CubaSí - Video: TV cubana.- El Papa Francisco arribó a las cuatro de la tarde de este sábado al aeropuerto internacional Jose Marti de La Habana, en el inicio de una gira histórica por ciudades de Cuba y Estados Unidos.


 

Esta visita histórica atrapa la atención mundial, pues se da en el marco del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre la mayor de las Antillas y Estados Unidos (EE.UU.) en el que el Papa tuvo una labor de mediador significativa.

Esta vez, el tema del bloqueo estadounidense sobre la isla -que se mantiene vigente pese a la reapertura de las embajadas en ambas naciones- será posiblemente uno de los temas centrales en el encuentro privado que tendrá el Sumo Pontífice con el mandatario cubano.

Miles de feligreses y personalidades de todas partes del mundo viajaron a Cuba par asistir a la misa pastoral que realizará Francisco este domingo en la Plaza de la Revolución de La Habana.

sta visita histórica atrapa la atención mundial, pues se da en el marco del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre la mayor de las Antillas y Estados Unidos (EE.UU.) en el que el Papa tuvo una labor de mediador significativa.

Alta visita histórica atrapa la atención mundial, pues se da en el marco del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre la mayor de las Antillas y Estados Unidos (EE.UU.) en el que el Papa tuvo una labor de mediador significativa.

Esta vez, el tema del bloqueo estadounidense sobre la isla -que se mantiene vigente pese a la reapertura de las embajadas en ambas naciones- será posiblemente uno de los temas centrales en el encuentro privado que tendrá el Sumo Pontífice con el mandatario cubano.

Miles de feligreses y personalidades de todas partes del mundo viajaron a Cuba par asistir a la misa pastoral que realizará Francisco este domingo en la Plaza de la Revolución de La Habana. 

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba dio hoy la bienvenida al Papa Francisco al pie de la escalerilla del avión que lo trajo, desde Italia, para su primera visita apostólica a Cuba.

Esta visita histórica atrapa la atención mundial, pues se da en el marco del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre la mayor de las Antillas y Estados Unidos (EE.UU.) en el que el Papa tuvo una labor de mediador significativa. 

Papa Francisco a Raúl Castro: "Transfiera mi mensaje de fraternidad y respeto a su hermano Fidel" 

Al aeropuerto Internacional José Martí, acudieron además a recibir al Sumo Pontífice el Cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, autoridades del país, obispos, religiosos y una representación del pueblo y feligreses cubanos. 

En una escena ya tradicional, niños de diversas edades también le dieron la bienvenida con flores a tierra cubana. Con ellos, el jefe de Estado del Vaticano compartió bromas y sonrisas.

Su Santidad desarrollará, hasta el martes 22, un intenso programa de actividades que incluye misas en las plazas de la Revolución José Martí, de esta capital, y Calixto García, en Holguín, así como también en el Santuario de la Virgen de la Caridad de El Cobre, en Santiago de Cuba.

A lo largo del trayecto desde el aeropuerto José Martí hasta la Nunciatura Apostólica en el reparto Miramar, miles de habaneros aguardan el paso de la caravana que conduce al Obispo de Roma, para darle la bienvenida al Sumo Pontífice. 

Francisco llega a la Isla como Misionero de la Misericordia y es la tercera ocasión en 17 años que el máximo representante de la Iglesia Católica visita la Mayor de las Antillas, un acontecimiento poco frecuente en la historia reciente de los viajes papales.

En la intensa agenda de Su Santidad en Cuba está previsto realizar mañana en la tarde una visita de cortesía al General de Ejército Raúl Castro Ruz.

El viaje del Papa Francisco ocurre en el año en que Cuba y la Santa Sede celebran el aniversario 80 de establecer relaciones, fortalecidas durante las visitas del Comandante en Jefe Fidel Castro al Vaticano en 1996 y las realizadas a la Isla por Juan Pablo II, en 1998, y Benedicto XVI, en 2012.

Otra ocasión demostrativa de los buenos vínculos existentes lo constituyó el encuentro que en mayo pasado sostuvieron Raúl y el Papa Francisco en la sede del Vaticano.

Se inició en La Habana hoy el décimo viaje internacional de Su Santidad, el más largo de su pontificado pues durará 10 días entre Cuba y Estados Unidos, a donde llegará en la tarde del martes próximo.

Raúl: Cuba recibe con afecto y respeto al Papa

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, expresó hoy su satisfacción por la presencia en el país del Papa Francisco. 

