La Reconstructora de Ómnibus de Matanzas y sus trabajadores apuestan por mantener con vida el insuficiente transporte urbano en el territorio.

Ventura de Jesús García Gutiérrez - Granma.- La Reconstructora de Ómnibus de esta ciudad se merece el crédito público. El colectivo de ese establecimiento mantiene con vida el insuficiente y tan vilipendiado transporte urbano.


En la espaciosa instalación ubicada a orillas del río San Juan, lugar que en sus orígenes se aprovechó como almacenes de azúcar, un pequeño grupo de trabajadores, básicamente chapistas, mantiene el pie en el acelerador para reconstruir guaguas o hacer cualquier pieza que alargue la vida útil de los ómnibus.

Arlex de León Mantilla, director de la UEB Servicios Auto­mo­triz Matanzas, observa que lo asombroso es la constancia de los operarios, casi todos con 30 y hasta 40 años en dichos trajines. Esa permanencia ha llegado a ser la pieza clave del éxito y nos permite avanzar y encontrar soluciones pese a las dificultades con algunos recursos, comenta.

Para Yoel Ramos, el administrador, los resultados de la base son también un triunfo de la disciplina y el orden. Gracias a ello este año hemos reconstruido 172 vehículos, muchos más de los que teníamos previsto, y acortar los plazos de las reparaciones sin menoscabo de la calidad, precisa.

“Algunos de esos carros llegan en un estado de deterioro prácticamente total, con problemas de todo tipo, que en honor a la verdad dan más deseos de darles baja que reconstruirlos. Pero aunque parecen casos perdidos los hombres se empeñan y encuentran siempre una justificación para sacarlos afuera, por muy adversas que sean las circunstancias”.

En mi condición de chapista y con mis años de experiencia yo pudiera buscarme en un fin de semana lo que gano aquí en un mes, pero prefiero mi puesto de trabajo y este lugar, donde laboro hace más de 40 años; es lo que me gusta, argumenta con franqueza Wilfredo de Armas Silveira luego de reconocer que aunque no es un punto débil, la atención al hombre puede ser mejor.

“Me siento feliz con saber que la población sigue con ansiosa expectativa lo que hacemos; es un motivo suficiente para ir a trabajar cada día”.

“Aquí se arma hasta un avión”, dijo por su parte Bernar­do Durañona, empeñado en la chapistería de una guagua Yutong. “Cada vehículo reconstruido tiene una historia de muchos días de ajetreo. Mira (indica hacia el ómnibus), esto cuando llegó parecía una mala palabra. Muchos decían: esto no sale nun­ca de aquí, y sin embargo ya usted ve que se reparó por completo.

“No siempre los materiales están a la mano ni llegan a tiempo, pero al final todos los carros salen reconstruidos. El dinero es muy importante, pero es inútil si no te sientes bien con lo que haces, y a veces lo que resuelve el problema es la gestión desprendida de los trabajadores”, concluye Durañona.

Lázaro Pérez, conductor de uno de los vehículos que actualmente reconstruyen allí, se mostró satisfecho con el rigor y la tenacidad del colectivo. “Este es un lugar que los choferes mencionan con gratitud. Mi guagua lleva aquí un mes y es indudable el avance y la calidad de la reparación. Tengo muy buena opinión de todos”.

El detalle esencial es la forma en que tanto obreros como el personal administrativo se empeñan en el trabajo, expresa Rafael García Hernández, delegado del Ministerio de Transporte en la provincia. “Cuando en otro lugar la gente se derrumba porque faltan recursos o hay algún problema, aquí Yoel y su tropa sigue adelante. Y eso es lo más importante: no desalentarse”.

Los ómnibus de la ciudad de Matanzas ya cumplieron los 15 años de explotación y aún se mantienen en muy buen estado técnico, y se debe, explica Rafael, al buen cuidado de los conductores y a la consagración de los hombres de ese establecimiento, puntal del transporte urbano.

Ese permanente esfuerzo, junto a la entrada de 16 ómnibus Diana, el apoyo de las guaguas de Transmetro (la transportista del Turismo) y de Ómnibus Escolares permite hoy transportar dia­riamente unas 62 000 personas en la cabecera provincial, una cifra no alcanzada en muchos años.

De esa forma se refuerza el recorrido corto para aligerar la cantidad de personas que se aglomeran en las paradas de la zona más céntrica de la ciudad, y se establece inclusive un servicio diferenciado, más caro, pero al fin y al cabo una opción más.

Precisó que se trata de ómnibus climatizados, con capacidad para 29 personas y partida cada media hora, (a un precio de tres pesos), los cuales cubrirán la ruta entre el hospital Faustino Pérez y la zona de Canímar, unos 16 kilómetros de distancia.

El director de Transporte enalteció asimismo el apoyo de las reconstructoras de Matanzas y de Cárdenas en la reparación to­tal de 15 ómnibus urbanos provenientes de la capital cubana.

La actualidad está llena de preocupaciones, básicamente porque no damos abasto con la demanda, pero sin temor de que se nos vaya la mano podemos decir que es innegable el de­sempeño de muchas personas por atenuar la situación del transporte y mantener con vida a nuestros pocos ómnibus. Un ejemplo de ello es lo que hacen nuestras reconstructoras, acentuó Rafael.

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