Jorge Legañoa Alonso, enviado especial de la AIN - Washington, 18 jul (AIN) Lo que más me emociona y me impacta de llegar a la capital de Estados Unidos e izar la bandera –el lunes– en la embajada cubana es que Fidel esté en Cuba viendo ese momento, declaró hoy el artista Alexis Leiva Machado, Kcho.


Al arribar a esta capital como parte de la avanzada de la delegación oficial a la apertura de la legación de la Isla en Estados Unidos, Kcho subrayó que lo más importante para él es ser testigo del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países y que el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, esté también viendo por televisión cómo se iza la enseña patria y se entonan las notas del Himno Nacional.

El artista de la plástica y diputado al Parlamento de la Mayor de las Antillas, dijo que está feliz de tener la oportunidad especial de ser parte de un momento histórico en el que los moncadistas han logrado lo increíble.

En tanto Yumidis Castillo, ocho veces campeona del mundo en Atletismo y cinco veces oro olímpico en 100, 200 y 400 metros para atletas paralímpicos, confesó que no esperaba ser invitada al acto de este 20 de julio en Washington, por lo que la sorpresa la tiene muy orgullosa de ser cubana y ver que una vez más las palabras de Fidel se han cumplido.

La multicampeona mundial, quien prefiere la tensión de una carrera de 100 metros a dar una entrevista a la prensa, señaló a la AIN que nunca había tenido la posibilidad de visitar este país, por lo que representará no solo a los deportistas de la Isla sino al pueblo cubano entero.

Tiene un gran valor histórico estar aquí pues se reabrirá la embajada luego de más de cinco décadas de ruptura de relaciones, señaló Castillo.

Para el presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, Joel Ortega Dopico, testimoniar el restablecimiento de los vínculos diplomáticos es, en términos religiosos, asistir a un milagro verdadero, muestra de lo que es capaz de hacer un pueblo, no importa lo pequeño que sea, cuando las convicciones y los principios de unidad son firmes y sólidos.

Al desembarcar en la capital estadounidense estaremos unidos los cubanos y norteamericanos buenos, afirmó.

Aseguró Dopico que cuando se levante la bandera de Cuba que es también la de América Latina, el Caribe y de muchos otros pueblos del mundo, veremos una señal para muchos que esperan que sus estandartes puedan ondear con dignidad.

El religioso cubano recordó que este es un momento fundamental, un paso importante y las iglesias, a ambos lados del Estrecho de la Florida, tienen muchas expectativas.

Creemos que después del restablecimiento de relaciones diplomáticas vienen otras cosas, como la derogación del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de EE.UU. contra Cuba, enfatizó.

Afirmó que el Consejo de Iglesias ve con gozo la exclusión de la Isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo por lo que aseguró confía en la verdad y la justicia.

Este pequeño país de apenas 11 millones de habitantes está dando una lección al mundo de lo que es capaz de hacer un pueblo cuando tiene una convicción y líderes que son parte y están con ese pueblo, aseveró.

Antes de concluir, Dopico reiteró una idea que ha sido el sentimiento común de la delegación oficial a la reapertura de la legación de La Habana en Washington: lo más importante es que venimos aquí no como miembros de una iglesia, artistas, o deportistas, sino como cubanos en representación de ese pueblo patriota.

La avanzada cubana a la ceremonia diplomática llegó en la tarde de este sábado, acompañada de periodistas de Granma, Juventud Rebelde, Cubadebate, Radio Rebelde, el Sistema Informativo de la Televisión Cubana, Prensa Latina y la Agencia de Información Nacional que cubrirán el acto y darán seguimiento, minuto a minuto, a los acontecimientos que tengan lugar en esta capital.

Una treintena de personas entre intelectuales, ex diplomáticos, artistas, diputados, científicos, educadores, deportistas, campesinos y religiosos, componen la delegación cubana que asistirá el lunes a la reapertura de la embajada, entre los que destacan Ramón Pez Ferro, asaltante al Cuartel Moncada; Eusebio Leal, Historiador de La Habana; Ana María Mari Machado, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular; el cantautor Silvio Rodríguez y el científico Jorge Berlanga, creador del Heberprot P.

