Martha Sánchez (*) - PL.- El bailarín estadounidense Rasta Thomas actuará en escenarios de Cuba y México como estrella invitada de la compañía Danza Contemporánea de Cuba (DCC).

En próximas semanas, el artista ensayará en la sede de DCC la versión del coreógrafo cubano Georges Céspedes de Carmina Burana, para compartir esa obra junto a la compañía en el Auditorio Nacional de México, el 7 y 8 de octubre.

"La música es la respuesta fácil, yo diría que es tan audaz y monumental que es difícil siquiera pensar en una coreografía para ella. Pero el maestro Céspedes ha descubierto la manera de hacerlo y eso es lo que más me atrae, su visión y capacidad de hacer lo que otros no pueden", argumentó.

Thomas quería ser un salvaje en la danza y lo logró, su desenvolvimiento mezcla el ballet clásico, el contemporáneo, la acrobacia, las artes marciales, elementos del pop, el break-dance, el jazz, el hip hop y otros ritmos callejeros.

Este joven ha sido el príncipe Sigfrido de El lago de los cisnes y un bailarín de la calle, eligió bailar lo mismo al compás de Chaikovski, Minkus, Massenet, Delibes o Drigo que al de Queen, U2, Prince, Michael Jackson, Lenny Kravitz o Black Eyed Peas.

"Buena música es buena música, vive dentro de todos nosotros y me encanta bailar los diferentes tipos de ritmos", apuntó.

A los 16 años de edad, había ganado numerosos concursos y en especial el Premio del Jurado en el Certamen Internacional de París y las medallas de oro en el de Varna, Bulgaria, y en el Jackson International Ballet Competition.

Sin embargo, también le atraía Broadway y le impulsaba un fuerte deseo de romper con los moldes del ballet clásico, o más bien de tomarlos como puntos de partida para crear su "pop-ballet" y "ballet del siglo XXI", como define al tipo de expresión danzaria anhelada.

"De niño, para alejarme de problemas, mi padre me incribió en diferentes actividades como gimnasia, artes marciales, fútbol, etcétera, y así cuando me encontré con la danza yo quería hacer todos los estilos", confesó.

"Creía que un buen bailarín era el capaz de ejecutar lo que cualquier coreógrafo pidiera, entonces entrené para convertirme en el artista más diverso posible, de Baryshnikov a Michael Jackson. Fue un reto maravilloso saltar de un estilo a otro, pero al final mi corazón está con el ballet", añadió.

Tras integrar el elenco de compañías como el Jeune Ballet de France, el Ballet de Washington, el Joffrey Ballet de Chicago, el Ballet Inoue de Japón, el Beijing Central Ballet de China, el Mariinsky de Rusia y el American Ballet Theater, entre otras, en 2007 decidió fundar una con mayor libertad estilística.

El nombre de la agrupación no podía ser más provocativo: Bad Boys of Dance.

"Yo traté de ser salvaje en la danza", reconoció.

"Crecí viendo un montón de películas de acción, así que siempre quería probar todo. Afortunadamente tuve varios maestros maravillosos y pacientes. Gracias a ellos pude explorar algunas formas nuevas y ampliar un poco los límites tradicionales", explicó.

La compañía surgió en Nueva York, una ciudad con escenarios ideales para los espectáculos. Sus integrantes debían dominar el baile en el más amplio espectro y con shows como Rock the Ballet! recorrieron Alemania, Suiza, Grecia, Francia y Portugal, España, Australia y Nueva Zelanda.

El The New York Times y Dance Magazine han destacado en múltiples ocasiones el magnetismo de Thomas en escena. El artista participó en un DVD que el popular bailarín y actor estadounidense Patrick Swayze realizó en 2005 con el título One Last Dance.

Además, ha intervenido en producciones de Broadway, creado coreografías para espectáculos y ha sido una fuente de inspiración para bailarines más jóvenes en su país.

"A la actual generación de bailarines no podría decirle que tengo la solución. Mi único consejo es entrenar con los mejores maestros que puedas y aprender lo máximo posible de ellos. También siempre recuerde que usted debe impulsarse a sí mismo en esta carrera", aseveró.

(*) Periodista de la Redacción de Cultura de Prensa Latina.