Por */Martianos-Hermes-Cubainformación.- A raíz de la promulgación de la Ley de Inversión Extranjera en Cuba la cual materializó el Lineamiento de la Política Económica y Social de la Revolución correspondiente,  muchos ciudadanos cubanos interesados en las cuestiones y problemas de la nación, a través de las TICs, a contrapelo de la información oficial que casi no tocó el tema (y si lo hizo, fue muy tibiamente), casi inmediatamente levantaron la cuestión referente  a la inversión en el país  de los cubanos  que residen en el extranjero  por haberse  marchado debido a los más disímiles motivos y  que, actualmente, son poseedores  de cierto capital que les permitiría realizar la susodicha inversión residiendo fuera de Cuba. Es a lo que llamo inversión extranjera - cubana.


No resulta ocioso repetir que el gobierno cubano ha reconocido la necesidad de la inversión extranjera para el establecimiento  de una serie de premisas económicas que permitirán darle nueva vida a la economía cubana como medio de creación de nuevas fuentes de trabajo, de innovaciones tecnológicas y otras.

Por otra parte, los acuerdos generales del Día de San Lázaro-Babalú Ayé (más conocidos en la jerga política como 17-d), dados a conocer en sus respectivas alocuciones por los Presidentes Raúl Castro y Barack Obama, y los pasos ulteriores que se han estado dando para el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los EE.UU han generado una secuela de acontecimientos políticos y económicos en relación con nuestra  Isla entre los cuales descuella el interés de empresarios e inversionistas de muchos países por introducir capitales de inversión en Cuba:  de Holanda, Inglaterra, España, Japón, China, Rusia, Brasil, Italia, México, de los propios Estados Unidos y otros, de los cuales ha dado cuenta nuestra prensa oficial.

Así, de pronto, una verdadera avalancha  de las más diversos  capitales extranjeros para la inversión parece venir sobre el  país…

Esta nueva situación, evidentemente condicionada por la decisión norteamericana, prácticamente  ha provocado un desbloqueo económico a Cuba y que  el asunto de la inversión extranjera-cubana vuelva a resurgir en  diversos medios de las TICs.

Así, en los medios nacionales por algunos autores se da a entender que la inversión de capital cubano será un hecho que en algún momento también deberemos incorporar y se plantea la posible participación de cubanos  que viven en el exterior en la creación de micro, pequeñas y medianas empresas (PYMES), aprovechando su doble ciudadanía para operar las mismas, sin entrar a considerar  las reales y posibles complejidades jurídicas, delictivas  y políticas  existentes en torno a este hecho.

Por otra parte en los medios internacionales (ver, por ejemplo, 1 000 millones  para hacer  inversiones en Cuba, en El Mundo, de España,10/05/2015), con toda intención acorde a sus intereses, se comienzan a  realizar cabildeos mediáticos promocionales  a cubanos que habitan fuera, sin tener en cuenta la catadura política, ética y moral de los mismos y de las secuelas de sus acciones cuando abandonaron el país, convirtiéndose en simples renegados y traidorzuelos o en verdaderos delincuentes que, por  esos mismos hechos, se desconoce cómo adquirieron sus bienes  e hicieron fortuna en un mundo donde la especulación  financiera y el lavado de dinero pululan por doquier.

Estos planteamientos, de la forma que lo han hecho los autores del patio, independientemente de la importancia  que tiene el financiamiento para el desarrollo de las PYMES, son puramente economicistas y  están faltos de un enfoque político e ideológico que no tiene en cuenta la historia de nosotros los cubanos durante estos últimos 57 años: la resistencia a base de tantos sacrificios y sobre todo los muertos que, por muchas necesidades económicas que se tengan, no deben  quedar a un lado ni se deben olvidar.

Sin negar la posibilidad de la inversión extranjera-cubana para no caer en dogmas  ni tabúes,  antes de darle la bendición, cada inversión de  ellas debe ser analizada y autorizada casuísticamente, como se hace en estos momentos con la inversión extranjera propiamente dicha, para  que no desemboque en una nueva avalancha, como está sucediendo con ésta última, motivada incluso por el llamado que hacen nuestros dirigentes en todas partes. Dada nuestra situación histórica concreta, la contradicción existente  al respecto es compleja y general, por lo que se debe tener en cuenta.

En definitiva, para mitigar y neutralizar las necesarias avalanchas de capitales hacia nuestro socialismo (el capital genera capital, según Lenin), que nos llenarán de pacotillas y de otros tipos de ideas y actitudes no socialistas que ya se manifiestan en el seno de nuestra sociedad, poniéndola en peligro de desmoronarse; y para la construcción y desarrollo  de un “socialismo  sostenible y próspero”, al que ahora se convoca según el nuevo lema, sin definir aún los objetos, criterios y factores de esa sostenibilidad y a la cual se le debe dar un basamento teórico al menos, no solo bastan inversiones y  financiamientos extranjeros y cubano-extranjeros, sino el efectivo  empoderamiento de todos los trabajadores de sus medios de producción, en cada fábrica, en cada cooperativa, en cada Unidad Empresarial Básica (UEB), para que de manera participativa y protagónica, a todos los niveles de la sociedad, se genere un fuerte sentipensamiento de propiedad y pertenencia  que haga que el socialismo de verdad sea de todos, por todos y para todos.

*, geólogo cubano, miembro del Instituto de Geología y Paleontología.

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