La delegación de la Isla estará encabezada por Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, quien pronunciará un discurso en el acto de reapertura y realizará una visita oficial al país anfitrión, la primera de un Canciller desde el triunfo de la Revolución en 1959, y será recibido por el Secretario de Estado, John Kerry, en la sede del Departamento de Estado.

Delegación cubana en Washington se aloja en el hotel donde García Marquez esperó para cumplir encomienda de Fidel

Cubadebate.- García Márquez llevó a William Clinton, un reconocido admirador de su obra literaria, un mensaje en que Fidel le proponía colaboración contra el terrorismo. Varios investigadores y fuentes consultadas por Cubadebate confirman que este es el hotel que forma parte de esta historia. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

La delegación que ha viajado a Washington para participar en la ceremonia de reapertura de la Embajada de Cuba en esta ciudad, ha recibido este domingo en la noche el homenaje de los directivos de la cadena hotelera Starwood en el lugar donde se alojan. En el último piso del Hotel Washington, con una espectacular vista de 360 grados de la capital de los Estados Unidos, ha transcurrido la recepción, en la que los invitados de la Isla recibieron la bienvenida de Ken Siegel, jefe administrativo y consejero general de la compañía que posee 1200 hoteles en 100 países.

La sorpresa sobrevino al descubrir que el Hotel Washington, en el 515 de la Calle 15, fue donde se refugió hace 17 años Gabriel García Márquez como mensajero secreto de Fidel Castro. La misión del Nobel colombiano tuvo lugar en abril de 1998, cuando el líder cubano le solicitó que llevara a Clinton un memorándum confidencial que contenía “un sumario de temas”. La Habana advertía sobre planes terroristas que podían afectar a ambos países y la colaboración entre ambos gobiernos para impedirlos.

Con la anuencia de García Márquez, el propio Fidel divulgó años después el contenido y los hechos que se desataron tras la entrega de la carta. Enterado de los planes terroristas, el FBI envió un equipo a la capital cubana para recibir información detallada. Lo que vino después es conocido: en vez de apresar a los terroristas, Estados Unidos encarceló a Cinco agentes que alertaban a la Isla de los planes violentos y monitoreaban a los criminales en el Sur de la Florida.

El Hotel Washington fue, por tanto, un lugar clave en esta historia. La carta privada de García Márquez a Fidel ofrece detalles reveladores de los días que pasó recluido aquí, temiéndole a la posibilidad de micrófonos ocultos en los floreros y esperando a que se confirmara la reunión con Clinton:

“No tenía prisa. Había escrito más de veinte páginas servibles de mis memorias en el campus idílico de Princeton, y el ritmo no había decaído en la alcoba impersonal del hotel de Washington, donde llegué a escribir hasta diez horas diarias. Sin embargo, aunque no me lo confesara, la verdadera razón del encierro era la custodia del mensaje guardado en la caja de seguridad. En el aeropuerto de México había perdido un abrigo por estar pendiente al mismo tiempo de la computadora portátil, el maletín donde llevaba los borradores y los disquetes del libro en curso, y el original sin copia del mensaje. La sola idea de perderlo me causó un escalofrío de pánico, no tanto por la pérdida misma como por lo fácil que habría sido identificar su origen y su destino. De modo que me dediqué a cuidarlo mientras escribía, comía y recibía visitas en el cuarto del hotel, cuya caja de seguridad no me merecía ninguna confianza, porque no se cerraba por combinación sino con una llave que parecía comprada en la ferretería de la esquina. La llevé siempre en el bolsillo, y después de cada salida inevitable comprobaba que el papel seguía en su lugar y en el sobre sellado. Lo había leído tanto, que casi lo había aprendido de memoria para sentirme más seguro si tuviera que sustentar alguno de los temas en el momento de entregarlo.”

