Cuba Hoy.- La Bienal de La Habana, una oportunidad de los artistas para compartir con colegas, curadores, especialistas y coleccionistas. También para experimental, como es el caso de Damián Aquiles que intervino toda la fachada en una antigua casa en el Vedado, en un contexto tan propicio.


Detrás del Muro o el amor lo puede todo

María Fernanda Ferrer - Cuba Contemporánea.- El pasado domingo 31, al caer la tarde, fui testigo de un acontecimiento inusual: un tramo del malecón habanero se cerró. ¿La causa?: el arte.

Los habaneros sabemos que “el malecón se cierra” cuando de manera oficial se anuncia la “entrada de un norte” y es tomado por las olas que impiden el tránsito, o cuando se están haciendo reparaciones en las redes vial, eléctrica o hidráulica, o cuando hay marchas frente a la sede de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, o simplemente por un concierto en la Tribuna Antiimperialista, o por el advenimiento de los carnavales: las autoridades lo informan siempre con antelación.

En esta ocasión, cientos de personas “bajaron al malecón” para dialogar con el medio centenar de obras que conforman Detrás del Muro, una de las muestras colaterales de la duodécima Bienal de La Habana, provocando un "cierre" espontáneo que no fue fortuito, sino muestra de la necesidad de abrir espacios de diálogos urbanos donde las personas puedan socializar y, de paso, conectarse con las estéticas de un grupo de artistas (en este caso cubanos y de Estados Unidos, México, España, Bolivia, República Dominicana, Marruecos y Alemania) e interactuar con las obras. 

Resaca -o “la playita”, como la han rebautizado los cubanos-, de Arles del Río, es una de las obras que han alcanzado mayor popularidad (hasta se hacen largas colas para acceder a una cómoda tumbona rodeada de arena y sombrillas), al igual que la pista de patinaje de Duke Riley (EE.UU./Irlanda), que da la ilusión de patinar sobre hielo en una pista a cielo abierto con una temperatura de entre 32 y 34 grados Celsius,que es la promedio en Cuba.

Como proyecto, Detrás del Muro participó en la anterior Bienal y ahora regresa como muestra colateral, curada por Elvia Rosa Castro, José Fernández y -como curador principal y gestor de la idea- el experimentado Juan Delgado Calzadilla, un hombre que lleva muchos años en estas lides y que ha apostado por iniciativas arriesgadas, atrevidas y -por qué no decirlo- también muy exitosas. Con Juanito, como cariñosamente casi todos lo llaman, conversamos en exclusiva para Cuba Contemporánea.

“Esta segunda edición ha tenido un gran protagonismo, pero el principal protagonista ha sido el pueblo que, creo, ha empezado a comprender la relación entre el arte y la sociedad y cómo interactuar con artistas; ese era el gran compromiso del equipo curatorial para la presente edición. En lo personal me gustan los proyectos difíciles y ambiciosos porque así es, también, la vida. 

Detrás del Muro se ha convertido en un gran evento porque incluye instalaciones, pintura mural, performance, videoartes y talleres. Uno de estos últimos estuvo dedicado a la tercera edad, a los ancianos, y fue  impartido por las artistas Nereida García (Cuba-EUA) y Oweena Fogarty (México-Irlanda). ¡Nuestras abuelas y abuelos se convirtieron en raperos! Esa es la idea, compartir experiencias a través del arte.

“El malecón habanero es hermoso por su propia naturaleza, pero en estos días de Bienal ha devenido un gran museo urbano. Ojalá que las mentes se abran y los muros que muchas gentes aún tienen en su pensamiento y en su corazón sean derribados; es necesario abrir sensibilidades y hacer cosas más hermosas y, en el futuro, convertir al malecón en un evento constante. Por ejemplo, que un día venga Roberto Fabelo y emplace una obra y otro día llegue el maestro Manuel Mendive y haga un performance y en otro momento baile la compañía de Lizt Alfonso, o que un pianista ofrezca un concierto espectacular en una plataforma sobre el agua… 

Eres un soñador.

-Sí, pero los sueños a veces se hacen realidad, solo está en que lo sueñes y trabajes en función de ello. Confieso que tengo un poco de miedo porque se están cumpliendo todos mis sueños.

Ya te inventarás otros.

-Seguro, porque el proceso de creación es infinito; además, ese mar y ese horizonte siempre te convocan a algo.

