Cientos de miles de cubanos y cubanos colmaron avenidas y calles de la ciudad para saludar al Papa a su paso, portando la insignia nacional y la bandera amarilla y blanca de la Santa Sede.
A pesar de las campañas tendenciosas orientadas y financiadas desde Estados Unidos, el sumo Pontífice pudo comprobar la educación de creyentes y no creyentes que lo recibieron con júbilo afectuoso, y a diferencia de otros lugares por él visitados, no se vieron policías armados con fusiles, cascos, escudos y chalecos antibalas listos para la represión.
En conferencia de prensa ofrecida por el vocero vaticano, padre Federico Lombardi, en la sala de prensa ubicada en el Hotel Nacional de Cuba, reafirmó la posición del Papa Francisco contra el Bloqueo Comercial, Económico y Financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba, como una fórmula para intentar derrumbar el proceso revolucionario.
Significativamente lo llamó por su verdadero nombre Bloqueo, no Embargo como desde Washington pretenden disfrazar el alcance que tiene esa criminal medida de presión y extorsión contra toda una nación, solo por decidir un rumbo diferente al impuesto desde 1902 por Estados Unidos.
Vista hace fe y por esa misma razón la Casa Blanca prohíbe la libertad de viajes de sus ciudadanos a la mayor de las Antillas. Los pocos que pueden obtener un permiso especial del Departamento del Tesoro, amparados en una de las 12 licencias existentes, comprueban desde su llegada las mentiras y tergiversaciones que han recibido durante más de medio siglo.
Lo mismo le sucederá al Papa Francisco y a su comitiva, de ahí que no acepte recibir más mentiras y distorsiones sobre un país que no ha hecho otra cosa que resistir acciones terroristas, invasiones mercenarias y planes subversivos, de esos que se resisten a convivir como un pueblo que decidió vivir con un sistema diferente al que le impusieron desde el Norte.
Y como aseguró José Martí:
“Quien vive para todos, continúa viviendo en todos”.
