Yaima Rodríguez Turiño - CubaSí.- Aún sin conocer de dónde provienen los Reyes Magos, cada 6 de enero muchos padres cubanos entregan regalos a sus hijos en nombre de tres señores que supuestamente viajan el mundo en cómodos camellos y no entienden de colas, precios, salarios… y mucho menos de embargo económico.

Y los niños tampoco entienden de esas cosas, por eso los padres, cristianos o no cristianos, al final se suman a la fila infinita de las jugueterías para complacer a sus hijos, y un poco también a ellos mismos.

Este cinco de enero, para no variar, las colas de las jugueterías eran el atractivo. Allá donde se vendiera un juguete, había una fila de padres impacientes por mirar, calcular y comprar.

Muchos no se andaban con tantos miramientos, lo importante era encontrar lo que buscaban y complacer la ilusión de la espada lumínica, el arco con flecha o la muñeca que llora. Otros muchos cumplían sus expectativas con un juguete económico y funcional, que le sirva para aprender, sobre todo a los más pequeños.

Para Sara el pedido estuvo difícil este año, pues su hijo de cuatro años, acostumbrado desde pequeño a esta tradición, les encargó una bicicleta a los Reyes. Le pidió a la madre sin falta que le escribiera la carta y cuando esta escuchó el pedido, trató de persuadirlo. Bueno, papito, lo que los Reyes Magos te puedan traer, recalcó la madre para evitar el compromiso. Otro año quizás lo complazca, porque siempre te queda aquello que no pudiste darle, piensa Sara. Los precios hoy día de esos juguetes no me lo permiten, concluyó.

Sin embargo, muchos de los padres entrevistados por Cubasí en las afueras de las jugueterías confesaron que, por lo general, el regalo lo escogen ellos, sin cartas ni pedidos oficiales. Algunos incluso desconocen la tradición y ni siquiera pueden mencionar los nombres de los famosos Reyes del Oriente, solo tratan de imitar lo que sus padres hacían con ellos cuando pequeños.

Los padres impacientes cierran el paso en las entradas de las jugueterías. 

Los juguetes en grandes cajas fueron los preferidos de algunos padres.

Por ejemplo, a Ernesto, padre de una niña de cinco años, le hace mucha ilusión que su hija tenga un velocípedo como el que le regaló su madre a esa edad. Pero yo creo que a mima no le costó tanto, me dice sonriente.

Amarilis, por su parte, asegura que algunas tiendas tienen bastante variedad, en cuanto a precios y tipos de juguetes, y que por eso este año le resultó fácil encontrar un regalo para su niño de siete años, aunque confiesa que siempre para las hembras hay más cosas.

Los juguetes didácticos tampoco faltaron en la búsqueda, sobre todo para los padres de pequeños entre uno y dos años, que encuentran en estos juegos una vía para desarrollar habilidades.

Vínculo padre-hijo

Aunque los cubanos no seamos muy dados a las tradiciones como otros pueblos del mundo, el Día de Reyes tiene un significado especial por el vínculo con los hijos. Por ello quizás es una de las tradiciones católicas heredadas que hemos adoptado y adaptado con especial atención.

Para la investigadora Caridad Estenoz, de la Facultad de Educación de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, los padres de familia deben fomentar las tradiciones que generan un vínculo especial con los menores.

Estenoz dijo que en muchas ocasiones la mercadotecnia conlleva a que se ignore el significado real y el valor de una tradición como los Reyes Magos.

Algunos cambian el regalo a última hora por compras más necesarias.

Si nos acercamos a los niños y les explicamos un significado que represente la parte espiritual de este evento, ayudamos al diálogo por medio de cuentos y evitamos la exposición comercial, aseguró la especialista.

Incluso, en niños mayores de 12 años, como ya conocen quiénes compran los regalos y arman la tradición, los padres pueden llegar a acuerdos sobre comportamientos y compromisos escolares, de cualquier manera cada seis de enero van a encontrar algo especial. Lo importante es que no se pierda esa ilusión, concluyó la catedrática.

Sobre los Reyes…

En varios países el Día de los Reyes Magos se celebra con una connotación especial y singular. Esta tradición deriva de la religión católica, la cual celebra los acontecimientos sucedidos en el nacimiento de Jesús.

La costumbre más difundida cuenta que vinieron de Oriente tres reyes: Baltasar, Melchor y Gaspar, guiados por una estrella, que les condujo hasta Belén. Allí buscaron al niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole oro (que simboliza su naturaleza real, como presente conferido a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios), y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, que representa el sufrimiento y muerte futura de Jesús).

En algunos países, a los niños que se portan mal se les deja solo carbón, y a los niños que se portan bien se les dejan los regalos que hayan solicitado.

En España, durante los días previos a Reyes, los niños reúnen latas vacías y preparan con ellas “arrastre”, es decir, que en la mañana del 5 de enero las arrastrarán por todo el centro de la ciudad armando gran escandalera, para llamar la atención de sus majestades los Reyes de Oriente y que no se olviden de visitarlos por la noche.

En otra región de España, los Reyes Magos ponen los regalos donde los niños han dejado sus zapatos. También se dejan dulces como obsequio, e incluso agua o comida para los camellos.

También los adultos suelen compartir el famoso panetone, un amasado de frutas secas que se come en el desayuno. Pero eso ya es una cola aparte…