Por David G Gross*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- En el periódico Granma, órgano oficial del gobierno cubano, salía hace unos días un artículo, en su página dedicada a la cultura, sobre el nuevo disco del cantautor Virulo en cuya portada aparecía el sugestivo título que da nombre a esta nota. Virulo tiene ese ángel de que nada más abrir los labios ya hace reír a su público, pues tiene la chispa humorística del criollo que a todo le saca lasca y más a la temática socio-política, que ya desde la época colonial y durante toda la etapa republicana burguesa, hizo temblar a mas de un presidente, que por cierto, a saber, quizás por ser la silla presidencial un poco molesta o coja, no los caracterizó por ser alegres ni gustosos de reírse de los buenos chistes de cada temporada en el poder.
Lo cierto es que luego del reconocimiento por parte del Gigante de las Siete Leguas, de que el Fiel de las Américas estaba en nuestra Isla, las conjeturas abundan aquí y allá entre las 90 millas más famosas del Planeta, formateadas por la prensa internacional de derecha como un cementerio de ahogados durante más de 50 años, la misma prensa que olvida a sabiendas que el Paso de la Mona, que separa a Dominicana de Puerto Rico, debe estar en el primer lugar para optar por un sitial sobre ese tema en los records Guinnes y que yo sepa en Dominicana no hay ni atisbos de socialismo.
Para el cubano de a pie y algunos con carro, estatal o privado, la puesta de una bandera más o menos no es asunto para quitarle el sueño. Nos alegró la nuestra allá, donde siempre debió estar y aceptaremos ver la de la barra y las estrellas en el lugar que antes ocupaba, porque en definitiva somos pueblos hermanos aunque diferentes gobiernos del Norte nos hallan querido separar o “embargar,” para usar el propio lenguaje oficial Made in USA.
Pero lo cierto es que, algunos temerosos se han dado cuenta de que el lenguaje oficial en los medios estatales en la Isla han bajado el tono, y de ahí viene el título de Virulo a su nuevo disco, que irónicamente quiere decir, a ojos de buen lector: ¿Si cambian los tonos, cambiará la política?.
Acostumbrados estábamos a escuchar en discursos y programas de la radio y la televisión, durante decenios, las consignas, siempre en voz de locutores entrenados para las arengas, diciendo y ratificando una y otra vez hasta la memorización eterna que nunca dejaríamos… que defenderíamos con sangre y fuego… etc, etc, todo lo que pudiera venir del enemigo. Recuerdo ahora a mi única nieta, a quién le repasé más de quince veces el holocausto del Indio Hatuey, para que lo dijera al otro día en su matutino de cuarto grado en la escuela donde lo cursaba. Esa mañana, ante la presencia de las compañeras de La Nación, de La Provincia, del Municipio y las maestras sonrientes, la niña dramatizaba de memoria la media cuartilla redactada por este abuelo historiador, pero al llegar a la parte que decía: ¿Y quien quemó al Indio Hatuey?... ¿Y quién quemó al indio Hatuey?... trabada en la respuesta, solo atinó a expresar a grito pelado…¡”El Imperialismo Yanqui”!.
Por eso los criollos, días antes del izado de la bandera de las barras y las estrellas en la reciclada embajada norteamericana en la Habana, se sorprenden de ver a los turistas Made in Usa por los noticieros de la televisión nacional y la llegada de representantes y senadores de ese país, junto a sonrientes intelectuales de célebres universidades, venidos a fin de contactar con sus colegas subtaínos, entre sonrisas, apretones de manos y hasta algún que otro abrazo bobo.
Hace menos de un año, solo salía en los medios cubanos alguna que otra brigada de solidaridad, o algún amigo que desde las “entrañas del monstruo” defendía nuestra causa socialista y pedía el fin del bloqueo. Ahora grupos musicales, artistas, pintores, escritores, en fin, parte de lo que brilla en el mundillo de la literatura, la historia y el arte en el vecino país, anda de plácemeles montando en los almendrones, mirando a las mulatas de la Avenida del Puerto y bañándose en las cálidas aguas del Golfo.
Nosotros nos hacemos la misma pregunta que los criollos de doce grados y que andan a pie o en guagua o en autos estatales, de turismo o particulares. ¡Cuba si… y ¿qué?…!. Por último pedir perdón a Virulo, por no haberle pedido permiso para trajinarle un poco el título de su nuevo disco. ¡Vale!.
*David G. Gross, historiador, escritor y periodista cubano.
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