La explosión del buque francés, La Coubre, permanece aún en la memoria de muchos cubanos. El hecho de sangre ocurrido un día como hoy en el año 1960 dejó un balance de más de cien muertos y 400 heridos.

Prensa Latina / Cubadebate.- La Coubre, procedente de Hamburgo, Bremen, Amberes y Le Havre, arribó a puerto habanero con un lote de armamento pese a las presiones de Washington para impedir su llegada al país.


Durante las primeras horas de la tarde del 4 de marzo de 1960 se produjo una detonación inicial y minutos más tarde la segunda, causante del mayor número de víctimas, pues en ese momento decenas de militares y trabajadores ofrecían ayuda en el lugar a las víctimas de la primera explosión.

Las evidencias indicaban que tras fracasar los intentos de la Casa Blanca para cancelar la venta de esas armas a Cuba, miembros de la Agencia Central de Inteligencia colocaron un explosivo entre las cajas de granadas antitanques, el cual se activó tras retirar la carga situada sobre él.

Los resultados de las pesquisas demostraron que se trataba de un sabotaje preparado en algún punto de embarque o durante la travesía.

En el carguero viajaba, sin explicaciones lógicas, un periodista estadounidense llamado Donald Lee Chapman, quien embarcó en Le Havre y se dirigía a Omaha, estado norteamericano de Nebraska, Estados Unidos, pero la nave gala sólo lo dejaría en Miami.

Unas dos semanas después del acto terrorista, el 17 de marzo de 1960, el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, firmaba el documento titulado “Un programa de acciones encubiertas contra el régimen de Fidel Castro”.

El texto contenía una serie de medidas en ejecución, que preparaban las condiciones para lo que más tarde terminaría en la derrota de la invasión mercenaria de Playa Girón.

La acción vandálica ocurrida en 1960 profundizó la convicción de los cubanos de radicalizar el proceso revolucionario iniciado en 1959, y solo fue superada en envergadura por la invasión a Playa Girón en 1961.

El día que el pueblo reafirmó su solidaridad

Más de medio siglo después se rindió homenaje a los trabajadores y héroes anónimos que el 4 de marzo de 1960 perdieron la vida tras la doble explosión en el vapor francés La Coubre

Yosel M. Castellanos - Granma

Acto por el 55 Aniversario del sabotaje del Vapor La Cubre, el que estuvo presidido Mercedes López Acea Miembro del Buró Político y Vicepresidenta del Consejo de Estado y Primera Secretaria del Comité Provincial del Partido en la Capital. Omar Ruiz Miembro del Secretariado del Comité Central del Partido así como Ulises Guilarte de Nacimiento Miembro del Comité Central y Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba. Intervención central de Ulises.

El pueblo cubano no olvida los crímenes terroristas de que ha sido víctima en más de medio siglo de Revolución. Foto: Alberto Borrego

Ofrendas florales enviadas por el Co­man­dante en Jefe Fidel Castro Ruz, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el Consejo de Es­tado, fueron colocadas por trabajadores portuarios y familiares de las víctimas del sabotaje al vapor francés La Coubre, a la entrada del histórico muelle, que hace 55 años fue testigo de uno de los sabotajes más mortíferos perpetrados contra la Revolución cubana.

Alberto Solís Sotolongo recordó con voz entrecortada cómo un policía salvó su vida luego de escuchar la primera detonación. “Mi papá era trabajador en ese muelle y vivíamos a poca distancia. Cuando sentí la explosión corrí en su búsqueda. Un oficial me detuvo. En lo que trataba de convencerlo para que me dejara pasar vino la segunda detonación.

Mi padre fue una de las víctimas. Estoy convencido que esa segunda descarga fue concebida para eliminar físicamente a los máximos líderes de nuestro país”, señaló.

Al hacer uso de la palabra en el acto, Ulises Guilarte de Na­cimiento, miembro del Comité Central y se­cretario general de la Central de Traba­ja­dores de Cuba, dijo que “to­da la investigación minuciosa de aquel estremecedor hecho, reveló desde el primer mo­mento que la explosión no se había producido por un accidente, todo lo contrario. Se trataba de un hecho intencional, cuyas evidencias señalaban a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, vinculadas con este acto terrorista”.

