Ismael Francisco, Rosa Miriam Elizalde - Cubadebate - Video: teleSUR.- Desde las 00:01 de la madrugada de este lunes 20 de julio en las capitales de Cuba y Estados Unidos, que comparten el mismo huso horario, abrieron oficialmente las embajadas de ambos países, después de más de 54 años de que el gobierno de Dwight Eisenhower rompiera las relaciones con la Isla y John F. Kennedy poco después levantara el bloqueo más largo de la historia contra una nación.


Delegación de la sociedad cubana y de su Gobierno, lista para la ceremonia en Washington

Pero a partir de las 10:33 de la mañana de este lunes, volverá a ondear la bandera cubana en una de las más hermosa mansiones de la capital de Washington, la marcada con el número 2630 de la Calle 16 en el barrio Adams Morgan. Aquí se concentrarán a esa hora unos 700 invitados y periodistas que asistirán a la ceremonia de apertura oficial de la Embajada de la República de Cuba.

La casona es calificada por el Registro Nacional de Plazas históricas de Estados Unidos como “una de las residencias más imponentes y enigmáticas” de la capital estadounidense.

El conjunto arquitectónico de tres pisos en piedra caliza sobresale por su imponente fachada con dos torres, pero sobre todo por la escalinata interior de mármol rematada por una cúpula con un bello vitral.

En la planta principal de la construcción, seis puertas laterales conducen a oficinas y sobre cada una de ellas, está el escudo de las seis provincias en que estaba dividida Cuba en la época en que se construyó la mansión.

Estas provincias son Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente, cuya silueta recuerda las casonas del aristocrático barrio habanero del Vedado.

La Legación de Cuba en Washington fue convertida en embajada en 1923, en la epoca de la administración del entonces presidente cubano Alfredo Zayas (1921-1925). El edificio estuvo cerrado por un breve tiempo al romperse relaciones tras el golpe de Estado de Fulgencio Batista (1940-1944, 1952-1959) en 1952.

Funcionó como misión diplomática hasta el 3 de enero de 1961, cuando Washington decidió romper los lazos con el naciente gobierno revolucionario.

La bandera cubana ondeando nuevamente en la ciudad de Washington a partir de este 20 de julio, significa el inicio de una nueva etapa entre las dos naciones hacia la normalización de sus relaciones. Pero las dos partes coinciden en que esta segunda fase de negociaciones será más larga y compleja que la precedente, aquella que concluye hoy con la apertura de embajadas y el restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas.

La ceremonia oficial de apertura solo tendrá lugar en la misión diplomática cubana. El gobierno de Barack Obama no ha fijado la fecha para su celebración, también al más alto nivel diplomático, en su sede habanera.

El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, es el primer canciller de la isla que visita oficialmente Washington desde 1959, y el jefe de la delegación cubana a la ceremonia de apertura en la capital estadounidense.

Después del acto esta mañana, se reunirá con su homólogo, el secretario de Estado John Kerry, en el Departamento de Estado. En ese edificio, también desde las primeras horas de este lunes, se ha desplegado una bandera cubana junto con todas las demás de los países con los que EEUU mantiene relaciones diplomáticas.

La sociedad cubana acompaña a su bandera en Washington

Personalidades de la política, la cultura, la juventud, las ciencias, las organizaciones de masas y el deporte de nuestro país se unirá a más de medio millar de amigos de Cuba para escuchar el Himno Nacional por primera vez en más de medio siglo en esta capital y ver ondear la bandera cubana

Jorge Legañoa y Sergio Alejandro Gómez, enviados especiales de Granma

En la casa con el número 2630 de la calle 16 se izará esta mañana la bandera de Cuba, lo cual dará un toque especial al cambio de estatus de la instalación. Foto: Ismael Francisco, especial para granma

WASHINGTON.—Una representación de la sociedad cubana asiste hoy a la ceremonia para dejar oficialmente inaugurada la Em­bajada de Cuba en Washington.