Al comenzar su discurso de bienvenida en el aeropuerto internacional José Martí el mandatario cubano dijo que el pueblo lo recibía con profundos sentimientos de afecto, respeto y hospitalidad. 

Raúl saludó al Jefe de la Iglesia Católica junto al Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, y de niños que le obsequiaron flores. 

También, antes de las palabras de bienvenida, se escucharon 21 salvas de artillería, mientras la Banda del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias entonaban las notas de los himnos nacionales de Cuba y del Estado de la Ciudad del Vaticano, y de inmediato se produjo el pase de revista de la guardia de honor.

Jorge Mario Bergolio, electo Sumo Pontífice el 13 de marzo de 2013, nació en Buenos Aires, capital de Argentina, el 17 de diciembre de 1936, y su presencia en La Habana confirma el buen estado de las relaciones existentes entre el Gobierno cubano y la Santa Sede.

Papa Francisco: Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad

El papa Francisco agradeció a Cuba por el recibimiento y destaco los esfuerzos de ese país por ser ejemplo de la cultura del encuentro. 

El papa Francisco instó a Cuba y Estados Unidos a continuar el proceso de normalización de relaciones iniciado en diciembre pasado, y aseguró que es un “ejemplo de reconciliación para el mundo en esta atmósfera de tercera Guerra Mundial por etapas que estamos viviendo”. 

“El proceso de normalización entre dos pueblos es un símbolo de la cultura del encuentro. Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino", exhortó el Sumo Pontífice tras su llegada a Cuba.

 Asimismo, expresó un mensaje de agradecimiento a Cuba tras su llegada: “Gracias a todos los que se han esmerado en preparar este recibimiento”. 

“Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas (...) Poniendo esfuerzos en todos los medios necesarios para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias existenciales de la sociedad”, expresó.

Aseguró que es testigo de cómo Cuba se está abriendo al mundo, y a su vez, el mundo está abriéndose a Cuba. 

Instó a Cuba y Estados Unidos a seguir avanzando en el proceso de normalización de las relaciones, y que continúen siendo ejemplo de reconciliación para el mundo entero. 

El proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos constituyen uno de los principales puntos en el discurso del papa Francisco tras la reapertura de embajadas de esos países tras más de 50 años de haber roto relaciones.

Llegó el Papa Francisco a La Habana

Ladyrene Pérez - Cubadebate.- El Papa Francisco arribó a La Habana a las 03:50 pm de este sábado para iniciar una visita pastoral a nuestro país. El sumo Pontífice fue recibido por el presidente cubano Raúl Castro Ruz en el Aeropuerto Internacional “José Martí” junto a otras autoridades políticas, gubernamentales y religiosas de Cuba.

Ambos dignatarios hablaron durante la ceremonia de bienvenida.

Esta es la décima visita al exterior de Francisco desde su investidura como máximo representante de la Iglesia Católica universal, el 13 de marzo de 2013. Representa además la tercera ocasión en que un Papa visite Cuba en los últimos 17 años.

En breve, el Papa Francisco comenzará un recorrido desde el aeropuerto hasta la sede de la Nunciatura Apostólica, en cuyo trayecto de 18 km recibirá el saludo multitudinario y cordial de la población de la capital cubana.

Como se ha divulgado, Francisco celebrará una misa en la Plaza de la Revolución el próximo domingo, y luego hará una visita de cortesía al presidente cubano, Raúl Castro, en el Palacio de la Revolución. El 21 de septiembre viajará a Holguín y a Santiago de Cuba, y el martes 22, desde Santiago, tomará el vuelo nuevamente de Alitalia hacia Washington.

La visita del Papa Francisco se corresponde con el ambiente favorable que caracteriza las relaciones entre Cuba y la Santa Sede de la Iglesia Católica, sobre la base del respeto mutuo.

Vale recordar que los nexos diplomáticos bilaterales se establecieron hace 80 años, y se han mantenido ininterrumpidamente desde entonces. Francisco es el tercer nuncio apostólico que viaja a Cuba luego de que sus antecesores Juan Pablo II lo hiciera en enero de 1998 y Benedicto XVI, en marzo de 2012.

Esta es la décima visita al exterior de Francisco desde su investidura como máximo representante de la Iglesia Católica. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate.

Esta es la décima visita al exterior de Francisco desde su investidura como máximo representante de la Iglesia Católica. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate.

