Grupo cubano "Tendencia" en el Festival Patria Grande

Lorena Sánchez - Foto: Yander Zamora - Cuba Contemporánea.- Imagine que está -solo por un instante- en el parque Simón Bolívar de Bogotá, Colombia. Imagine que a su alrededor se enclavan cuatro escenarios al aire libre, que a pesar de ello está prohibido fumar, que no se permite la asistencia con cinturones metálicos y que, por muy sui géneris que parezca, debe despojarse de sus zapatos justo en la entrada. Imagine a su vez que no está solo, que lo acompañan unas cuatrocientas mil personas.


Que durante tres días de celebración, el Festival Internacional de Rock al Parque -el más grande de su tipo en Latinoamérica- reúne a 87 bandas, las cuales incursionan en diferentes géneros como el punk, el reggae, el blues y algunos más extremos como el hardcore y metal, entre otros.

Luego permítase viajar hasta el Foro Sol de la Ciudad de México. Permítase escuchar lo que más vale y brilla del rock en español, y obvie, por un segundo y aunque suene a una herejía, toda la influencia que pueda tener de bandas de habla inglesa como System of a Down, Metallica, Slipknot, o clásicos como Pink Floyd o Led Zeppelin. Conozca la música de grupos que por su carácter alternativo o underground bien podrían pasar inadvertidos. Dese el lujo de visitar el resto de las actividades colaterales que como parte del Festival Vive Latino se suceden en esta urbe azteca, tales como las muestras de graffitis, de cine itinerante, diseños de carteles inspirados en el uso de la tecnología en la música contemporánea.

Ahora regrese a La Habana. Noviembre de 2014. Entérese de que existe un Festival de rock latinoamericano nombrado Patria Grande, en su primera edición, que durante cinco días tendrá por sede algunas locaciones de la ciudad de las columnas, otras en provincias como Pinar del Río, Cienfuegos y Santa Clara.

Deje correr el rumor de que en Cuba se rendirá homenaje a Luis Alberto Spinetta, célebre rockero argentino, un ícono del movimiento en el continente. Que la Biblioteca Nacional de Argentina -según comenta Bárbara Meier, de la dirección de cultura de esta institución- traerá una muestra fotográfica para exponerla en la Casa del Alba de la capital habanera, con retratos de algunos de los músicos que han incursionado en el auditorio con conciertos de jazz, música popular, folklore.

No se preocupe porque sean solo cinco bandas extranjeras las invitadas y que de la escena cubana intervengan tres. Piense que por primera vez en la Isla se hace un evento de esta magnitud para los amantes del género, un evento que involucra a todo el hemisferio sur, insertándose en el contexto de los grandes festivales. Piense que este es el primer paso y que, quién sabe, quizás en el futuro Rock al Parque y Vive Latino sean solo unos “niños de teta” al lado nuestro. Siéntase ambicioso.

Patria Grande, los orígenes

Desde octubre de 2013 el Festival Patria Grande se incluye en la programación oficial del Ministerio de Cultura de Cuba.

“La idea de Patria Grande es que la música hable por las personas”, dice Sebastián Heredia, promotor argentino, quien trabaja en el proyecto desde los inicios.

“La idea surgió a partir de una iniciativa durante las Romerías de Mayo de 2011, donde fuimos delineando con Alexis Triana la posibilidad de que la visita de agrupaciones latinoamericanas saliera de lo episódico y se nucleara en un evento específico diseñado para ese fin, aun cuando exista el Festival Brutal Fest, el cual está dedicado al metal más extremo. Mientras, este es un evento más amplio que apunta al rock and roll y sus mixturas con músicas folklóricas, angloantillanas o urbanas como el hip hop.

“Cuba tiene la costumbre de consumir arte, tiene un público masivo cultivado, experiencia en grandes eventos, atractivo histórico-turístico y exponentes de gran calidad; no obstante, no se ha formado una corriente como en muchos países latinoamericanos donde las bandas del género llenan estadios”, agrega.

De esta manera, desde enero de 2014 se abrió una convocatoria a las bandas del hemisferio, donde aquellas interesadas debían enviar sus propuestas. Finalmente, el criterio de selección -cuenta Heredia-, respondió a la necesidad de incluir una o dos bandas destacadas y dos o tres emergentes en el contexto de América Latina.