Una treintena de personalidades de la política, la cultura, la juventud, las ciencias, las organizaciones de masas y el deporte de nuestro país se unirá a más de medio millar de amigos de Cuba para escuchar el Himno Nacional por primera vez en más de medio siglo en esta capital y ver ondear la bandera cubana.

Algunos de ellos ofrecieron declaraciones a la prensa cubana acreditada para cubrir este evento.

EUSEBIO LEAL: NUESTRA BUENA VOLUNTAD ESTÁ PUESTA SOBRE LA MESA

Eusebio Leal contó en Washington la historia de la mítica bandera, que horas antes de la apertura de la embajada, vimos ya colocada en el segundo piso de la misión diplomática cubana y que por su estado de conservación no será izada en el jardín de la casona de la calle 16. Su historia data del año 1961 cuando al romperse las relaciones diplomáticas, fue arriada del mástil y nunca más volvió a su sitio.

“Habría sido bonito, trascendental que aquella bandera que el 3 de enero de 1961 se arrió aquí fuera ahora izada, pero su estado de conservación no lo permite. Fue rescatada por aquel al que le tocó bajarla, un anciano hoy, Héctor García Soto, bisnieto del Mayor General Vicente García y de Brígida Zaldívar, su esposa”, narró el Historiador de La Habana.

Él conservó la bandera, y en un viaje a Cuba, la penúltima vez, la llevó para donarla junto a otros objetos al Museo de Las Tunas, en esa tierra que significó tanto para su familia.

Héctor, aunque ya no muy bien de salud, entre olvidos y deseos de contar la historia, narró poéticamente aquel día que bajó la bandera que nunca volvió a su sitio hasta hoy.

“Sé que será una gran satisfacción para Héctor, su familia y el pueblo de Las Tunas, que esa bandera esté aquí en Washington”, apuntó Eusebio.

La apertura de la embajada en este país es para él “el reconocimiento de la legitimidad del pueblo cubano y la Revolución misma, negada por muchos años por Estados Unidos”.

“Los métodos hostiles no dieron resultado, por eso comienza una nueva etapa, no quiere decir que la ceremonia de este 20 de julio pone fin al problema, al contrario, abre un capítulo de cosas más profundas y complejas que tratar”, señaló Leal.

“Diría como Martí: ‘en silencio ha tenido que ser y como indirectamente’ porque lo que termina este lunes, comenzó hace mucho tiempo y se ha negociado arduamente. El hecho de que se alce la bandera primero aquí, siendo nosotros los agraviados, los expulsados, los hijos del desierto, y que luego vayan ellos a La Habana, tiene un alto valor simbólico”, aseguró.

“Nuestra buena voluntad está puesta sobre la mesa, y creo también la del presidente Barack Obama, y Raúl lo reconoció así en Panamá”, concluyó.

RAMÓN PEZ FERRO: NUESTRO PUEBLO TENÍA RAZÓN

Me siento muy contento de asistir a este momento tan importante para Cuba y Estados Unidos, asegura el asaltante al Cuartel Mon­ca­da y expresidente de la Comisión de Re­laciones Internacionales de la Asamblea Na­cional del Poder Popular.

Este es solo un primer paso pero abre una puerta para discutir problemas mayores como el bloqueo y la devolución del territorio de la ilegal Base Naval de Guantánamo, refiere.

A este punto se llega, añade, después de grandes sacrificios y la muerte de cubanas y cubanos que se han convertido en mártires de la Patria.

Es también un reconocimiento a la resistencia de un país que no cedió a las presiones a pesar de no ser una gran potencia como su rival.

Este restablecimiento le da la razón a nuestro pueblo y confirma que la política anterior era un fracaso.

SÁNCHEZ-PARODI: VALIÓ LA PENA ESPERAR.

