Cuba Hoy.- En el Centro Médico de Bayamo, Granma, instalación que muestra favorables resultados en la asistencia médica y calidad de los servicios, se celebró el acto por el Día de la Medicina Latinoamericana.


El mérito viste de blanco

En la celebración del acto central por el Día de la Me­di­cina Latinoamericana quedó patentizada la especial importancia que tiene, en los momentos actuales, la respuesta de los integrantes del Con­tingente Henry Reeve

Lisandra Fariñas Acosta - Granma.- El reconocimiento a los que, con humildad y entrega desinteresada, ejercen cada día la noble tarea de curar, y “luchan por la vida de nuestro pueblo y de otros países hermanos” no faltó este 3 de diciembre, Día de la Me­di­cina Latinoamericana.

Y fue precisamente el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), institución de referencia nacional para el diagnóstico y tratamiento del cáncer —primera causa de muerte hoy en el país y uno de los retos que enfrenta el sistema de salud pública—, la sede escogida para la celebración del acto central por esta fecha, por los excelentes resultados de trabajo alcanzados en el año.

“Es un día de reafirmación y estímulo, pero también de ineludible compromiso con las nuevas tareas derivadas del proceso de implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revo­lu­ción” fue el mensaje de felicitación del Mi­nistro de Salud Pública a todos los trabajadores del sector, leído por el doctor Luis Curbelo Alfonso, director del INOR.

“Nos encontramos en la segunda etapa de profundización de las transformaciones del sector, con el objetivo de continuar perfeccionando la reorganización, compactación y re­gionalización asistida de los servicios, incrementar el control de los recursos, fortalecer los valores, la ética, la exigencia y la disciplina; al tiempo que continúa siendo nuestro reto, elevar el estado de salud de la población, garantizar la calidad de la asistencia, incrementar la satisfacción y hacer más eficiente y sostenible el sistema nacional de salud”, ratificó la misiva.

Asimismo, quedó patentizada la especial importancia que tiene, en los momentos actuales, la respuesta de los integrantes del Con­tingente Henry Reeve, los cuales combaten a diario la epidemia del ébola en África occi­den­tal, y “cuya entrega y abnegación merecen nues­tro infinito reconocimiento”.

El doctor Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública, dijo a Granma que es “justamente esa entrega a la causa de la salud del pueblo, en cada consultorio, policlínico, hospital o institución social lo que hace que nuestro sistema sea hoy referente internacional”.

“En todos estos años de Revolución hemos defendido además la concepción internacionalista de nuestra Medicina, contribuyendo a mejorar la salud de miles de personas en el mundo. Estamos presentes hoy en 67 países, con más de 50 000 colaboradores. De ellos más de 25 000 son médicos y alrededor del 65 % son mujeres; todo lo cual traduce el alto grado de compromiso y sentido del deber de nuestros profesionales”, explicó a este rotativo.

El titular del sector comentó a la prensa que a las tres brigadas cubanas de 256 colaboradores que hoy se encuentran en Guinea Co­nakry, Sierra Leona y Liberia enfrentando la epidemia de ébola, se ha enviado un mensaje especial “en nombre de todo nuestro pueblo, de sus compañeros del ejército de batas blancas, de la dirección del sindicato y el ministerio, que los contempla orgullosos en el cumplimiento altruista de una misión que no solo está ayudando a salvar vidas en África, sino a preservar la humanidad”.

Durante el acto se les otorgó la distinción Manuel Fajardo a diez trabajadores del INOR, que llevan 20 años en el caso de las mujeres y 25 en el de los hombres trabajando dentro del sistema de salud pública con una actitud destacada.

De igual forma se hizo entrega de un reconocimiento a esta institución, “que se destaca por la calidad humana y profesional de los 1 145 trabajadores que laboran en ella”, expresó el doctor Santiago Badía González, secretario general del Sindicato Nacional de Tra­ba­jadores de la Salud. Este año se han atendido en el INOR 128 428 pacientes de todo el país y se han realizado más de 4 500 operaciones, refirió.

“El prestigio y el reconocimiento de los trabajadores de la salud pública cubana rebasa los límites de nuestras propias fronteras, ex­presado por la presidencia de Cuba en la 67 Asamblea de la Organización Mundial de la Salud y ratificado recientemente en la sesión de la Asamblea de Naciones Unidas el 28 de octubre del 2014”, expresó.

De ellos, los que “ya no se pertenecen” —co­mo dijera el sabio Esculapio en sus consejos— y hoy defienden la noble vocación de salvar vidas, es el mérito.

Reconocen a trabajadores de la Medicina

Esta gran masa profesional posee un alto reconocimiento social, acrecentado con el ejemplo de solidaridad con otros pueblos, según trascendió en el acto por el Día de la Medicina Latinoamericana

Osviel Castro Medel - Juventud Rebelde.- Cuba cuenta hoy con más de 480 000 trabajadores de la Salud Pública, y cada uno de ellos es imprescindible en el propósito de mejorar estos servicios a la sociedad.