Viaje con Francisco: “Cuba es un pueblo que amo mucho”

 Rosa Miriam Elizalde - Cubadebate.- “Su Santidad, gracias por el mensaje tan amoroso que le dedicó a mi pueblo”, fue lo que atiné a decirle cuando pasó ante mi asiento, mientras saludaba, uno a uno, a los periodistas que lo acompañan en el vuelo a La Habana. Su sonrisa no se hizo esperar: “Cuba es un pueblo al que amo mucho”, respondió.

Me refería, por supuesto, al videomensaje de Francisco que transmitió la Televisión Cubana, en vísperas de este vuelo de Alitalia que partió el sábado con “puntualidad vaticana” –a las 10:15 hora local; 4:15, en Cuba- del aeropuerto internacional Fiumicino, de Roma. No había transcurrido media hora, cuando Jorge Bergoglio se asomó por la puerta que separa en el Airbus A330 la zona delantera del sector donde se apiñan los reporteros. El Papa caminó en “u” por los corredores del avión, deteniéndose a cada paso para saludar e intercambiar palabras con los enviados especiales.

A mi lado, el representante de Philadelphia Inquirer, David O’ Reilly, le acercó un solideo blanco, que el Papa se colocó momentáneamente, a cambio del suyo, “para que me dé energía”, y luego se lo devolvió a su dueño. Francisco bromeó, dio la bendición y hasta se tomó fotos con los reporteros, relajado y cariñoso. Varios de los colegas le entregaron obsequios y cartas propias o ajenas, y el representante de Univisión fue aún más audaz y le regaló la estatuilla del Emy que ganó para su televisora por la cobertura del Cónclave en marzo del 2013, del que resultara elegido Bergoglio.

Escoltando al jefe del Estado vaticano, su vocero, el padre Federico Lombardi, pasaba de vez en cuando al equipo de seguridad los rosarios, cruces y cartas, mientras, un paso por delante, Mateo Bruni, responsable de la logística y el “pastor de la prensa vaticana”, se encargaba de identificar y presentarle al Pontífice a cada reportero. Este es un ritual de los viajes con Francisco que descubro fascinada, pero me advierte un colega veterano en estas lides que no siempre fue así.

Cuando el Papa Pablo VI viajó a Jordania e Israel en enero de 1964, se convirtió en el primer pontífice que tomaría un avión. El enviado del Boston Globe, John Allen Jr –uno de los más importantes vaticanistas del mundo y un pozo de conocimiento-, asegura que un año más tarde, Pablo VI visitó Nueva York, lo que significa que el debut estadounidense de Francisco coincide con el 50 aniversario de la primera visita de un Papa a los Estados Unidos.

Desde entonces, los Papas han tenido su propia manera de relacionarse con los periodistas que viajan con él. En los primeros años de su pontificado, San Juan Pablo II conversaba con los reporteros por grupos, según el idioma. Cuando la enfermedad empezó a golpearlo, llamaba a su asiento en la cabeza del avión a los enviados, de uno en uno, quienes podían disponer de un minuto para saludarlo. Con Benedicto XVI se realizaban conferencias de prensa al inicio del vuelo. Francisco ha adoptado la costumbre de recorrer los pasillos del avión, y responder preguntas cuando termina la visita a un país. De modo que debemos tener dos intercambios con el Papa: en el viaje de Santiago de Cuba a Washington, y en el de Filadelfia a Roma, el 28 de septiembre.

Por cierto, como vamos en un Aribus de unas 160 plazas –los camarógrafos en las filas exteriores y los periodistas en la del medio, donde hay cuatro asientos-, tengo suficiente tiempo para comprobar detalles que han hecho célebre a Francisco, mientras él transita de un pasillo a otro dando la vuelta al final de la nave y se aproxima a donde estoy. Está tan cerca que casi puedo tocar su sotana blanca, su anillo de párroco común, recrearme en sus zapatos negros de “cura villero” –como el que utilizaba cuando caminaba las villas miserias de Buenos Aires-, detenerme en la austera cruz pectoral que tiene una imagen de Cristo con las ovejas sobre sus hombros. No es el “crucifijo” común, aquel que representa la tortura del hombre en la cruz, sino un Jesús vivo, trabajando y sirviendo a los pobres, a los desvalidos.