Ramón Sánchez-Parodi, exdiplomático cu­bano, regresó a Washington 26 años después de haber salido de este país por última vez; dejaba en ese momento atrás la alta responsabilidad de haber sido el primer jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos luego de la apertura de esta el primero de septiembre de 1977.

“Es impactante volver, sobre todo al recordar a los compañeros con los que compartimos por 12 años de trabajo intenso en una tarea que nos dio la Revolución aquí, siempre con Fidel como guía bien de cerca”.

Parodi aseguró que siempre estuvo confiado en que este momento de abrir la embajada llegaría. “Pasaron

La placa de bronce que identificará esta sede como Embajada de Cuba en los Estados Unidos permaneció cubierta, hasta este lunes 20 de julio. Foto: Ismael Francisco, especial para granma

varias décadas, pero realmente valió la pena porque Estados Unidos ha reconocido la resistencia del pueblo cubano y ahora entramos en un escenario distinto en las relaciones bilaterales”, apuntó.

El exdiplomático cubano subrayó que ahora habrá que hacer lo mismo que Cuba ha hecho durante cinco décadas, “perseverar, mantener el mensaje, la esencia de la Re­volución y por ahí vamos a ir caminando en este sendero largo, difícil, pero creo en este pro­ceso que comenzó el 17 de diciembre y que es irreversible”, concluyó.

KCHO: ESTE ES UN LOGRO DE FIDEL

El restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos es también un logro de Fidel, que hizo una revolución y no murió crucificado, sino que está vivo y expectante si­guiéndolo todo, dijo el artista y diputado Ale­xis Leiva Machado (Kcho).

El nuestro es un pueblo amado, querido y respetado en el mundo gracias a Fidel y Raúl, que inspirados en Martí hicieron una Re­vo­lución para hacer lo que nadie ha hecho.

“Cuba no hubiera logrado lo que ha logrado sin la Revolución”, dice Kacho y recuerda el reconocimiento reciente en la OMS de que nuestro país es el primero en el mundo en cortar la transmisión del VIH y la sífilis de madre a hijo.

El enemigo reconoció que se había equivocado. Es un triunfo de más de 50 años de la Revolución que es el pueblo.

SILVIO RODRÍGUEZ: LA HISTORIA NO SE PUEDE OLVIDAR

Lo que viene entre Cuba y Estados Unidos tiene que ser mejor, afirma Silvio Rodríguez, el autor de El Necio y Canción del elegido.

“Siempre vale la pena defender lo que uno cree”, responde ante una pregunta sobre la resistencia del pueblo cubano durante más de 54 años.

“Yo le canto a la política a mi manera, pero a veces las palabras quedan puestas de una manera que no expresan todo lo que uno quiere decir”.

Ser definitivo en una situación como esta sería petulante, pero humanamente espero que sea para mejor, pero siempre me mantengo al tanto, afirma.

“La historia no se puede olvidar y está ahí para enseñarnos”

MIGUEL BARNET: EL RENCOR ES NOCIVO Y ESTéRIL

Los cubanos no podemos olvidar nuestro pasado pero los pueblos no deben guardar un rencor que es estéril y nocivo, refiere el pre­sidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, Miguel Barnet.

El pueblo cubano es el héroe de esta batalla ganada. Asimismo, los presidentes de Cuba y Estados Unidos han sido transparentes y va­lientes para dar estos pasos.

Tenemos la suerte de contar con Raúl, que bri­lló en la Cumbre de Panamá en su en­cuen­tro con Obama.

Es absurdo, añade, que estando tan cerca, y en la era de Internet y el ADN, nos demos la espalda.

“Hemos sufrido mucho, pero soy optimista”.

YUNIDIS CASTILLO: MEJORAMOS LA TÉCNICA Y ALGUNAS DEFICIENCIAs

Si las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fueran una competencia de atletismo, la campeona mundial paralímpica Yunidis Castillo considera que se ha mejorado algo en la técnica y pulido algunas deficiencias, pero es importante resolver el problema de fondo para que los dos países resulten vencedores.

