Aunque la producción industrial de materiales de la construcción muestra determinados incrementos, la demanda continúa siendo muy superior a la oferta, lo cual provoca reiteradas insatisfacciones en la población

Yudy Castro Morales, Yosel M. Castellanos - Foto: Yander Zamora.- La casa de Aurora Ramos es un cuerpo gris, áspero, rodeado de sacos a medio llenar y desgastadas herramientas de albañilería. Luego de cinco años en construcción, esta mujer y sus dos hijos confiesan que faltan algunos detalles para concluir la nueva vivienda que por esfuerzo propio vienen levantando.


“Los tres, con ayuda de algunos amigos, hemos transformado la casa que anteriormente era de madera. No ha sido fácil conseguir todos los materiales y reunir el dinero”, relata la madre, aunque reconoce que ahora es mucho más cómodo adquirirlos que cuando comenzó a dar los primeros pasos para hacer la vivienda.

“En la actualidad hemos pasado trabajo para comprar las cabillas de media pulgada y los bloques de 15 cm. El cemento, en ocasiones, se pierde. Por falta de cabillas la obra se ha detenido varias veces. No hay azulejos en ningún ‘rastro’. Tienes que ir a la tienda en CUC para obtenerlos”.

Como muchos cubanos, esta familia ha pasado por el complejo y largo camino de la construcción de viviendas, proceder que se ha intensificado con las posibilidades ofrecidas al esfuerzo propio. Abordar el tema resulta complicado debido a los contratiempos que pueden presentarse para hacer, modificar o reparar un hogar, tomando como base que la demanda es muy superior a la oferta.

CIMIENTOS INESTABLES

Para el albañil Eduardo Ortiz el dilema mayor de las familias involucradas en estas labores está relacionado con la compra de materiales. “Es difícil conseguir los áridos, bloques y el acero sin que existan retrasos”.

En opinión de Alfredo A. Pedroso Gon­zález, director general de la empresa de Hor­migón y Terrazo (HORTER), cubrir en la actualidad toda la demanda de la población es imposible, aunque refirió que se debe considerar que la oferta en los últimos años es creciente.

Un ejemplo que demuestra cómo los niveles productivos vienen subiendo paulatinamente, lo aportó Argenis Villazón Gómez, director general de la empresa de Canteras, encargada del 37 % de la producción nacional de áridos.

“Si comparamos la producción anual desde el año 2009 hasta la fecha, observamos un crecimiento de forma escalonada. De 23 000 metros cúbicos (m³) de áridos hace seis años, en el presente tenemos previsto entregar 150 000 a las Tiendas de Materiales de la Construcción de La Habana, pertenecientes al Ministerio de Comercio Interior (Mincin)”, señaló.

De igual forma, la fabricación de barras de acero destinadas a la venta a la población se ha incrementado. “De 26 000 toneladas en el 2013, llegamos a 32 000 el año anterior y para este 2015 se prevén 39 000”, comentó Arnaldo Vargas Vargas, director de Pro­ducción y Ventas del Grupo Industrial de la Siderurgia Acinox.

Aseguró además que “al cierre del primer trimestre todas las entregas pactadas estaban cumplidas”; y en el caso específico de la capital, “de un plan de 1 867 toneladas de barras se habían­ distribuido en los primeros tres meses del año 2 240”.

No obstante, durante un recorrido en el mes de marzo por algunos puntos de venta de los municipios de Playa, Marianao, Plaza de la Revolución y San Miguel del Padrón, Granma halló discrepancias entre los surtidos. Si bien es cierto que el cemento y los bloques tienen una presencia casi estable, con el acero, los áridos y azulejos no ocurre igual.

En la tienda La Devesa del municipio de Playa, su administradora Arisbel Espinosa informó que “la gravilla y la arena es­casean y la mitad hay que separarla para los casos de subsidio”.

El administrador de la tienda Monterrey, en San Miguel, Bil­mar Blanco, resaltó que los elementos de piso y pared son inestables. Muchos artículos demoran varios meses en volver a entrar.

“De acero nos surten con unas 20 toneladas mensuales. Eso es poco. En ocasiones los azulejos y juegos de baño presentan mala calidad. Solo los bloques y el cemento son estables”.

Mejor situación exhibía el punto de venta El Cristo, en Marianao. Para la encargada de almacén, Elsy Pérez, existe buen surtido de cemento en bolsa y a granel, así como de gravilla, arena y bloques de 15 cm. Pero con el acero, la piedra y las tejas de fibrocemento sí hay grandes dificultades. “El acero no entra desde octubre del 2014 y las tejas desde mediados de ese año”.

Al visitar el “rastro” de Plaza, la especialista en materiales de la construcción de la Di­rección Municipal de Comercio, Mi­lagros Herrera, indicó que a ellos los han surtido con muy pocos áridos. “En febrero y marzo no mandaron lo pautado en los contratos. Recibo cerca de la mitad del producto. Según el proveedor, que es Cantera, la situación se debe a problemas con el transporte”, dijo.

Al indagar sobre la inestabilidad en el suministro de áridos, el director de la empresa Canteras abundó en las dificultades existentes con la transportación de dichos surtidos en La Habana.

“No disponer de estas capacidades de transporte provoca que hoy incumplamos la cifra total de 12 500 m³ de áridos que al mes deben entregarse en los rastros de la capital”, subrayó Argenis Villazón.