Un saludo comenzando el viaje

Momentos antes de iniciarse el saludo a los periodistas, el Padre Lombardi toma el micrófono para ofrecerle una breve información al Pontífice sobre los medios que lo acompañan, con 76 profesionales de numerosos países en el que “por vez primera viaja una periodista cubana”. Junto al Papa y al Vocero, también de pie, está Antonio Gasbarri, una figura familiar para los vaticanistas porque siempre está muy cerca de Francisco. Lombardi pasa el micrófono a Bergoglio, que comienza con un “buenos días, les deseo un buen viaje, buen trabajo. Si no me equivoco, creo que este es el más largo que hago, mucho más que el de Brasil”.

El viaje a Rio de Janeiro, en el 2013, fue el segundo del pontificado de Bergoglio, que con este ya suma diez –él considera esta ruta que comienza en La Habana y termina en Filadelfia como una sola. Fue en Brasil, el único país de América Latina que comparte con Cuba la visita de tres Papas en los últimos 17 años, donde no quiso utilizar el Papamóvil blindado. Elisabetta Piqué, corresponsal de La Nación que viaja en este vuelo y tiene un fascinante libro sobre el Papa inspirador de una película recién estrenada –Francisco. Vida y Revolución-, cuenta que le preguntó entonces a Domenico Giani, el inspector general de la Cuerpo de Gendarmería de la Ciudad del Vaticano, si Francisco al menos iba a llevar un chaleco antibalas. Este le contestó: “¡Estás loca! ¿Quieren que me echen?”. El Sumo Pontífice explicó sus razones contra el blindaje: “Si yo voy a visitar a una familia que quiero ver, ¿voy a ir en una caja de vidrio? Yo quiero ir a abrazar”.

Pero esa es otra historia. Ahora, en el vuelo AZ4000 que ha partido de Fiumicino, el Papa nos habla en italiano y en tono que comienza más bien divertido: “Ah, ¡tienen trabajo!”, y sonríe. “Se lo agradezco mucho, mucho, mucho el trabajo que hacen y que harán”, y toma de las palabras de Lombardi una en particular: “paz”. “Creo hoy el mundo está necesitado de paz. Están las guerras, los inmigrantes que huyen, esta oleada migratoria viene de las guerras, huyendo de la muerte, buscando vivir”, dice.

Confiesa que hoy se ha emocionado al despedirse en el Vaticano. Cuando traspasó la Puerta Santa Ana, junto a la parroquia del mismo nombre, lo esperaba una de las dos familias acogidas en esa iglesia: “Sirios refugiados… Se veía en ellos el rostro del dolor…” Hace una pausa larga y regresa a la frase anterior: “La palabra paz… Les agradezco todo aquello que hagan durante su trabajo para hacer puentes…. Pequeños puentes, pequeños. Pero un pequeño puente, otro, otro, otro, hacen el gran puente de la paz”.

Finaliza su saludo con un “buen viaje, buen trabajo”, y el ruego ya familiar en sus discursos y homilías: “Recen por mí”. Luego, cuando ya ha terminado de saludar a cada periodista, retoma el micrófono. Algo ha olvidado: “Uno de ustedes me ha subrayado esto: Es justo que yo diga aquí mi gran saludo a tantos colegas vuestros que en este momento están trabajando y trabajarán en las oficinas, en sus propias casas, para este viaje. También a ellos un gran saludo y agradecimiento”.

Sus atenciones con la prensa no terminaron ahí. Al rato pasa por cada asiento el sobrecargo del avión con una bandeja. Reparte diminutas porciones de unas empanadas argentinas que le han regalado a Bergoglio y él ha decidido compartirlas con los reporteros.

Seamos normales

Son doce horas de vuelo casi interminables de Roma a La Habana que los periodistas “matamos” haciendo cuentos, cuando nos sobra tiempo para escribir y hemos leído varias veces los telegramas que el Papa envió a los Presidentes de los países que sobrevuela el avión, y también, el discurso que presentará al aterrizar en La Habana. Hemos recibido los mensajes por adelantado bajo la ley del embargo de prensa de la Sala Stampa (la Oficina de Prensa de la Santa Sede), que no es precisamente un bloqueo de prensa, diferencia que me permite explicarle a compañeros de avión el uso de estas mismas palabras cuando se habla de la muralla que todavía Estados Unidos levanta frente a Cuba y que es el principal obstáculo poder llegar a la normalización de las relaciones. Un embargo es temporal; pero si dura 54 años, eso es bloqueo.