El problema de fondo es el bloqueo, dijo Yunidis y se mostró confiada de que esto se pudiera lograr a partir de los pasos que están dando ambos gobiernos, aunque la decisión final está en manos del Congreso de Estados Unidos.

“Volver a ver ondear aquí nuestra bandera es algo especial y una victoria para nuestro pueblo”.

Me siento orgullosa de poder poner en alto el nombre de Cuba también fuera de las pistas de carrera, asegura esta multimedallista pa­ralím­pica.

PHIL PETERS: HEMOS PERDIDO MUCHO TIEMPO

Hemos perdido mucho tiempo pero el restablecimiento de relaciones puede abrir un camino para abordar los temas más complejos entre Cuba y Estados Unidos, asegura Phil Peters, académico estadounidense vinculado con Cuba y quien será uno de los invitados a la ceremonia de hoy.

Las embajadas no solo sirven para abordar los temas en los que los países están de acuerdo, sino también en los que divergen, añade.

“Ahora podemos tratar esos asuntos en la manera en que se debe y en el camino adecuado”.

Resulta importante que los pueblos y gobiernos de ambos países aprovechen esta oportunidad para construir una relación más fuerte para evitar un paso atrás, en caso de que una administración no favorable al acercamiento llegue a la Casa Blanca.

Restablecidas las relaciones con Estados Unidos

Las secciones de intereses en La Habana y Washington ya son embajadas. Hoy se efectuará la ceremonia oficial de apertura de nuestra misión en la capital estadounidense. ¿Qué cambia y qué se mantiene a partir de ahora?

Sergio Alejandro Gómez, enviado especial de Granma.

WASHINGTON.—El 4 de enero de 1961, el día después de que Estados Unidos decidiera romper relaciones con Cuba, el periódico Re­volución amaneció con una portada que aún tensa los músculos y dispara esa corriente eléctrica que viaja de la espalda a la cabeza antes de tomar la más antigua de todas las decisiones: huir o pelear.

Un ¡Viva Cuba libre! encabeza la plana y da paso a la noticia del día sobre el fin de los vínculos diplomáticos. Sin embargo, el peso visual recae sobre la bandera de la estrella solitaria dibujada con trazos irregulares. Resaltan el rojo del triángulo equilátero y el azul de tres de sus franjas. Al final, una sola palabra, ¡Venceremos!

La noticia no fue del todo sorpresa. Tras varios meses de tolerancia a las acciones desestabilizadoras de la embajada estadounidense en La Habana, el gobierno revolucionario decidió rebajar el número de funcionarios norteamericanos de 300 a 11, la misma cantidad de cubanos en Washington.

El 2 de enero Fidel habló en la Plaza de la Revolución y explicó las razones de esa medida y aseguró que más del 80 % de la plantilla yanqui estaba compuesta por agentes del servicio de inteligencia del FBI y del Pentágono, quienes ha­bían estado operando impunemente en el país.

El día siguiente, pocas semanas antes de ceder el Despacho Oval al presidente John F. Kennedy, la administración de Dwight Eisenhower utiliza la decisión soberana como una excusa para dar el portazo final.

El 5 de enero aparece en Revolución una declaración oficial del Consejo de Ministros que tiene el sello de Fidel: “El pueblo de Cuba considera rotas sus relaciones con el gobierno de los Estados Unidos, pero no con el pueblo de los Estados Uni­dos, y espera que esas relaciones algún día vuelvan a restablecerse oficialmente, cuando los go­bernantes de Estados Unidos comprendan, al fin, que sobre bases de respeto a sus derechos soberanos, sus intereses legítimos y dignidad nacional, es posible mantener relaciones sinceras y amistosas con el pueblo de Cuba”.

