Su protagónico en La pared de las palabras, inspirada en un personaje real que sufre distonía y retraso mental, le planteó uno de los retos más grandes de su carrera desde Fresa y Chocolate, afirmó el relevante actor cubano

Juventud Rebelde.- El relevante actor cubano Jorge Perugorría aseguró este jueves que su protagónico en La pared de las palabras, del director Fernando Pérez, le planteó uno de los retos más grandes de su carrera desde Fresa y Chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea, refiere Prensa Latina.


La película está inspirada en un personaje real que sufre distonía y retraso mental y para acercarse al padecimiento debió acudir a instituciones donde atienden a pacientes de ese tipo, según reveló a propósito del reciente estreno del filme en el XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Yo tomé de cada caso con este trastorno los detalles que me interesaban y además vi mucho material fílmico, porque las distonías se operan en Cuba y se filman los pacientes antes y después de las intervenciones, relató en entrevista exclusiva con Prensa Latina.

Según Perugorría, estos materiales le ayudaron a encontrar la composición de su personaje, para el cual debió bajar varios kilos de peso.

Con todo y eso era como caminar por el filo de la navaja, pero yo tenía tanta confianza en Pérez que me entregué por completo a su dirección, sabía con certeza absoluta que estaba bien dirigido y, por eso, me atreví a romper los límites prácticamente, confesó.

A criterio del actor y realizador, Pérez logró una película especial, muy sensible, que puede tocar lugares exclusivos en el corazón y la cabeza de los espectadores porque demuestra cuán fundamental es para el ser humano la necesidad de expresarse.

El filme es un canto a eso, a esa necesidad, a esa libertad natural que precisamos para poder realizarnos por medio de la expresión, aseveró.

Perugorría cree que Pérez tiene una sensibilidad ideal para entender los problemas de esos personajes, sobre todo el de la madre interpretada por Isabel Santos, pues tiene puntos de contacto con sus propias vivencias familiares.

Para él trabajar con Pérez era un sueño pendiente desde hace años y por esa ilusión empezó a armar el proyecto junto al director, Premio Nacional de Cine 2007.

Yo fui parte de la construcción por el deseo que tenía de trabajar con él, porque ahora mismo es el cineasta más importante de Cuba y no había tenido esa oportunidad, afirmó el actor que también participa en Vestido de novia, ópera prima de Marilyn Solaya, y dirigió Fátima, dos trabajos en concurso.

Por su parte, el director de Clandestinos, Hello Hemingway, Madagascar, La vida es silbar, Suite Habana y El ojo del canario, ha logrado piezas conmovedoras sin caer en los clichés comunes en géneros como el histórico y el drama contemporáneo.

La pared de las palabras volverá a proyectarse esta noche en el cine Chaplin de La Habana, tras un estreno en una sala tan pequeña que hasta el propio director decidió ceder su asiento a algún espectador.

Dos que se aman y se hieren

En el 36 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano tres filmes (dos de ellos concursantes) focalizan de manera bastante original a parejas tan apasionadas como conflictivas

Frank Padrón - Juventud Rebelde.- La pareja de cualquier tipo sigue siendo vórtice principalísimo del cine; mas no son esos amantes armónicos que logran construir altares de su relación los preferidos por los cineastas, sino todo lo contrario: aquellos que aunque se quieran mucho también se lastiman al punto de que muchas veces dan al traste con su amor.

Tres filmes (dos de ellos concursantes) focalizan de manera bastante original —hasta donde es posible en ese terreno tan trillado como es la pantalla grande— esas duplas tan apasionadas como conflictivas. Se trata de Aire libre, de Argentina; Playa del futuro, coproducción entre Brasil y Alemania, y Paraíso, de México.

Mientras el matrimonio que forman Lucía y Manuel proyecta edificar una vivienda más amplia para ellos y su pequeño hijo, en realidad su relación de pareja se derrumba; es la paradoja que emplea Anahí Berneri (Por tu culpa) para erigir su filme Aire libre, que concursa en largos de ficción.