La conversación deriva hacia las fotos de Francisco que he visto, tomadas en otras giras, mientras sube al avión de Alitalia con el equipaje de mano, como cualquiera de nosotros. Pregunto si alguien lo vio entrar con el bolsito de cuero negro. “¡Tenemos que ser normales!”, me responde un colega italiano sin contener la risa. Esa misma frase fue la que le soltó Francisco a un vaticanista que quiso saber qué había subido consigo el Pontífice, en vista de que hasta marzo de 2013 ningún Papa jamás llevó nada en la mano escalerillas arriba y menos equipaje.

“No es la llave de la bomba atómica”, dijo Francisco con ironía en aquel momento. El maletín contiene un libro de oraciones, su agenda personal y un texto de Santa Teresa de Lisieux –quien haya leído la encíclica del Papa “Laudato si” recordará por qué adora a esta Santa, que le provoca esta impactante reflexión: “El mundo del consumo exacerbado es al mismo tiempo el mundo del maltrato de la vida en todas sus formas”. Además de esos tres artículos, el Pontífice lleva en su bolso una máquina de afeitar de los más normal.

Y sí, me confirman, el Papa subió él mismo su maleta de mano a bordo, pero ya nos vamos a nuestros puestos porque en unos minutos el avión se posará en Aeropuerto Internacional “José Martí”, donde lo espera Raúl. Entonces comenzará de verdad la locura periodística.

El proceso de normalización de relaciones entre Cuba y EEUU “nos llena de esperanza”: Papa Francisco

Discurso del Papa Francisco en la ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana, el sábado 19 de septiembre de 2015.

Señor Presidente,

Distinguidas Autoridades,

Hermanos en el Episcopado,

Señoras y señores:

Muchas gracias, Señor Presidente, por su acogida y sus atentas palabras de bienvenida en nombre del Gobierno y de todo el pueblo cubano. Mi saludo se dirige también a las autoridades y a los miembros del Cuerpo diplomático que han tenido la amabilidad de hacerse presentes en este acto.

Al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, a Monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Conferencia Episcopal, a los demás Obispos y a todo el pueblo cubano, les agradezco su fraterno recibimiento.

Gracias a todos los que se han esmerado para preparar esta visita pastoral. Quisiera pedirle a Usted, Señor Presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. A su vez, quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo.

Este año 2015 se celebra el 80 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República de Cuba y la Santa Sede. La Providencia me permite llegar hoy a esta querida Nación, siguiendo las huellas indelebles del camino abierto por los inolvidables viajes apostólicos que realizaron a esta Isla mis dos predecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sé que su recuerdo suscita gratitud y cariño en el pueblo y las autoridades de Cuba. Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y preocupaciones, con libertad y con medios y espacios necesarios para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias existenciales de la sociedad.

Este viaje apostólico coincide además con el I Centenario de la declaración de la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba, por Benedicto XV. Fueron los veteranos de Guerra de la Independencia, movidos por sentimientos de fe y patriotismo, quienes pidieron que la Virgen mambisa fuera la patrona de Cuba como nación libre y soberana. Desde entonces, Ella ha acompañado la historia del pueblo cubano, sosteniendo la esperanza que preserva la dignidad de las personas en situaciones más difíciles y abanderando la promoción de todo aquello que dignifica al ser humano. Su creciente devoción es testimonio visible de la presencia de la Virgen en el alma del pueblo cubano. En estos días tendré ocasión de ir al Cobre, como hijo de peregrino, para pedirle a nuestra Madre por todos sus hijos cubanos y por esta querida Nación, para que transite por los caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación.

Geográficamente, Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con valor extraordinario como “llave” entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, “por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares” (La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, en Obras escogidas II, La Habana 1992, 505). Ese mismo fue el deseo de san Juan Pablo II con su ardiente llamamiento a que “Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba” (Discurso en la ceremonia de llegada, 21-1-1998, 5).

Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento. Es un signo de una victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del “sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos” (José Martí, ibíd..). Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero. El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de Tercera Guerra Mundial.

Pongo estos días bajo la intercesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, de los beatos Olallo Valdés y José López Piteira y del venerable Félix Varela, gran propagador del amor entre los cubanos y entre todos los hombres, para que aumenten nuestros lazos de paz, solidaridad y respeto mutuo.

Nuevamente, muchas gracias, Señor Presidente.

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