José Luis Rodríguez - Foto: Claudia Camps - Cuba Contemporánea.- La reciente presentación del informe Estudio Económico de América Latina y el Caribe elaborado por la CEPAL brindó la oportunidad de comparar un conjunto de indicadores de la región con los de nuestro país.


Para comenzar, las perspectivas de crecimiento de América Latina en este año se sitúan en 0,5%: América del Sur se contraerá 0,4%, Centroamérica y México crecerán 2,7% y el Caribe 1,7%. En el caso de Cuba, los pronósticos de CEPAL dan un crecimiento del 4,0% luego de un primer semestre que llegó al 4,7%, según cifras oficiales. Si se examinan las cifras del 2014, la región solo creció 1,1%, en tanto que Cuba alcanzó 1,3%. En ambos casos estuvo presente una tendencia a la desaceleración en el crecimiento desde los años 2011-12.

En otra escala, las tasas de inversión -medidas a través de formación bruta de capital fijo- se mantuvieron en torno al 20% en la región durante 2014, mostrando una tendencia al estancamiento desde 2010. En el caso cubano, esa cifra se mueve entre 8,6 y 9,4%, inferior en más de 50% al promedio regional y que -al igual que los ciclos contractivos en el hemisferio- es determinante en el bajo crecimiento que logra Cuba en los últimos cinco años, en los que solo alcanza 2,5% como promedio.

Esta situación debe modificarse en 2015 con un crecimiento pronosticado del 21% en la inversión de nuestro país, aunque se mantiene una reducida cifra en la formación bruta de capital fijo, que solo podrá incrementarse con la expansión gradual de la inversión extranjera en estos momentos, ya que mientras permanezca el bloqueo de Estados Unidos se verá frenada seriamente.

En relación con el comercio exterior, Cuba presenta -al igual que América Latina y el Caribe- un saldo negativo en la balanza de bienes que ha promediado unos 7 867 millones de dólares en los últimos siete años, a pesar de la visible contracción en las importaciones, que pasaron del 32,4 a alrededor del 19% del PIB en ese período.

Uno de los problemas estructurales que afectan estos resultados es que para que crezca 1% el PIB en Cuba es preciso que aumenten entre 2 y 3% las compras externas, a lo que se añade que no ha sido posible una sustitución de importaciones significativa en el renglón de los alimentos debido a la elevada descapitalización de la agricultura que se acumula desde la crisis del Período especial, entre otros factores.

Por el contrario, la balanza de servicios muestra un saldo positivo -que solo ocurre excepcionalmente en la región- gracias al crecimiento en la exportación de servicios de fuerza de trabajo calificada en los últimos años. Como consecuencia de lo anterior, la balanza comercial total el pasado año se estima llegó a un saldo positivo de 3 509 millones de dólares, situación que solo comparten otros seis países de los 32 analizados por la CEPAL, y que muestra el enorme esfuerzo realizado por Cuba por balancear su comercio exterior en este período.

En ese contexto, resulta igualmente favorable el incremento de las reservas internacionales, que en el caso cubano se estima llegaron a 11 103 millones de dólares el pasado año, cifra con la que ocupa el décimo lugar en el ámbito regional y que se calcula aproximadamente duplica la existente cinco años atrás.

También llama la atención positivamente el hecho de que Cuba muestre la más baja tasa de desempleo el pasado año (2,7% frente a un 6% como promedio regional), lo que se combina con la más elevada tasa de ocupación, que llega al 70% en comparación con el 56,2% en América Latina y el Caribe. Esto se presenta en un contexto donde la tasa de participación económica en el caso de Cuba es del 71,9% frente a un 62,2% para el total de los países analizados.

En la evolución del salario real, Cuba muestra un discreto incremento de 9,2% entre 2007 y 2013. Otros países alcanzan cifras superiores, encabezados por Uruguay, donde el crecimiento alcanzó 28,2% en el mismo período. En este aspecto resulta necesario destacar que el país no ha podido invertir lo suficiente para elevar la productividad del trabajo y esto ha repercutido en el crecimiento limitado del salario real, a lo que se añade un aumento en el índice de precios minoristas si se mide en pesos y pesos convertibles, lo que resta capacidad de compra a las retribuciones laborales. Por otra parte, en nuestro país existen un grupo de pagos por el trabajo que no entran en las estadísticas salariales, tales como los esquemas de estimulación en divisas, por lo que para determinar el ingreso real de los trabajadores deben adecuarse diversos indicadores que permitan una comparación más objetiva con otros países.

En general, la economía cubana muestra indicadores que se comparan positivamente con los demás países de la región. No obstante, existen limitaciones objetivas en nuestro desarrollo que se reflejan en la tasa de inversión y el reducido incremento de la productividad del trabajo, todo lo cual repercute en el modesto crecimiento del consumo personal a partir de graduales incrementos del salario real, aun cuando se garantice el acceso gratuito a servicios sociales básicos.

* El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial

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