No es una obra donde haya demasiada historia, apenas detalles, pequeños gestos y actitudes aparentemente insignificantes pero que redundan en un hecho incuestionable: esa mujer y ese hombre se atraen, se desean, se necesitan pero a la vez comprueban (y nosotros con ellos) que el inmueble que significa su vínculo amoroso se carcome sin remedio, algo que les afecta a ellos tanto como al niño, quien desde su precocidad advierte que algo anda mal.

De esto es lo que da testimonio un filme que se inserta dentro de los presupuestos del llamado «nuevo nuevo cine», en tanto logra subvertir los parámetros narrativos tradicionales (léase aristotélicos) e infundir más estados anímicos y atmósferas que sucesos en sí mismos.

Lo cierto es que el relato está notablemente estructurado, de modo que aprehendemos paulatina, mas pormenorizadamente, los signos evolutivos del inevitable derrumbe; junto a elementos decisivos como el montaje y, en este caso, la dirección de arte, con todo el simbolismo y la literalidad que porta el ambiente de construcción y trazado arquitectónico tan decisivo en la diégesis, sobresalen los esmerados desempeños de Leonardo Sbaraglia (ya todo un veterano del cine argentino) y Celeste Cid.

Otra pareja, esta vez masculina, da vida al filme Playa del futuro, de un brasileño «coralizado» en ediciones anteriores: Karin Aïnouz (Cielo de Sueyli), concursante en la misma categoría.

El bombero Donato vive feliz en su pueblo costero (Fortaleza) con su madre y su pequeño hermano, y por azar conoce al alemán Konrad cuando este pierde a su amante ahogado en el mar; entre ellos nace una relación que se prolonga a Berlín, adonde marcha el brasileño de visita. Aunque riñen a la hora del regreso, pues Donato extraña lo suyo, este decide finalmente quedarse, pero las cosas entre ellos parecen cambiar… para mal.

Playa… consigue, como es habitual en este realizador, momentos de gran plasticidad visual y no poca fuerza en lo literario, además de discursar con ostensible pertinencia sobre temas esenciales, por encima de la orientación sexual de los protagonistas y la naturaleza de una relación en principio fogosa e intensa, y pronto llena de insalvables contradicciones: la identidad, la importancia de las raíces, el desarraigo, la fuerza de ciertos amores que pueden (o no) hasta sustituir otros, en lo cual ambos personajes responden de modo diametralmente opuesto.

Pero un defecto apreciado desde el debut de Aïnouz con Madame Satán, se deja ver en Playa…; esto es: cierta impericia en el narrar con inevitables consecuencias negativas en el redondeo de la historia, lo cual, lejos de suavizarse se agudiza aquí. Playa… extrema el recurso de la elipsis, esos saltos en el tiempo de la historia que los espectadores deben imaginar y completar, al punto de hacerla difícil de seguir en más de una ocasión; por otro lado, la irrupción de Airton en Alemania, el hermano crecido que dejamos de ver adolescente, en medio de la pareja disuelta pero reencontrada, no se inserta felizmente en el corpus narrativo.

La fotografía y ciertas tomas de cámara son más apreciables que el conjunto; digamos, la fruición de los cuerpos que esconde lo invisible de una angustia étnica, y mucho más allá, existencial, denota un tratamiento de imagen muy sutil, así como la fotografía contrastando los ambientes diferentes que enmarcan la vida de ambos personajes según sus diferentes personalidades, con elocuentes picados y audaces zooms que intentan trasuntar ciertos estados anímicos.

La música es también muy sugestiva (recordar la significativa escena de la discoteca, donde el sonido lógico de un lugar así es sustituido por un segmento sinfónico, para comunicarnos niveles de significado en juego dentro de la trama, algo reforzado también por el empleo de la cámara).

Sin dudas, uno de los sólidos valores del filme es la matizada y sólida labor de sus protagónicos, ante todo el asumido por Wagner Moura (Tropa de élite, y ahora mismo en la telenovela Paraíso tropical asumiendo el personaje de Olavo); él, más algunas sugerencias y méritos parciales bien valen una zambullida en esta Playa… irregular y un tanto errática.