Pero lo que no ha sido tan divulgado es que el documento enviado por Fidel también contenía un punto que no se llegó a concretar hasta ahora: el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. A lo que se suma otra evidencia extraordinaria: García Marquez abandonó Washington “con la impresión cierta de que el esfuerzo y las incertidumbres de los días pasados habían valido la pena”, según escribió a su amigo de La Habana.

“No solo ha valido la pena, sino que se ha hecho justicia a los protagonistas de esta historia”, dice Milton Sánchez Parodi, un cubano que se aloja en el Hotel Washington y que le permite a Cubadebate fotografiar la caja fuerte de su habitación, parecida a aquella donde Gabo guardó el sobre sellado que le había dado Fidel.

Arriba canciller cubano a Washington para reapertura de embajada

Cubadebate.- El canciller cubano, Bruno Rodríguez, arribó hoy a esta capital para encabezar la de elegación de la isla en la reapertura de su embajada en Estados Unidos, ceremonia prevista para mañana.

Además de Rodríguez, llegaron varias personalidades de la mayor de las Antillas invitadas al histórico acto, que incluirá la izada de la bandera de la estrella solitaria y la entonación del himno nacional.

A partir del primer segundo de este lunes, ambos países tendrán oficialmente relaciones diplomáticas, después de la ruptura decidida por Washington hace 54 años, como parte de su hostilidad contra el proceso revolucionario iniciado el 1 de enero de 1959.

Según el programa de su estancia aquí, el titular pronunciará el discurso central de la ceremonia, y posteriormente será recibido por el secretario norteamericano de Estado, John Kerry. La delegación caribeña la integran representantes de la política, la cultura, el deporte y otros sectores de la sociedad, entre ellos el historiador de La Habana, Eusebio Leal, el cantautor Silvio Rodríguez, la multicampeona de atletismo para discapacitados Yunidis Castillo y el artista de la plástica Alexis Leiva Machado (Kcho).

También participarán en el acto más de medio millar de invitados estadounidenses, grupo que incluye a funcionarios, congresistas, empresarios, académicos y activistas, liderados por la secretaria asistente de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson.

El restablecimiento de vínculos diplomáticos y la apertura de embajadas en las respectivas capitales forman parte del acercamiento bilateral anunciado por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, el pasado 17 de diciembre.

Aunque se trata de un paso celebrado a nivel mundial y de indudable trascendencia para Cuba y Estados Unidos, está lejos de considerarse la normalización de los nexos.

El gobierno de la isla recuerda que para lograr ese escenario, Washington tendría que poner fin a décadas de hostilidad, marcadas por el aún vigente bloqueo económico, comercial y financiero, la usurpación de territorio (la base naval de Guantánamo), las transmisiones ilegales de radio y televisión y los planes subversivos dirigidos al cambio de régimen.

(Con información de Prensa Latina)

Ceremonia de apertura de la Embajada cubana en Washington: Será breve, solemne y emotiva

Ismael Francisco, Rosa Miriam Elizalde - Cubadebate.- En la casa con el número 2630 de la calle 16 será izada la bandera de Cuba, lo cual dará un toque especial al cambio de estatus de la instalación. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

Como el lector de Cubadebate puede ver, este domingo es de intenso ajetreo en el edificio de estilo neoclásico marcado con el número 2630 en la Avenida 16 de Washington DC, sede de la que volverá a ser desde esta noche, al primer minuto del lunes, la Embajada de Cuba en la capital de EEUU.

Un enjambre de trabajadores que dan los toques finales a los equipos de audio y video, la tarima y otros detalles para la ceremonia oficial apertura de la Embajada, va y viene con escaleras, cables, tubos de aluminio y televisores enormes. En los exteriores, varios camiones de la televisión y de la prensa, con enormes platos satelitales que parecen de otro mundo, ya están apostados en la calle.

“Será una ceremonia breve, solemne y emotiva”, confirma uno de los agitados funcionarios cubanos, que acaba de participar en el ensayo que protagonizan tres jóvenes del Destacamento de Banderas, del Batallón de Ceremonias del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, que viajaron expresamente para este acontecimiento.