Los protagonistas, la mixtura de géneros y el sentir latinoamericano

Día uno. Tribuna Antiimperialista. Un escenario mítico, aseguran los músicos. Ciertamente reconocen el lugar donde años atrás tocaron bandas apoteósicas y de clase mundial como Sepultura, Audioslave y Calle 13.

El concierto inaugural está previsto para las siete de la noche. No obstante, el público cubano es más de llegar tarde, de hacerse esperar. Son apenas las ocho y media cuando Tesis de Menta hace el opening del espectáculo, con un rock melódico, alternativo, “rock para adultos” como debería interpretársele. Tesis es una banda con once años de experiencia, una banda que hoy en día graba su quinto disco. “No creo que las agrupaciones cubanas estén por debajo de las extranjeras”, sostiene Roberto Perdomo, su director. Perdomo grita y siente los riffs de la guitarra correr por sus venas, por ello le dice al público que tocará algunos temas de Gustavo Cerati, como tributo al recientemente fallecido músico argentino. No sabe si los frikis allí presentes conocen a Cerati. Tampoco le importa.

Curva Sur, por su parte, es una banda de hardcore venezolana. Sus integrantes son familia. Por la parte de Medina, reiteran. Vienen con el slogan de “Unidos contra todo” a comerse el mundo. Cuba se les antoja un escenario propicio -aun cuando su meta sea recorrer toda América Latina-, conocen que el público cubano consume rock duro, en ocasiones estridente, desgarrador.

“Hemos escuchado que los cubanos son bastante metaleros” -comenta Ricardo Prati, guitarrista-. “Conocemos a bandas como Zeus, que es una de las más importantes del país. Sabemos que a toda esa gente les va a gustar lo que hacemos”.

Y les gusta. Aquellos frikis apenas sienten los primeros sonidos de drums y ya están vociferando. Quizás para quien no entienda el lenguaje del rock and roll, Curva Sur sencillamente haga mucho ruido y las letras sean un murmullo estruendoso. De muerte. Pero los frikis cubanos saben de estas cosas, una tradición de años los avala. Incluso se permiten el lujo de hacerse una selfie con los artistas. Posan para ellos con sus peores rostros, porque en situaciones como esta poco importa quedar bien o mal, lo relevante es entrar en el encuadre de la instantánea.

Pero luego se abre paso el “sancocho rock” de los colombianos. Ra la Culebra es una banda atípica, de locos. Una banda que siente el amor por la madre tierra, por los ideales indígenas de Sudamérica. Su música es una mezcla de rock con otros subgéneros como el punk, el metal, el reggae, pero también con elementos del folklore colombiano como el mapalé, la cumbia, el mambuco.

“A nuestra música es muy difícil encontrarle un género, es una música des-generada”, indica Julian Sabogal, tecladista. “No somos homogéneos, las diferencias entre los integrantes hacen que cada uno incluya sus influencias, su locura, sus letras, para llegar al producto final que viene siendo un ajiaco musical ecléctico”.

Ra la Culebra es más bien un show performático. Para subir a escena sus integrantes usan máscaras y un vestuario teatral. El público se les queda mirando, escépticos, a pesar de que esta es la segunda vez que Ra se presenta en Cuba. Días antes ya había estado por la Fábrica de Arte Cubano (FAC). Un escenario aterrador, según comentan. “Se trata de un espacio poco común en América Latina. Un espacio como ese, donde está el rockero, pero también encuentras la exposición de arte, el cine y el bar, es único de Cuba”, insiste Julián.

Y es que Ra la Culebra no vino solo para participar del Festival Patria Grande. “Queremos saber qué sucede con el rock acá”, asegura Andrés Giraldo (Solo), voz y guitarra. “Venimos a meternos en el underground, a escarbar en la profundidad para mostrar en Colombia cuál es el otro rostro del cubano, pues en ocasiones la imagen fuera de la Isla es solo lo tropical y lo salsero, ignorando que el rock y sus tendencias son un movimiento fuerte”.