Mientras, Carmen y Alfredo son dos personas no ya tan jóvenes y un poco gordos, pero ello no ha sido nunca una limitación para el sentimiento hermoso que se profesan mutuamente, hasta un día en que ella comienza a sentirse incómoda con su peso e inicia un curso para adelgazar, algo en lo cual involucra al esposo, quien va un poco a contrapelo. Sin embargo, los papeles se invierten y finalmente es él quien lo consigue y ella solo se aficiona más por la comida...

Paraíso, de donde procede esa historia que dio vida a la novela homónima de Julieta Arévalo, se convirtió el pasado año en el segundo largo de ficción de la realizadora mexicana Mariana Chenillo, quien debutara con una atendible muestra de humor negro (Cinco días sin Nora) y ahora pone el dedo sobre la llaga en lo verdaderamente importante dentro de una relación, mientras emplaza los modelos únicos y estandarizados en la apariencia física, además de pulsar otros temas no menos significativos, como el provincianismo y la vida capitalina, pues los protagonistas en las primeras escenas se mudan de Ciudad Satélite al DF.

Con un guión inteligente que trasunta la voz narrativa —punto de vista femenino que hereda el personaje de Carmen— y se ha plasmado con habilidad en pantalla, Paraíso es una entretenida indagación en los asuntos que aborda, la cual descansa en buena medida sobre los desempeños rigurosos de Luis Gerardo Méndez y Anabel Ferreira, al punto de que si la película estuviera en competencia (figura en la sección fuera de concurso A sala llena) serían sólidos candidatos (sobre todo ella) al Coral en esa categoría.

Fátima: una película sobre la voluntad de seguir adelante

AIN.- Escena de la película Fátima,o el Parque de la Fraternidad, de Jorge Perugorría, película cubana que compite en el 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana Escena de la película "Fátima,o el Parque de la Fraternidad", de Jorge Perugorría, película cubana que compite en el 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana

Aunque el centro del relato de Fátima o el parque de la Fraternidad es la historia de un travesti, no intenta ser una película de tema homosexual, sino un canto a la voluntad de todo ser humano para seguir adelante ante la adversidad.

Esa era la máxima intención de su realizador, el también actor Jorge Perugorría, y lo consiguió a través de una convincente y sólida concepción de ese personaje, cuya determinación trasciende a pesar de su entorno difícil.

En conferencia de prensa hoy, como parte de las actividades del XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el director destacó que se sintió cautivado por la personalidad de Fátima, protagonista del cuento homónimo de Miguel Barnet.

Más que una denuncia a los prejuicios sociales hacia la comunidad homosexual, es una historia para que cualquier ser humano sienta la fuerza de enfrentarse y sobreponerse ante situaciones donde los intenten disminuir como seres humanos, acotó Perugorría.

El filme narra la vida de un joven homosexual y travesti, quien se prostituye para ganarse la vida y, además, mantener económicamente al hombre al cual ama, y quien debe enfrentar todas las complejidades derivadas de sus decisiones.

Luego del estreno el viernes último, el propio Barnet, quien obtuvo el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 2006 con el relato original, expresó que es también un canto por el respeto al otro, pues por muy difícil que sean las circunstancias, todos tienen sentimientos puros.

Por su parte, Carlos Enrique Almirante, quien interpreta a Fátima, señaló en la conferencia que ve al personaje como un punto de giro en su carrera, pues marcó definitivamente un antes y un después para él como actor de cine.

El joven dijo sentirse impactado y agradecido por la reacción del público, y comentó que a pesar de ser una interpretación difícil, fue muy cómodo hacerla por la buena química lograda entre todo el equipo.

Fátima… es una de las cuatro películas cubanas en concurso por el Coral al Mejor Largometraje en la cita cinematográfica, que se celebra en esta capital hasta el próximo domingo, junto a Vestido de Novia, La pared de las palabras y Venecia.

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