentro de su interpretación de la fe cristiana.

En cuanto al catolicismo en diferentes emisoras provinciales y en una nacional se ofrecen conversatorios, actividades varias y por la Televisión Nacional se trasmiten celebraciones tanto católicas como de las iglesias bautistas o “protestantes” como las llama el pueblo cubano. Hemos sido testigos de las procesiones católicas con motivo de la celebración del Día de la Virgen del Cobre en su santuario del mismo nombre y en diferentes pueblos y ciudades y nadie hace ruido contra ellas. En los púlpitos se difunden homilías en ocasiones muy críticas al sistema gobernante en el país y todo eso sin problema alguno.

Es muy cierto que al principio de la instauración del Socialismo en Cuba no congeniaban muy bien el papel de las iglesias con el Estado gobernante, pero a fuer de ser sinceros, algunas denominaciones cristianas se plegaron a asimilar papeles políticos que no le correspondían y hubo choques cuando el Gobierno Cubano nacionalizó las escuelas, universidades e instituciones educacionales católicas, amén de otros “negocios” al margen de la religiosidad.

Pero el tiempo lima las asperezas y actualmente conviven las religiones de todo tipo y un estado laico y ambos han aprendido la lección, sobre todo a partir de la creación, hace años, de una Oficina para tratar los Asuntos Religiosos por parte del Gobierno. Se hace valedera así, en la Cuba de hoy el adagio que dice “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Todas esas historias truculentas de agresiones a templos y a los cristianos que se dedican honestamente a su fe son manejadas desde centros de poder mediáticos que viven a costa de informaciones falseadas y repetidas sin tener confirmación alguna. Crea usted en lo que crea, Dios está presente día y noche en la Cuba actual.

*David G. Gross, escritor y periodista cubano.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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