Una novedosa iniciativa se implementa en el vestíbulo del Hospital Hermanos Ameijeiras
Madeleine Sautié - Diario Granma.- Entrar al vestíbulo del hospital Hermanos Ameijeiras deja ver algo más que el hormigueo de pacientes y doctores en su ajetreo cotidiano. Hasta una mesa repleta de libros que se venden allí, como una iniciativa del Centro Provincial del Libro y la Literatura, llegan constantemente las personas para hacerse acompañar de algún título que empiezan a leer en el mismo centro y que después llevarán a casa.
Contemplar la estampa que ese entorno conforma deja ver a las claras el valor de un libro, a juzgar por las no pocas personas que, sentadas en el extenso lobby, pasan el tiempo leyendo alguno de los que acaban de comprar.
Para asegurarse de la constancia del hecho Granma conversó con Sara Ana González Almeida, librera a cargo de las ventas. “Trabajamos en la librería Mario Muñoz, que está insertada en la Escuela de Estomatología, en Carlos III y G, y pertenecemos al Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL).
Hace ya ocho años prestamos servicio en el Hospital Hermanos Ameijeiras y lo hemos hecho también en otras instituciones. Esto ayuda mucho a los enfermos y a sus familiares, que muchos vienen de otras provincias y en lo que esperan sus consultas adquieren libros y también conocimientos. Este convenio lo tenemos además en el Pediátrico de Centro Habana, donde están otros libreros. Las ventas se comportan bien. Nunca he venido por gusto, siempre logramos vender. La gente nos ha preguntado a quién se le ocurrió esto, porque a veces compran más libros aquí que si se llegan a una librería”.
Mientras un lector indaga por el libro de Manuel Calviño Vale la pena. Escritos con Psicología, la paciente Bidelkis Lima, de Artemisa, le comenta a Granma que para ella “es muy bueno que se vendan aquí los libros, porque así los pueden comprar personas que tal vez no tienen cerca una librería o que no tienen tiempo para llegarse hasta una, y que esté ubicado aquí en el hospital es muy buena idea porque aquí hay muchas personas estresadas, esperando un resultado, una consulta, y obtener un libro les abre la mente, los ayuda a despejarse un poco. “Yo cada vez que vengo a mi turno médico me compro dos o tres libros, porque siempre encuentro mucha variedad”.
Víctor Manuel Hernández García, otro de los libreros, apuntó que “aquí hay muchos pacientes que están ingresados y no tienen acceso a la calle, y hemos sabido de algunos que mandan a sus acompañantes a comprar un libro para leerlo en sus horas de reposo, porque leer les hace bien”.
El doctor Oscar Díaz Díaz, endocrino del hospital Manuel Fajardo, también refirió su opinión al diario. “Esto me parece muy bueno realmente, ahora mismo yo traje a mi señora al médico y me ha dado tiempo de ver estos libros, y estoy seguro de que algunos de ellos me van a ser útiles, pues no tengo tiempo muchas veces para salir a buscarlos. Le voy a recomendar a la dirección del centro donde trabajo que piense en la posibilidad de ofrecer una actividad semejante a esta”.
La trabajadora Sara de Pedro, del Banco de sangre del hospital, nos comentó que ellos como trabajadores aprovechan esta oportunidad para adquirir libros con muy buena calidad. “Aquí se pueden comprar con mucha facilidad y estos beneficios los resaltamos en nuestras reuniones, para que se mantenga el contrato que se realiza durante todo el año”.
Por último escuchamos los criterios de Mistervina Molina, de Villa Clara. “Yo estoy jubilada y soy cuentapropista, ahora vendo útiles del hogar, pero siempre busco un tiempo para leer. Andamos ahora con la nieta y aproveché y le compré aquí libretas y libritos de cuentos. También compré El gigante del Escambray (de Osvaldo Rojas Garay), que lo llevo para un regalo. El que viene aquí está enfermo, pero que te encuentres algo que pueda agradarte puede ayudar a que te recuperes, a que te sientas bien”.