Esa gran masa profesional posee un alto reconocimiento social, acrecentado con el ejemplo de solidaridad a otros pueblos del mundo.

Estas reflexiones emergieron en el Centro Ambulatorio del Hospital Carlos Manuel de Céspedes (antigua clínica de especialidades), en el acto por el Día de la Medicina Latinoamericana y por el aniversario 181 del natalicio del insigne científico cubano Carlos J. Finlay.

Ante decenas de profesionales de batas blancas, Miguel Ángel Álvarez, miembro del secretariado nacional del Sindicato de los Trabajadores de la Salud, señaló que el sector vive un momento trascendental en su historia, reconoció el esfuerzo de todos los integrantes del ramo en la nación y exhortó a no confiarse, en aras de perfeccionar el trabajo. No debe creerse, a lo interno, que todo está bien, que no se dan situaciones incompatibles con los ideales de la salud cubana.

En el acto, Sonia Virgen Pérez Mojena, primera secretaria del Partido en Granma, y Manuel Santiago Sobrino, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, entregaron medallas a 13 profesionales de la Salud Pública por haber cumplido más de 20 años en el sector o por el exitoso desempeño de misiones en el exterior.

Emocionados, recibieron el reconocimiento María del Carmen García, Zulia Pilar Muñoz, Idalberto Castellanos, Juan Tamayo, Yulianela Portales, Iraldo Arévalo, Manuel Pérez Suárez, Paula Rosa Blanco, Xiomara Álvarez, Diamara Gibson, Lorenzo Mojena, Fernando Rivero y Ulises La O.

Esta provincia, entre las cinco primeras con más habitantes en el país, cuenta hoy con 37 575 trabajadores de la Salud y sobresale por el programa de reparación de hogares de ancianos y casas de abuelos, y el remozamiento parcial de los hospitales provinciales, así como por la cobertura al ciento por ciento de los consultorios del médico de la familia, entre otros resultados.

Batas blancas, corazón en mano

Cuando alguien lleva en su talento, su actuación y cada uno de sus segundos la vida de cualquier ser humano, no hay modo posible de compensarlo con verdadera justicia...

"Los médicos deberían tener siempre llenas de besos las manos", José Martí

  • Día de la Medicina Latinoamericana: Se celebra el 3 de diciembre, a propósito del natalicio del sabio cubano Carlos Juan Finlay y Barrés, quien descubrió del agente transmisor de la fiebre amarilla. Para conmemorar la fecha, en Cuba se desarrolla una Jornada de Homenaje al Trabajador de la Salud, entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre.
  • Al cierre del 2013, según datos de la Oficina Nacional de Estáditicas e Información:
    • Personal facultativo del Ministerio de Salud Pública cubano: 265 203
    • Cantidad de habitantes por médico: 133
    • Unidades de servicio del Ministerio de Salud Pública: 13 168
    • Tasa de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos: 4,2

Susana Gómes Bugallo - Cubahora.- Es el primer rostro que vemos al nacer. Puede que también el último. Pero recorremos todo un ciclo de vida a su lado. Le tememos cuando somos niños. Disimulamos con el mismo horror interno cuando nos alcanzan algunos años. Le ignoramos si la vida nos va poniendo circunspectos e ignorantes de los malos presagios. Le añoramos cuando no nos queda otro remedio. Le necesitamos desesperadamente si el asunto se pone serio. Y depositamos en su sabiduría y entrega nuestros tesoros más valiosos.

El caso es que nunca nos quedamos a medias en la relación con este ser altruista de corazón en mano. Porque no es solo su corazón el que lleva como escudo ante tanta prueba, el nuestro también se va con él en la aventura, a merced de sus buenos modos, dispuesto a dejarse vivir por su hacer.

Acostumbrados como vamos a los derechos con los que nacemos en un país como Cuba, a veces reparamos poco en su sonrisa y preocupación. "Es su trabajo", suelen esgrimir muchos. Pero, ¿qué ocurre con aquellos que no lo hacen del todo bien? ¿Hemos sopesado las verdaderas consecuencias de un médico con pocas o malas ganas de hacer? ¿Sería lo mismo que una recepcionista que se niegue a ayudarnos en una gestión o de un artista indispuesto para actuar?, con el perdón de los que odiamos las comparaciones.

Más allá de los encuentros diarios en el consultorio, la esquina, el hospital para un chequeo de puro trámite, o cualquier contexto en el que requerimos de un profesional de la salud, y, por supuesto, lo tenemos (cosa rara en cualquier latitud sin los consiguientes dolores de cabeza de índole monetaria), se me antoja hoy que estas líneas —como el pensamiento de muchos cubanos— por este tres de diciembre, viajarán hasta África irremediablemente.

No porque aquellos que están cerca no merezcan nuestras felicitaciones y el mismo cariño que se ganan a diario. Tampoco porque el momento dicte para donde soplar, a tono con el latir de un país. Es que es imposible quedarse impávidos. Es que es inevitable no conmoverse.