Supongo que el trabajo curatorial haya sido complejo. ¿Por qué estos artistas y no otros?

-La convocatoria fue espontánea y nos interesaban muchos artistas que habían estado en la anterior Bienal con propuestas exquisitas. Por otra parte, me gusta mucho el encuentro con la diáspora, es decir, que los cubanos que viven en cualquier parte del mundo -lejos de cómo piensen- se reencuentren. Todos tenemos detractores y admiradores. Por ejemplo, regresa Florencio Gelabert y están por primera vez Nereida García, Jacqueline Maggi y José Rosabal, un artista que no venía a Cuba desde hace 46 años. También Emilio Pérez, quien me ha dicho “esta es mi primera obra monumental y me has obligado a hacerla en La Habana”, o José Parlá, un artista impresionante, que si quiere viene o no, porque no le hace falta La Habana para legitimarse.

Creo que eso es lo que ha hecho que la gente se convoque por sí sola, y también el amor que se le ha puesto a Detrás del Muro. Me encanta hacer realidad el slogan que dice “el amor lo puede todo”. Además, me satisface mucho que los cubanos puedan ver aquí el trabajo de un grupo de artistas que están en los museos de Nueva York o de París. Sinceramente, para este proyecto hemos hecho muchas hermosas locuras, que han salido bien.

Detrás del Muro es un proyecto que interpreto como un punto de encuentro despojado de todo.

-Efectivamente, ha sido un punto de encuentro hermoso. Hace unos instantes una muchacha con su niño -lo trajo a pasear al malecón- me preguntó: “¿Por qué no lo dejan permanentemente si todo es tan  lindo?”. Algunos creadores cubanos me han comentado “me has hecho regresar de nuevo a reencontrarme con mi país, con mis olores, con mis colores”. Esa es la idea, que el malecón sea un lugar de encuentros y también que la gente piense, que medite un poco, que reflexione y dialogue con el mar, porque al mar si tú le hablas él te responde, lo que sucede es que hay que saber escucharlo.

Si miras al horizonte lo sientes infinito, pero hay mucha tristeza en ese mar porque ha sido testigo de cosas dolorosas, y Detrás del Muro es un homenaje al mar para que cada dos años dialogue de manera íntima con el arte.

El arte no cambia el mundo, pero sí pone acentos importantes.

-Por los siglos de los siglos estará Goya en El Prado y desde que se colocó allí han cambiado un montón de políticos, y continúa el Guernica en el Reina Sofía o Marc Chagall en el Centro Pompidou. Wifredo Lam, Manuel Mendive, Roberto Fabelo y las nuevas generaciones -como Los Carpinteros, Carlos Garaicoa, Daysi Novoa, José Bedia, Magdalena Campos y otros- también estarán en los museos.

Lo importante de Detrás del Muro es que el protagónico lo tenga el artista y cuando pase el tiempo la gente recuerde lo que sucedió en estos días y que el pueblo disfrute. Desde hace muchos años se están buscando puentes, pero no solo se trata del dialogo más allá de la frontera sino del dialogo interno, que es muy importante.

¿Próximos proyectos?

-Tengo muchos en la mente y algunos son complejos por la cobertura internacional y por el presupuesto, pero lo más inmediato es editar el libro Detrás del Muro. Siempre que hago un evento me gusta dejar un legado para que en el futuro se sepa lo ocurrido y el libro es idóneo para documentar lo sucedido. También se está filmando un documental que dirige Lester Hamlet.

Estamos en un momento en el que hay que seguir y tenemos la responsabilidad de continuar legitimando el arte cubano. Localmente sabemos que tenemos grandes artistas, pero el mundo tiene que conocer qué pasa en esta isla y qué mirada tiene Cuba hacia el universo. Es destacable la mirada universal que hoy en día están teniendo los artistas cubanos.

Que la gente piense ante Delicatessen, obra del maestro Roberto Fabelo, o que en torno al Cubo azul, de Rachel Valdés, continúe meditando qué hay más allá del azul, o cuando se ponga en contacto con Mendive y su exposición Mi energía y yo reflexione sobre por qué mi energía y por qué yo. Hay todo un diálogo en el que encontrará respuesta en algunos casos y en otros no, porque así es la vida, pero lo más importante es hacernos contantemente preguntas.

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