Ellos abrirán la ceremonia a las 10:33 de este lunes con una Marcha de la bandera e inmediatamente se ocuparán del izaje de la enseña nacional, en un mástil ubicado en el jardín, a la izquierda de la puerta principal. Este momento durará unos cinco minutos, “pero tendrá toda la solemnidad necesaria para ese instante”. Luego se cantará el Himno Nacional y se descorrerá la tela de la tarja de bronce, que registra que esta es la Embajada de la República de Cuba.

Más de 700 invitados dentro del edificio, entre ellos la subsecretaria de Estado Roberta Jacobson que ha confirmado su participación, podrán seguir lo acontece en el jardín a través de los televisores colocados en varios entornos de la misión.

Una vez concluida ese preámbulo, en el salón de protocolo del segundo piso de la Embajada, el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, hablará a los asistentes y al mundo, que seguirán en vivo esta ceremonia por la señal de APTN. La agencia AP adquirió los derechos de transmisión. Todo transcurrirá en una hora que volará en tiempo real, pero no en el tiempo de la Historia.

Expectativa en Washington por apertura de embajada de Cuba

Jorge Legañoa Alonso, enviado especial de la AIN - Washington, 19 jul (AIN) A menos de 24 horas para la ceremonia de apertura de la embajada de Cuba en esta capital, coincidiendo con el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, este 20 de julio, es intenso el ajetreo en el edificio de la sede y los alrededores.

Camiones para la transmisión televisiva de las cadenas CNN, APTN, entre otras, ya están posicionados en jardines y calles adyacentes, mientras en el interior de la misión diplomática se ensaya con precisión milimétrica cada detalle del acto que comenzará a las 10.33 minutos de la mañana.

Está previsto que a esa hora el canciller Bruno Rodríguez, y Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, salgan al jardín de la casona marcada con el número 2630 de la calle 16 en Washington.

Allí, jóvenes de la Unidad de Ceremonia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias izarán la enseña patria y se escucharán las notas del Himno Nacional cubano.

Se conoció que todo está listo para que el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba hable desde el salón de actos, en el segundo piso del edificio, en la ceremonia solemne donde se prevé participen unas 700 personas, entre ellos una treintena de representantes de diversos sectores de la sociedad cubana.

La apertura de la sede diplomática de la Isla ha estado este fin de semana en el top de los principales periódicos del país, como The Washington Post, USA Today y The Wall Street Journal, los cuales destacan el anuncio del restablecimiento de relaciones y el izaje de la bandera cubana.

Especial interés recogen los medios de comunicación sobre el recibimiento que realizará el Secretario de Estado, John Kerry al canciller Bruno Rodríguez, que llegará a Estados Unidos, junto a la delegación de la Isla, en la tarde de este domingo.

Esta es la primera ocasión desde el triunfo de la Revolución en 1959 que un Canciller de Cuba visita oficialmente a la nación norteña.

The Washington Post reseña en su edición de este domingo que la bandera de la estrella solitaria se apresta a ondear fuera de la misión de Cuba en Estados Unidos, por primera vez desde que ambos países rompieron relaciones en 1961.

Ya han confirmado su asistencia al acto numerosos senadores y representantes del Congreso de este país, expertos de los llamados tanques pensantes, directivos de organizaciones no gubernamentales, empresarios y amigos solidarios con la Revolución cubana.

La ceremonia de mañana cierra una etapa de trabajo en el restablecimiento de las relaciones bilaterales, fruto de negociaciones de alto nivel por más de seis meses, las cuales siguieron al anuncio realizado por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el pasado 17 de diciembre.

Se abre un nuevo proceso a partir de esta fecha, ahora hacia la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington.

Este 20 de julio se restablecen oficialmente las relaciones diplomáticas y comienzan a funcionar las respectivas misiones como embajadas, y los jefes actuales de las secciones de intereses se convierten en Encargados de Negocios.

Según un funcionario del Departamento de Estado, acogido al anonimato en un encuentro telefónico con periodistas, no existen requerimientos legales que obliguen a hacer ondear la bandera para oficializar la sede.

Ese importante evento ocurrirá próximamente con la presencia en La Habana del secretario norteamericano de Estado, John Kerry, dijo.