Mientras La Milixia (Costa Rica) aprovecha la oportunidad para presentar en Cuba su nuevo álbum Rabia y Sentimiento -muestra de una suerte de amasijo antillano, donde resalta la mezcla del metal con el ska y el reggae-, la banda de rock cubana Tendencia se reencuentra con el público habanero, que no solo le exige temas como “La tumba que tumba”, “El chivatón de mi barrio” o “Al machete”, sino que pide a gritos un cover de la legendaria Sepultura. De esta manera “Territory” se escucha nuevamente en la Tribuna Antiimperialista, a seis años de la primera vez.

Tendencia llega al Patria Grande cumpliendo 20 años en la escena rockera nacional. Kiko, su director, explica que el intercambio entre las bandas cubanas y extranjeras puede resultar significativo y asume que el Festival, más allá de agrupar el sentir latinoamericano, propicia una retroalimentación.

Pero son solo las once de la noche. Aún el plato fuerte no fue servido. Para los frikis que lamentaron el cierre del Patio de María, donde durante los años 90 y principios de los 2000 escuchaban el buen rock que por aquel entonces nos llegaba; para aquellos frikis el hecho de que Puya estuviera en la Isla podría significar -y perdonarán el lugar común- “un sueño hecho realidad”. A la banda boricua, que en sus inicios se basó en la fusión del rock con estilos más pesados, el funk y ritmos caribeños, el arte de fusionar estos universos musicales le juntó con monstruos de la escena metalera mundial como los Red Hot Chili Peppers, System of a Down, Kiss y Iron Maiden, y agrupaciones latinas como Molotov y Animal.

De esta manera, el también primer grupo de rock latinoamericano en participar en el Festival de Ozzfest en Estados Unidos tuvo sus seguidores en Cuba, quienes escuchaban sobre todo los temas de su álbum Fundamental, producción discográfica que avalaba su presencia en los escenarios por esta noche.

Si bien para Harold Hopkins, bajista de la agrupación, la intención de visitar el país se remontaba a 19 años atrás, cuando “el tambor llegó a mi vida como una obsesión y los encuentros con los rumberos me hicieron conocer parte de la música y la historia de Cuba”, el resto de los integrantes de la banda -según comenta Eduardo Paniagua, baterista- solo habían escuchado referencias por parte de otros artistas, quienes los incitaban a conocer la Isla.

Circunstancias que no resultaban ajenas para los nueve músicos de NoTeVaGustar, una banda uruguaya con una fuerte tendencia al rock alternativo, muy característico en las cercanías del Río de la Plata, que tenía a su cargo el cierre del concierto inaugural. Una banda que por el año 2009 había incursionado en los escenarios cubanos y que, por esta ocasión, gozaba de un público espectacular: más de una veintena de uruguayos congregados en los inicios de la tribuna, que tarareaban las canciones y hacían que los frikis cubanos -algunos ante un franco desconocimiento- se sumaran al coro y finalmente clamaran por una última canción, justo en el instante en que el espectáculo había terminado. Ciertamente, ya vendrían otras presentaciones, el Festival Patria Grande estaba apenas comenzando.

La autogestión es la bandera

El Sur también existe. El rock latinoamericano ha vivivo un resurgir en los últimos años, a pesar de que las principales tendencias en el mundo aún apuntan al desencadenamiento del género en inglés. Para Emiliano Brancciari, voz y guitarra de NoTeVaGustar, el período opaco donde no se generaban grandes espacios para su promoción quedó atrás, razón por la cual hoy aumenta la cantidad de seguidores y su repercusión en todos lados.

Las diferencias en Latinoamérica son cada vez más interesantes. Si bien México y Argentina son regiones donde el rock marca determinadas pautas, países como Uruguay, Costa Rica, Colombia, Panamá y Puerto Rico buscan desenfrenadamente entrar en la historia del género. Mario Prati, baterista de Curva Sur, asegura que lo importante está en que las bandas representen a sus países, compongan en su idioma y no traten de imitar otros estilos provenientes, sobre todo, de Europa y Norteamérica.

Javier Devia, director y baterista de Ra la Culebra, sostiene que hoy en día la autogestión es la bandera. Las agrupaciones deben tender sus propias redes de operación y circulación interna. “La realidad es que el cuento del rockstar, de los sellos discográficos, definitivamente desapareció”.

Pero a pesar de ello, a pesar de que otros géneros como el reguetón u otros estilos de música urbana han llegado para quedarse, según indica Eduardo Paniagua, el rock tiene un espíritu que nunca muere.

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