Como joven, he entendido bien eso de ser rebelde sin causa. Como periodista, sé de qué se habla cuando se dice luchar contra el mundo. Como apasionada, llego al final de cualquier asunto al precio de cualquier desvelo. Como enamorada de la vida, suelo entregarlo todo sin ponerme a medir consecuencias. Por eso no me escapo de sentir por los batalladores del ébola. Porque se predice cada historia detrás de cada colaborador.

Todas las hazañas no pueden ser contadas. Y eso que las hay de todos los colores. Pero allá donde no llegan los cronistas, va una, despistada por la vida, y se encuentra a una señora en una guagua que suelta con desparpajo la historia de su sobrino.

Todos le han dicho loco a este muchacho. Nadie quiere entender su obsesión. Tampoco es que se pueda comprender con tanta facilidad. Se requiere de un corazón de esos que no andan si no es con el combustible de quemarse en la entrega, dándolo todo, sin latir si no es allí donde se le llama a gritos.

Pues su joven sobrino se brindó… y fue hacia África. Y aunque la familia trató de "desenquistarle" esa "absurda" idea, allá se fue el dizque alocado muchacho con tal de dar rienda suelta a su instinto médico, que es como decir su sentido de vida. Y en la casa nadie entiende de razones. Todos siguen poniendo en duda si vale más la familia propia que la del mundo.

Así contaba, vociferaba o se quejaba esta señora del P-12. Ella, que quería con sus gritos y su pretendida molestia, engañarme como si fuera tan simple disimular su secreto orgullo, por muy desmesurada que se tornara su normal desesperación. Porque muchachos como este —y como todos los que andan desobedeciendo parámetros— siempre se llevan esos regaños tiernos que zanganean en el limbo de lo que se quiere y lo que se admira. Por lo primero se reclama; por lo segundo se pavonea uno con esa falsa contrariedad, feliz de tener a alguien así en la familia.

Si a algo estamos apegados y tememos como verdaderos seres humanos es a la vida cuando se pone en la cuerda floja. Pero lo de estos sujetos de bata blanca y corazón en mano sigue llevándose más de lo que podemos darle. Cuando alguien lleva en su talento, su actuación y cada uno de sus segundos la vida de cualquier ser humano, no hay modo posible de compensarlo con verdadera justicia.

Si además de jugar con los límites constantemente, subvertir la tranquilidad, saltar al ruedo contra cualquier pronóstico y domesticar sin miramientos las piruetas demasiado atrevidas que suele poner el azar caprichoso en el destino, son capaces de sonreír y llorar, sacrificarse y amar, entregarse y sentir en cualquier circunstancia… pues algunos siguen sin alcanzar los renglones, los reconocimientos, los abrazos.

"Los médicos deberían tener siempre llena de besos las manos", nos dijo el Apóstol. Llénense de estos mimos entonces los de aquí, los de allá, los que no andan por este continente, los que son nuestros, los que no, los que sanan… todos. Para los que curan almas, para los que nacen de nuestra Escuela Latinoamericana de Medicina (esa joven madura de 15 años), para los que hacen camino, para nuestro Félix que ya hasta casi burló al ébola, para todos los que hacen vida…

Felicita ministro de Salud Pública a trabajadores del sector

Kimani Hernández García

La Habana, 3 dic (AIN) Una felicitación a los trabajadores cubanos de la Salud Pública trasmitió hoy el doctor Roberto Morales Ojeda, integrante del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y titular del ramo, en el acto nacional por el Día de la Medicina Latinoamericana, efectuado en esta capital.

El Instituto de Oncología y Radiobiología (IOR) fue sede de la celebración, que presidieron Ulises Guilarte de Nacimiento, también miembro del Comité Central y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, y el propio ministro, entre otros dirigentes.

Ante médicos, enfermeras y personal de ese centro fue leída una carta suya en la cual expresa que este es un día de reafirmación y estímulo, pero también de ineludible compromiso con las nuevas tareas derivadas de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

También al dirigirse a los presentes Morales Ojeda enfatizó que tampoco se puede olvidar al personal que hoy cumple misión en 67 países, y en especial a los miembros de las brigadas que luchan contra el ébola en África Occidental.

Aquí los contemplamos orgullosos por su ejemplo y su esfuerzo de salvar miles de vidas y a la humanidad, subrayó.

Posteriormente ambos dirigentes impusieron la Distinción Manuel Piti Fajardo a 10 trabajadores del IOR que cumplen más de 20 ó 25 años de labor ininterrumpida en el sector.

Ellos son los doctores María Elena Faxas, Erasmo Pablo Gómez, Marta de la Caridad Osorio, José Manuel Vázquez y Reinaldo López; los licenciados Sor María López, Tania Galindo y Dania María Cedré, la enfermera Regina Zamora, y el trabajador administrativo Parmenio Garzón.

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