Maya Quiroga - Cuba Contemporánea.- Durante varios años cautivaron al público holguinero con el espacio que lleva por nombre “Contentos y empeñados”. Hace apenas dos meses los integrantes del grupo humorístico Etcétera intentan probar suerte en La Habana. Sobre las motivaciones para radicarse en la capital conversamos con Eider Luis Pérez, líder del grupo.

Radicarse en La Habana es un punto de ruptura en tu carrera, ¿qué significó para los integrantes del grupo Etcétera dejar la provincia de Holguín y afrontar el reto de vivir alquilados, enfrentarse a nuevas dinámicas y a nuevos públicos?

-Soy un guantanamero radicado en Holguín que, como todo buen oriental, ahora vive en la capital. Holguín es una provincia muy cómoda para hacer arte pero sin las proyecciones de la capital para un artista. De hecho, extrañamos muchísimo a nuestro público holguinero, que habíamos formado durante seis años y con el que nos habíamos retroalimentado a partir de una manera determinada de hacer humor.

Llegar a La Habana implica un punto de giro interesante en nuestra vida artística porque tenemos que enfrentarnos a un público que prácticamente nos desconoce. Solo nos ha visto en algunas presentaciones esporádicas, sobre todo en el teatro Mella y durante los festivales nacionales del humor Aquelarre, en los que participamos desde el año 2007, con el antiguo formato de Etcétera. Hoy prácticamente somos otro grupo porque el único que se mantiene desde el inicio soy yo.

Estamos trabajando en función de adaptar nuestro repertorio a las características de La Habana como epicentro de la cultura cubana. Tenemos que enfocarnos hacia otras formas de hacer sin renunciar a nuestro estilo. Por una cuestión de espacio, La Habana es un territorio donde se han legitimado otras formas de hacer humor cuando en las provincias del interior del país se mantiene más vivo como mecanismo artístico y no solamente comercial.

Aquí tenemos que combinar ambos aspectos. Es bastante complicado porque la gente consume el humor de una manera directa y rápida. La idea nuestra es tratar de llegar a los medios de comunicación para tener mayor alcance hacia el público nacional. Alguien dijo que nunca es tarde para claudicar, si no nos va bien regresamos a Holguín. En definitiva allá tenemos nuestro público.

¿Cómo se sienten con la posibilidad de contar con una peña fija todos los miércoles en la sala Tito Junco del teatro Bertolt Brecht, donde por muchos años se presentó el grupo La oveja negra?

-Esta peña es la continuidad del espacio “Contentos y empeñados” que teníamos en Holguín, con nuestra manera de hacer humor, nuestra forma de enfocarlo, que está muy distanciada de la estética de La oveja negra. Ellos se apoyan más en el gag cómico, en el humor gestual, la pantomima, la utilización del rostro, la desfiguración del físico.

Nosotros nos apoyamos más en las condiciones actorales de los miembros del grupo, en la interpretación del personaje, en la psicología del mismo y en las situaciones. Son dos maneras distintas de enfrentar el humor. Aspiramos a que el público vaya identificándose con el trabajo de nosotros y elija lo que quiere ver.

La peña ha ido funcionando relativamente bien. El público fluctúa de menos a más en dependencia del día, de la programación en la ciudad. Somos un grupo prácticamente desconocido. Llevamos solo dos meses en La Habana, con una peña semanal. Eso es algo bastante complicado. El público, al principio, tenía cierta reticencia pero ha ido identificándose con nuestro quehacer.

¿En qué circunstancias surgió la idea del espectáculo humorístico Casting, donde participan las cuatro mujeres del Centro Promotor del Humor?

-Un día Kike Quiñones, director del CPH, me llama en Holguín y me consulta la idea de si estaba dispuesto a escribir un espectáculo para las cuatro mujeres del centro. El sabía cuál era mi manera de pensar al respecto.

Amo mucho los personajes femeninos, sobre todos los que hacen humor. Me parece que la construcción de la feminidad, desde el punto de vista sociocultural, contiene una teatralidad implícita y explícita que puede ser explotada.