Más adelante el directivo explicó que las ofertas están en correspondencia con las capacidades de transportación dispuestas por la empresa. “Podemos superar los niveles de áridos entregados, pero el tema del transporte limita ese incremento”.

Como medida para solucionar este incidente deben arribar al país, en el presente año, diez camiones procedentes de China, mediante los cuales se prevé mantener un surtido más estable en los puntos de venta de la capital. Estos se sumarán a los 22 vehículos con que cuenta la empresa Canteras, todos con un promedio de 20 años de uso.

En el caso de HORTER, su director recalcó que para trasladar los bloques producidos en sus unidades existen contratos firmados con entidades del Consejo de la Administración Provincial (CAP). Usan este sistema, añadió, porque la empresa no tiene las capacidades creadas para asumir la transportación de todos los bloques.

“Con nuestro parque automotor, que tiene más de 25 años de explotación, y el apoyo de las empresas del CAP esperamos entregar al Mincin, mensualmente, unos 292 000 bloques para La Habana”, subrayó Alfredo A. Pedroso.

PLANES CUMPLIDOS, DEMANDA INSATISFECHA

También en la fabricación de acero, como en otros renglones de la economía, la mayor dificultad está en la existencia de una demanda creciente y en la imposibilidad de satisfacerla con las capacidades productivas instaladas; sin eludir otros escollos afrontados por las dos acerías del país: Antillana de Acero y Acinox Tunas.

Durante el 2014, coincidieron directivos de Acinox, de un plan de 280 000 toneladas de acero líquido se cumplió el 92 %, lo cual incidió en la producción de barras pues de 115 500 toneladas previstas apenas se fabricó el 89 %. Pese a ello, insistió Arnaldo Vargas, “se honró lo pautado con programas priorizados como el de la Vivienda y el Mincin”.

Las principales afectaciones estuvieron en la baja disponibilidad de chatarra, roturas en los transformadores de la subestación de alimentación eléctrica, así como por averías en los castillos de laminación y el funcionamiento de la máquina de vaciado continuo de Antillana.

Para el 2015, en función de un plan similar de acero líquido se prevén fabricar 118 000 toneladas de barras. Y respecto a las entregas del Mincin, apuntó Vargas Vargas, de las 8 344 toneladas previstas al cierre del primer trimestre, ya se habían distribuido 10 220.

Sobre las dificultades que limitaron la producción del 2014 el directivo informó que algunas estuvieron presentes a inicios de año, pero desde entonces se ha logrado cierta estabilidad.

Justamente a ese objetivo debe tributar la puesta en marcha este 2015 de dos transformadores en Antillana de Acero, lo cual se corresponde con la primera etapa del proceso inversionista concebido para el coloso.

QUEDAN “PIEDRAS” EN EL CAMINO

Otro de los aspectos críticos que afecta a la industria de materiales de la construcción es el elevado nivel de obsolescencia tecnológica en la mayoría de las plantas. Sin embargo, HORTER y Cantera han podido sortear mejor estos escollos que otras unidades homólogas.

“Transitamos por la aplicación de un programa de desarrollo tecnológico y de mantenimiento industrial que permita estabilizar la producción de áridos. Disponemos de equipos con más de 30 años de servicio, a los cuales periódicamente sometemos a un proceso de reconversión y renovación para mantener sus capacidades productivas”, expuso Villazón Gómez.

En la misma línea, el año pasado HORTER adquirió piezas de repuesto para sus equipos y las que hacen falta para el 2015 ya están contratadas, adicionó Pedroso González. “Ello nos permitirá una utilidad en las máquinas superior al 83 % de sus prestaciones”.

No obstante, a escala nacional la situación no es óptima. Durante el Balance del 2014 del Grupo Empresarial de Ma­teriales de la Construcción (GEICOM), celebrado en el mes de marzo, Francisco Díaz, su presidente, alertó que la mayoría de las 39 empresas que están bajo su mando presentan obsolescencia tecnológica.

En la propia reunión, el ministro de la Construcción, René Mesa, resaltó que para desarrollar esta industria se tiene que buscar mayor profesionalidad a la hora de producir.

“Tenemos que organizarnos mejor, sacar bien las cuentas sobre el mantenimiento de los equipos y su ciclo. No se trata de cumplir los planes y no prever de forma correcta el mantenimiento, eso conllevaría a enterrar las maquinarias”, sostuvo.

Aunque la producción de materiales tiene sus lagunas bien definidas, aún existen otras interrogantes vinculadas con el tema de la calidad, el montaje de los planes productivos en correspondencia con una demanda cada vez mayor, así como las perspectivas de desarrollo del sector y la situación existente en el resto del país.

Esas son cuestiones que pudieran ser contestadas por los propios directivos de GEICOM, a quienes ha sido imposible entrevistar, por andar escudados tras múltiples excusas a lo largo de tres meses.

Para limpiar el camino de obstáculos y obtener la eficiencia en el sector hay que garantizar una sincronización entre las capacidades constructivas y el proceso inversionista, de modo que este último no se limite a una simple sustitución de equipos rotos, sin lograr los incrementos productivos que tanto necesita el país.

Aunque la industria local constituye una alternativa necesaria y ha permitido amortiguar “un poco” el desequilibrio entre oferta y demanda, existen productos como el acero o el cemento cuya solución no depende de estrategias a pequeña escala. De ahí que resulte oportuno seguir de cerca las problemáticas de la gran industria, en pos de alcanzar un desarrollo tangible en la producción de materiales.

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