Ambas explosiones sacudieron la agitada vida habanera, cobrándose la vida de 101 personas, y dejando un saldo superior a los 200 heridos, pero esta acción criminal patentó la solidaridad de nuestro pueblo y líderes políticos que acudieron a socorrer a los heridos tras la primera detonación.

Mientras numerosos cuerpos se apagaban en el alba de las transformaciones político-so­ciales que se vivían en esa época, una frase se levantaba al siguiente día —5 de marzo de 1960 — por encima de viles patrañas. Lejos de amedrentarnos, el valor caló profundo en nuestros ideales; sobre todo tras aquella frase pronunciada por Fidel y que retumbó en toda Cuba: ¡Patria o Muerte!

A la ceremonia político-cultural de este miércoles asistieron Mercedes López Acea, miembro del Buró Político, vicepresidenta del Consejo de Estado y primera secretaria del Partido en La Habana; dirigentes del Partido y el Gobierno en la capital; representantes de la Unión de Jóvenes Comunistas; miembros de otras organizaciones políticas y de masas, así como protagonistas de aquellos sucesos.

Cuando nació el Patria o Muerte

Intentaron que la Revolución se arrodillara y se puso de pie y levantó los fusiles. De la indignación ante aquel salvaje crimen terrorista ocurrido hace 55 años, que dejó un saldo de 75 muertos y más de 200 heridos, surgió la consigna

Luis Hernández Serrano - Juventud Rebelde.- Cincuenta y cinco años nos separan de un sabotaje que conmovió a la capital y a todos los cubanos, y sembró el dolor en los corazones. El 4 de marzo de 1960, en las primeras horas de la tarde, mientras se desarrollaban las labores de descarga del buque francés La Coubre, en los muelles de la Pan American, del puerto de La Habana, se produjo la primera explosión a bordo. Y cuando obreros, soldados, bomberos y policías acudían a prestar socorro a las víctimas, un segundo estallido provocó un número aún mayor de muertos y heridos y destruyó completamente las bodegas donde se realizaban los trabajos.

La nave francesa había partido del puerto de Amberes, en Bélgica, y transportaba armas y municiones adquiridas por Cuba para su defensa. Un total de 75 muertos y más de 200 heridos, entre ellos numerosos mutilados, fue el saldo de aquel hecho.

Las pruebas realizadas después por nuestras autoridades, que incluyeron el lanzamiento desde aviones de algunas cajas de granadas para fusiles FAL, las mismas que estaban siendo descargadas cuando se produjo el desastre, demostraron que era imposible un accidente fortuito.

Se trataba de un monstruoso acto de sabotaje, realizado en el lugar del embarque, de forma tal que al ser movidas las cajas detonaran esas explosiones.

Al día siguiente tuvo lugar el sepelio de las víctimas. Un cortejo interminable marchó a todo lo largo de la calle 23, rumbo al cementerio de Colón. Allí, a las puertas de la principal necrópolis habanera, Fidel se dirigió al pueblo, proponiéndoles a los cubanos la nueva consigna de ¡Patria o Muerte!

A las milicias obreras, las brigadas universitarias, los soldados del Ejército Rebelde, los miembros de la Marina y de la Policía y una columna de campesinos, todos con sus fusiles al hombro, el Comandante en Jefe les diría, con la misma emoción del pueblo que lo escuchaba:

«¿Quién iba a soñar siquiera que un día militares, obreros, estudiantes, campesinos y pueblo no serían enemigos…? Hoy he visto más gloriosa y más heroica a nuestra Patria, más admirable a nuestro pueblo… Cuba no se acobardará; no retrocederá; la Revolución seguirá adelante victoriosamente y continuará inquebrantablemente su marcha… Se quiere que estemos indefensos, para doblegarnos».

Y agregaría entonces: «Sabremos resistir y vencer cualquier agresión… y nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir Patria. Y la disyuntiva nuestra sería: ¡Patria o Muerte!».

Cuba
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