La fuente precisó que como resultado del restablecimiento de vínculos, rotos por Washington hace 54 años, quedarán sin efecto -luego de sendas notas a tal efecto- los acuerdos entre ambos países y Suiza para el papel de potencia protectora.

Desembarcando con Fidel Castro en Washington DC

Ismael Francisco, Rosa Miriam Elizalde - Cubadebate.- Fidel llegó en vuelo directo desde La Habana, a bordo del Brittania Libertad, un turbo hélice de la Compañía Cubana de Aviación. La puerta de la cabina se abrió en el Aeropuerto Nacional de Washington a las 9:07 de la noche, con dos horas de retraso. Había despegado en La Habana a las 5:45 pm, escoltado por otro avión del Ejército Rebelde donde viajó parte de la comitiva oficial.

Lo esperaban al pie de la escalerilla el embajador cubano Ernesto Dihigo y George W. Healy, hijo, director del diario Times Picayune, de Nueva Orleans y presidente de la Sociedad Norteamericana de Directores de Periódicos, que había invitado al líder de la Revolución a Estados Unidos. Desde que puso un pie en la ciudad, Washington perdió su monótono equilibrio. No era indiferente a nadie y burló continuamente la protección de los agentes de la seguridad y del FBI, generoso con los saludos, las fotografías, los afectos de los taxistas, los voceadores de periódicos, las muchachas que salían de la escuela, los niños.

Los policías descubrieron que venía sobre ellos un huracán apenas Fidel asomó su cabeza en la puerta del avión y respiró el aire de la ciudad. Bajó la escaleras volándose los peldaños y se acercó a la barrera de la pista del aeropuerto para saludar a la multitud que lo aclamaba. Allá se movió el tropel de más de 80 periodistas en total desorden y algarabía. El líder cubano, vestido de verdeolivo y botas de campaña, estaba ronco, pero aún así se le escuchó responder en inglés a la pregunta de por qué venía a Estados Unidos: “Estamos conscientes de la responsabilidad que pesa sobre nosotros. Esta será una Operación Verdad, porque defenderemos el prestigio de la Revolución”.

Debió hacérsele un largo el trayecto en la noche por la ribera del Potamac hasta el barrio Adams Morgan, donde está la Embajada cubana –la misma que dentro de unas pocas horas retomará su placa oficial— y que lo alojó desde el miércoles 15 hasta el domingo 20 de abril de 1959, en que tomó un tren rumbo a Princeton. Se bajó con paso largo del carro oficial y antes de traspasar la entrada, volvió a hablar unos minutos con la prensa. Cuando se disponía a subir las magníficas escaleras de mármol de la casona neoclásica de la Avenida 16, escuchó un fuerte clamoreo a sus espaldas. Centenares de personas lo reclamaban al cruzar la calle, bloqueada por barricadas de la policía, pero “no debería salir, tiene que cumplir el protocolo”, le replicó un desesperado oficial.

“¡Basta ya de protocolos!… De lo que puedo y no puedo hacer. Va a resultar que el desembarco en Estados Unidos es más difícil que el desembarco en el Granma”. Un tal Mr. Houghton, identificado en los programas de recepción como secretario de Prensa, sugirió: “Es mejor que salga al balcón”, a lo que Fidel le replicó tajante: “Oiga, yo no soy hombre de balcones”. Diciendo esto retomó sus pasos hacia la entrada de la Embajada y cruzando la calle, se confundió con la multitud. “Por segunda vez el equipo de seguridad se vio desconcertado ante la temeridad del visitante”, reseñó en su edición del día siguiente el diario cubano Revolución.

Sol a lo cubano

Cincuenta y seis años después el tramo del aeropuerto a la calle que cruzara Fidel está despejado. Se avanza rápido por las rotondas que rodean a la Casa Blanca, una estrella de cinco puntas invertidas cuyo centro es el obelisco dedicado al primer Presidente de EEUU. Es sábado y todo el mundo parece estar recogido en una ciudad que hunde sus raíces estilísticas en la antigüedad, pero con solo 200 años de historia. Quien haya visto House of Cards, la popular serie de Neftlix sobre las intrigas políticas en la capital estadounidense, tendrá la rara sensación de estar mirando a este Washington medio vacío como si fuera el set de una serie de televisión que a la vez se inspira en el set de una película con el diseño urbano de la vieja Roma.