Tuvimos que esperar 53 años, 11 meses y 18 días para que un presidente norteamericano, Barack Obama, anunciara en diciembre pasado que estaba dispuesto a abrir un nuevo capítulo en las relaciones con Cuba y un poco más, hasta el 1ro. de julio de este año, para que confirmara en una carta a Raúl que las futuras relaciones esta­rían basadas en los principios internacionales, la igualdad soberana, el respeto por la integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.

Es mucho lo que ha cambiado en ese lapso. América Latina es una región distinta que hoy da pasos históricos hacia su unidad dentro de la diversidad. Al mismo tiempo, las encuestas de opinión al interior de los Estados Unidos muestran un apoyo mayoritario al acercamiento con Cuba, incluso superior entre la comunidad cubana, que cada vez más rechaza las políticas que los aíslan de su patria natal y de sus familiares.

Pero nadie se deje confundir con el análisis simplista de que son esas transformaciones los detonantes del 17 de diciembre. Es imposible pensar en ese decursar de los acontecimientos sin la resistencia del pueblo cubano y su determinación de sostener los valores fundacionales de la Revolución.

Y es un logro indiscutible de esa resistencia que el reconocimiento a la legitimidad de la Revolución se dé en vida del liderazgo histórico, que ha logrado conducir la nación en las más difíciles coyunturas, desde Girón a la caída del campo socialista, y el Periodo Especial en tiempo de paz que desencadenó ese suceso en nuestro país.

Quizá estas décadas hayan sido la prueba más dura para un país decidido a mantener su soberanía e independencia al lado de la principal potencia mundial, con una tendencia histórica a querer imponer su voluntad sobre una isla a solo 90 millas de la Florida.

Incluso esta nueva etapa que se abre está signada por la frase de que Estados Unidos ha cambiado sus métodos mas no sus fines. Pero difícilmente esa frase logre asustar a quienes han sufrido los peores métodos de la historia.

Esta bandera cubana fue arriada el 3 de enero de 1961 en la entonces embajada cubana en Washington al romperse las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. Foto: Cubaminrex

Medio siglo es mucho tiempo para una persona pero no para una nación.

Ahora estamos en mejores condiciones para sentarnos a discutir los grandes problemas que existen entre nuestros países, como la permanencia del bloqueo, y también muchos otros que trascienden el diferendo posterior a la revolución cubana, como la devolución del territorio de la ilegal Base Naval de Guantánamo.

Sin duda no será una tarea sencilla y ya se pueden ver las resistencias al interior de Estados Uni­dos, con una Cámara de Representantes aferrada a los millonarios presupuestos para la subversión hacia Cuba.

Queda mucho camino por delante a la hora de pasar de lo dicho a lo hecho, pero hoy es un día de celebración colectiva.

En la calle 16 de Washington a pocas cuadras de la Casa Blanca, donde hace cerca de un siglo está enclavado el edificio que se construyó para ser nuestra embajada y que después sirvió como sección de intereses, no solo ondeará una reluciente bandera cubana por primera vez en medio siglo. En el segundo piso se expondrá la enseña nacional que fue arriada el 3 de enero de 1961 y guardada celosamente por un funcionario hasta terminar en un museo cubano en Las Tunas.

Esa bandera es mucho más que un símbolo. Los pueblos que olvidan su historia, corren el riesgo de repetirla.

Junto a ella estará hoy en Washington una representación de la sociedad cubana, sus políticos, intelectuales, deportistas, científicos y religiosos, la base del país que hemos construido y, sobre todo, nuestro principal activo para alcanzar la nación a la que aspiramos. También asistirán medio millar de amigos de Cuba que durante estos años han trabajado por una relación distinta entre los dos países.

Y junto a todos ellos estarán los protagonistas de esta historia, 11 millones de cubanos y Fidel y Raúl.

Pero como dijo el Comandante en Jefe tras ganar una guerra en la que todos apostaban por su derrota: “No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”.

Entonces, como ahora y en los años por venir, nadie lo dude, ¡Vencimos y venceremos!

 

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