De hecho, mis personajes favoritos en la comedia clásica son mujeres. Consumo mucho humor internacional. Dentro de nuestro grupo trabajamos mucho los personajes femeninos a través del travestismo. Todos éramos hombres en el grupo hasta que se incorporó la actriz Venecia Feria, que vino a cumplir mi sueño de tener una mujer en el colectivo para interpretar los personajes femeninos.

Lo escribí para ellas cuatro, que de hecho son actrices multipremiadas. Mireya Abreu Pérez, con un excelente trabajo de caracterización dentro del grupo holguinero Cari care. Sé como ella funciona y lo que le podía ir mejor a Mireyita. En el caso de Yasnay Ricardo, de Komotú, que fue el primer grupo que vi en Guantánamo cuando cursaba la secundaria, ya la conocía y sé cuáles son sus resortes. Ellas dos se combinan muy bien con Venecia, quien tiene mucha experiencia en el teatro. La construcción de un espectáculo para las tres no es algo muy complejo. Lo otro era incorporar a Aleanys Jáuregui (Cuqui La Mora), una actriz con muy buenos recursos, muy probada y que ha compartido escena con varios actores. Incorporarla a hacer teatro ha sido una ventaja para mí porque ella es la que menos ha recurrido a las tablas. Ha tenido más oportunidades en el cine y la televisión. Eso abre una opción más para ella.

Esperamos que la obra tenga un buen resultado. Casting cuenta una historia bastante sencilla, complejizada desde mi visión del humor. Es un casting para una película, filmada por un supuesto director extranjero llamado Salpinguidis, donde se presentan cuatro mujeres. Al final, la película resulta ser todo lo contrario a lo que ellas pensaban. Se van descartando diferentes situaciones que va descubriendo el público en la medida que avanza la obra.

Cada una tiene su momento de protagonismo con un monólogo preparado. Este es un espectáculo total donde pueden bailar, cantar y, sobre todo, actuar y hacer reír a los espectadores.

¿A qué crees que obedece la poca presencia de mujeres en el CPH?

-No podemos creer que el humor solo lo pueden hacer los hombres. La historia del teatro cubano está llena de mujeres desde el Alhambra. Podemos mencionar nombres como los de Consuelo Vidal, Aurora Basnuevo, Marta Jiménez Oropesa, Zenia Marabal… En los últimos tiempos no se incorporaron muchas mujeres y otras abandonaron su carrera en el camino.

Tenemos la idea de incorporar la mayor cantidad posible de mujeres al mundo del humor y que muestren sus recursos como actrices porque ellas pueden ser iguales o mejores que los hombres. Queremos que en este espectáculo se incorporen otras mujeres más jóvenes, que sean novatas en el mundo del humor, de manera que el público vea otras posibilidades.

Deseamos resaltar el papel femenino dentro del campo del humor. Los resultados que se obtuvieron en el programa televisivo Más mujeres no fueron los mejores. Ha quedado la idea de que ellas no están aptas para hacer buen humor.

En sentido general, el público reconoce solo a los hombres como cómicos. Las mujeres también pueden ser versátiles, simpáticas y pueden hacer este espectáculo teatral, humorístico, que presentamos en calidad de pre estreno precisamente en el espacio “Contentos y empeñados”, el 24 de junio en la sala Tito Junco del Bertolt Brecht. El estreno está previsto para el Festival Aquelarre.

¿Tienes en mente algún espectáculo nuevo?

-Debemos estrenar en Holguín esta semana el nuevo espectáculo de Etcétera. Estamos manejando el estreno de otros dos espectáculos, Carnavales o Enmascararse y Vuelo directo, cuya historia se desarrolla en un aeropuerto:, quiénes llegan, quiénes se van, a dónde van…

También estoy escribiendo un texto para Pagola la paga. Debe estrenarse en noviembre en el teatro Mella. Nos presentaremos juntos a ellos para aprovechar las condiciones para cantar de los miembros de Etcétera.

Venecia Feria acaba de entrar al elenco del programa televisivo No quiero llanto -que conduce Antolín El Pichón-, que saldrá durante el verano. Escribí unos guiones para ese espacio y creo que voy a participar en algunas grabaciones.