Al equipo de prensa que acaba de llegar a Washington para cubrir la reapertura de la Embajada cubana, le asombra además encontrarse un sol casi cubano. “Este fin de semana promete ser el más caliente del verano hasta el momento, y el domingo puede ser el día más caluroso del año hasta la fecha”, anuncia el analista del clima de The Washington Post. En el Barrio Latino hay niños semidesnudos bañándose con el agua de las fuentes, transeúntes sudorosos tragándose inmensas bolas de helado, damas refugiadas bajo sus sombreros, veteranos de guerra pidiendo limosnas abrasados por el calor y estudiantes tardíos empeñados en darle a su piel el color del trópico… Ismael Francisco capta las imágenes mientras batalla con las gotas de sudor para que no lleguen hasta el lente.

La sensación de haber aterrizado en la caldera del Diablo, incluso –o por eso mismo- después de haber vivido meses antes en esta misma ciudad el frío más intenso de nuestras vidas, también convoca al recuerdo de Fidel.  Como le escuchamos a él tantas veces, el Post también dice hoy que la ola de calor prueba que el peligro de cambio climático debido a la emisión de gases de efecto invernadero “es real”. E insta al Congreso del país más consumidor de energía y más contaminante del mundo a discutir en serio el asunto. (¿Sabrá el editorialista del gran diario que más injuria a Cuba que el líder cubano lleva décadas en esa misma cruzada?)

Es natural que gravite el recuerdo de Fidel en vísperas de una fecha que quedará registrada en la memoria colectiva como un día memorable de la “historia del derecho de una pequeña nación a hablar con voz propia”. Así tituló un artículo premonitorio Ramón Sánchez Parodi, el primer jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos, cargo en el que se mantuvo -tras acuerdo con la administración Carter- desde septiembre de 1977 hasta abril de 1989. Él forma parte de la delegación cubana que asistirá a la reapertura de la Embajada y coincide en que no es posible entender por qué llegamos a este día sin tener en cuenta el peso específico del líder cubano en estos acontecimientos.

“El principal protagonista de esta saga (si se le puede llamar así) de principio a fin –dice Ramón a Cubadebate- ha sido y es Fidel Castro. Fue el quién concibió desde el primer momento la importancia y la necesidad de establecer relaciones adecuadas entre Cuba y los Estados Unidos. Él enseño y educó al pueblo y a los líderes cubanos que nuestra confrontación era y es con el imperialismo norteamericano y no con el pueblo de los Estados Unidos.”

No fue casual ese viaje a Estados Unidos en 1959, muy pocos meses después del triunfo del Primero de Enero, admite Parodi: “Después de haber cumplido como primer deber la visita a Venezuela para agradecer la ayuda brindada al movimiento revolucionario, él se fue a los Estados Unidos… Fidel ha sido quien concibió la estrategia y la táctica para lograr un clima de amistad entre los pueblos de Cuba y de los Estados Unidos y de respeto de sus autoridades a la independencia y la soberanía de Cuba y de su pueblo, manteniendo una actitud firme, flexible y cordial”.

Este es un tema que tiene muchísimas aristas y que es difícil explicar en pocas palabras, asegura Ramón, “pero sin Fidel Castro no hubiésemos llegado jamás al momento actual”.

Jesús Arboleya, uno de los más lúcidos analistas de las relaciones Cuba-Estados Unidos, dice a nuestro diario digital que “Fidel ha hecho lo que le corresponde no inmiscuyéndose de manera directa en este proceso y depositar toda la autoridad en el presidente Raúl Castro, porque ello constituye un acto de respeto a la institucionalidad del país”. Pero “sin Fidel nada de lo que ha ocurrido hubiera sido posible, porque la capacidad para negociar en condiciones de igualdad y soberanía con Estados Unidos, una rareza en el mundo actual, es el fruto de la resistencia cubana bajo su conducción”.

