Sergio Casal (@SergioCasal15) – Cubainformación.tv.- Escribe Néstor Kohan en En la Selva: “Hay que rescatar al Che del museo, el monumento y el póster inofensivo donde lo han querido encerrar.

 


 

Nada más lejano de Guevara que las momias embalsamadas del panteón de muertos sagrados”. Y es que, aunque hayan pasado casi 50 años desde su asesinato en Bolivia, el Ché Guevara sigue siendo un revolucionario del siglo XXI.

 

Estatua erigida en Oleiros (Galicia) en honor a Ernesto Che Guevara | Foto: Sergio Casal

 

A pesar de que las ideas estén siempre enmarcadas en su realidad histórica, en un clima social que las transforma, no es menos cierto que son unas cuantas las generaciones de izquierda que han tomado como referencia ideológica a Ernesto Guevara (Rosario, 14 de mayo de 1928)1.

Líder durante la Revolución Cubana, es uno de los hombres con la biografía menos esclarecida de la historia. Existen muchas hipótesis sobre su nacimiento, su infancia, su personalidad durante la guerra de guerrillas en Sierra Maestra y tras la internacionalización de su lucha. Hasta existen varias versiones sobre la autenticidad de sus restos mortales, recuperados 30 años después de su muerte.

Pensamiento político y controversia

No son pocos los especialistas que aseguran que tras el carisma del héroe cubano argentino se escondía una personalidad compleja, llena de fantasmas internos que le llevaban a actuar con una frialdad inquietante en momentos cruciales de la Revolución. Además, han sido muchas las campañas que desde Estados Unidos se han puesto en marcha durante las últimas décadas para presentar a Guevara como un ser calculador e inhumano, que disfrutaba con la muerte y que se ocupaba gustosamente de las ejecuciones en el campo de batalla.

En cuanto a su influencia sobre la Revolución, se puede afirmar sin peros que el Ché Guevara fue el gran teórico de la guerrilla en Sierra Maestra. Lector incansable de Engels, Lenin, Lukács, Hegel o Wright Mills, dedicaba el poco tiempo que encontraba durante las campañas de la guerrilla para sentar las bases de un marxismo con sello de identidad propio entre los milicianos. En cuanto a la aplicación práctica de las técnicas de guerrilla, estuvo altamente influenciado por la concepción maoísta del socialismo y la teoría de la velocidad de Clausewitz. Además, el Ché logró aprovechar el carisma que Fidel desprendía y que empezaba a calar en la sociedad rural cubana para que el pequeño grupo que comenzó atrincherado en las montañas tras las graves pérdidas sufridas en el desembarco del Granma en 1956, fuese ganando adeptos entre los campesinos y, poco a poco, entre la mayor parte de la sociedad cubana. El pueblo estaba cansado del régimen dictatorial de Fulgencio Batista y veía en este grupo de resistencia una oportunidad para dejar de ser víctima de la corrupción, la inseguridad y la desigualdad, y erigirse como dueño de su propio destino. El Ché lo sabía, lo veía, y fue ganando aliados persona por persona, con Fidel como cara visible de la resistencia de toda Latinoamérica y otros países del globo frente al imperialismo de Washington. Hoy, a lo largo y ancho del globo, su concepción de la justicia social, la igualdad y la solidaridad internacional se ha inscrito en los cánones de pensamiento de la práctica totalidad de los movimientos sociopolíticos de izquierda, más allá del mito.

“¡Póngase firme y apunte bien! Va usted a matar a un hombre!"

Tras el triunfo de la Revolución cubana, quiso extender su legado, desde el Congo hasta Bolivia donde, finalmente, sería capturado y fusilado. Fue el suboficial boliviano Mario Terán el que, bajo la orden directa del presidente René Barrientos transmitida por el capitán Félix Ramos Medina (cuya verdadera identidad era Félix Rodríguez Mendigutía, agente de la CIA participante en la invasión de Playa Girón) ejecutó al Ché en La Higuera: “¡Póngase firme y apunte bien!, va usted a matar a un hombre!”, fueron las últimas palabras de Ernesto Guevara, según relató el propio Terán años más tarde.

Desde ese momento, se ha forjado un símbolo inquebrantable que hace que después de muerto, el Ché sea invencible. Y a 9.000 kilómetros del último lugar que sostuvo sus pasos, otro Ché de 8 metros de hierro sobre piedra gallega vigila la costa altlántica de Oleiros en busca de su patria adoptiva que, 56 años después, sigue esos pasos que empezaron un 2 de diciembre de 1956 en la playa Las Coloradas de la rebautizada Provincia de Granma.

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1Tal y como cuenta la periodista Julia Constenla en entrevista al diario Página 12, Celia de la Serna (madre del Ché) le confesó que el verdadero día del nacimiento de Ernesto fue un mes antes del que se plasmó en su partida de nacimiento (14 de junio). De esta forma, su madre intentó presentar a Ernesto como sietemesino para evitar que se supiese que se había casado embarazada.

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