De todas formas abruma un poco no verlo cuando caminamos por la espléndida Avenida 16 de Washington, o cuando nos detenemos frente al balcón por el que un olvidado funcionario pretendió asomarlo para que saludara al pueblo desde lejos. Él no estará el lunes físicamente aquí y aunque el ambiente es de celebración, evocándolo adquiere cuerpo esa mezcla de alegría e incertidumbre que nos deja saber que se abren las Embajadas y también, una etapa “larga y difícil” entre los dos países hacia la normalización de las relaciones. Lo dijo Silvio Rodríguez a Radio Cooperativa de Chile: “Tengo muchas dudas, pero soy optimista”.

A Silvio, que como Ramón Sánchez Parodi asistirá al acto de este lunes, le hemos pedido que sea más explícito con sus dudas y con su optimismo. No menciona al líder de la Revolución, pero en su respuesta asoma un razonamiento de impronta fidelista, a la vez sutil y profundo, “como esos ángeles que en algunas pinturas gustan de presentarse en un rayo de luz” (así describió una vez José Lezama Lima el misterio de ciertas evocaciones).

Responde Silvio:

“Las dudas surgen de nuestra larga historia de abusos del grande contra el pequeño; de la biología; de la naturaleza de muchas cosas. El optimismo, porque creo en la razón, y por lo tanto en el diálogo. Los desencuentros tienen, acaso como nunca, la oportunidad de contactos reveladores de ambas partes. Como casi todo lo que se propone el hombre, lo que viene también es una lucha contra lo oscuro de la naturaleza. Hay que creer en la lucidez del espíritu humano.”

La más bella que existe

El mismo día en que Fidel Castro salió con destino a Washington, el 15 de abril de 1959, el Embajador norteamericano en La Habana, Philip W. Bonsal, envió un mensaje al Departamento de Estado: “Los miembros más partidarios de la Revolución que rodean a Castro ven en el viaje un precedente histórico, considerándolo como la primera ocasión en que un gobernante cubano ha visitado Estados Unidos en representación de una nación totalmente soberana e igual, libre de dominación y control.”

Y así fue. Pocas horas después de salir el despacho de Bonsal, en el primer encuentro con los periodistas en la Embajada cubana, le preguntaron a Fidel si venía a buscar ayuda extranjera: “No, estamos orgullosos de ser independientes y no tenemos la intención de pedir nada a nadie”, contestó. Al día siguiente se lo diría más crudamente al Secretario de Estado Christian Herter y así tituló Revolución: “No he venido a pedir dinero”.

La historia posterior es conocida y la ha resumido Silvio en un par de líneas brillantes. Pero hay un dato que los periodistas que cubren el reinicio de las relaciones se han enterado al desembarcar en la capital estadounidense. Cuando la Casa Blanca declaró abiertamente la hostilidad hacia la Isla que osaba declararse independiente, una mujer guardó la bandera cubana que se había izado por última vez el 3 de enero de 1961 en la misión diplomática, el día en que Dwight D. Eisenhower anunció el rompimiento de las relaciones con la Isla, confiado en que muy pronto se restablecerían con un gobierno nuevamente subordinado a Estados Unidos.

Aquel 3 de enero ella dobló cuidadosamente la bandera, la puso en su maleta antes de salir de Washington y la enseña nacional estuvo guardada pacientemente durante 54 años, 28 semanas y dos días, resistiendo el paso del tiempo, soberana y libre como Cuba. La bandera “más bella que existe”, como diría Don Bonifacio, ha regresado a Washington. Los años han hecho estragos sobre aquella de 1961 y no ondeará el lunes 20 de julio en la Embajada de la República de Cuba, pero se exhibirá dentro del edificio y otra nuevecita subirá a la hora acordada por el hilo del mástil.

¿Alguien duda de que cuando la estrella solitaria empiece a volar en la mañana sobre el cielo de Washington el pensamiento de muchos estará en Fidel?

Cuba
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