Cubadebate.- En el XXXVII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, del 3 al 13 de diciembre en La Habana, participarán nueve largometrajes cubanos, de los cuales cuatro son producciones del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, ICAIC.


Roberto Smith, presidente del ICAIC, dijo este martes a la prensa que entre las cintas presentadas al concurso se destacan Vuelos prohibidos, del realizador Rigoberto López; Cuba libre, de Jorge Luis Sánchez; y La cosa humana, de Gerardo Chijona, entre otras.

En animación se presentarán Xip Zérep, de Juan Padrón; Aventuras de Juan Quinquín, dirigido por Alexander Rodríguez, y El camarón encantado, realizado por los Estudios Anima, de la oriental provincia de Holguín.

El Presidente del ICAIC aseguró que el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano es un evento propicio para conocer el futuro cine en Cuba, y un puente entre las instituciones y las productoras independientes.

(Con información de Radio Reloj)

Anuncian filmes cubanos a 37 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano

PL / CubaSí.- Los nueve largometrajes cubanos que participarán en el 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano fueron anunciados hoy aquí por Roberto Smith de Castro, titular de la máxima instancia cinematográfica del país.

 Smith, actual presidente del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos (Icaic), aclaró que dentro de los nueve filmes cuatro fueron realizados bajo el auspicio de dicha institución, mientras que los cinco restantes responden a la modalidad de cine independiente. 

Los títulos Cuba Libre (de Jorge Luis Sánchez), Bailando con Margot (Arturo Santana Vilá), La cosa humana (Gerardo Chijona) y Vuelos prohibidos (Rigoberto López-Julio Carranza) concursarán en representación del Icaic en el Festival habanero, a realizarse entre el 3 y el 13 de diciembre próximos. 

Cintas como El acompañante, Café amargo y La obra del siglo, entre otras, completan la propuesta que para el evento que desde hace casi cuatro décadas reúne lo mejor del cine latinoamericano y local.

"Este año fue muy difícil la elección de las películas ya que entre las películas del Icaic y del sector independiente sumaron nueve producciones y todas de una enorme calidad", expresó ante los medios Smith. 

La participación de los largometrajes cubanos en el Festival -añadió el directivo- es un privilegio, pero la promoción de nuestros filmes debe ser pareja con la del resto de los países, no puede ser algo forzado ni abusivo, ponderó. 

Los documentales que engrosarán la cartelera de la cita fílmica serán Últimos días de una casa y Una luz de inteligencia y amor, el primero en concurso y el segundo fuera del circuito competitivo. 

Se anunció además que El camarón encantado (Adrián López), Las aventuras de Juan Quinquín (Alexander Rodríguez) y Xip Zérep contra los Vampiros Lácteos (Juan Padrón) constituyen las propuestas del instituto para el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. 

Por último, Smith se refirió a la posibilidad de organizar para el próximo verano un evento exclusivamente dedicado al cine cubano y otro que aglutine toda la producción animada local. 

"Todas estas acciones ayudarán a promocionar nuestro propio cine, que constituye una parte indispensable de nuestra cultura e idiosincrasia", concluyó Smith de Castro.

Actor cubano Enrique Molina ante el reto de un nuevo personaje

PL.- Para el actor cubano Enrique Molina interpretar el personaje de "El Suave" en la película La cosa humana constituyó un reto porque se trata de un papel novedoso para el cine realizado aquí.

En entrevista con Prensa Latina, el intérprete dijo que en la cinta del realizador Gerardo Chijona encarna a un bandido de nuevo tipo en la pantalla cubana que dirige una particular brigada de delincuentes.

La película está cargada de un humor inteligente, afirmó Molina, quien además manifestó su deseo de que los cinéfilos de esta isla reciban con beneplácito el largometraje.

Una nueva apariencia ambientada por el exquisito maquillaje presenta al experimentado actor, que pese a contar con la simpatía de admiradores en Cuba y el mundo por su incuestionable talento, se muestra cauteloso ante la posible reacción del público.

Asumí este papel con mucho embullo pues para mí constituye una nueva línea psicológica de un individuo que no había interpretado nunca, comentó Molina.

Conocido por sus dotes histriónicas en el teatro, el cine y la televisión, en el filme el artista de más de 70 años de edad interviene en el universo existencial de un joven delincuente con pretensiones de escritor.

En la película La cosa humana, Molina comparte escenario con los actores cubanos Vladimir Cruz, Carlos Enrique Almirante, Amarilis Núñez, Osvaldo Doimeadiós, Mario Guerra, Héctor Medina, Miriel Cejas y Alejandro Rivera.

La fotografía de la cinta estuvo a cargo del veterano Raúl Pérez Ureta, mientras Edesio y Cristian Alejandro trabajaron en la banda sonora del filme, que competirá en el 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

Producciones del ICAIC para el Festival de Cine

Lorena Sánchez García

La Habana, 10 nov (ACN) Serán en total nueve los largometrajes cubanos que participarán en el venidero 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, de los cuales cuatro son producciones del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficas (ICAIC).

Según declaró hoy a la prensa Roberto Smith, presidente del ICAIC, las cintas en concurso presentadas por esta institución son Vuelos prohibidos, del realizador Rigoberto López; Cuba Libre, de Jorge Luis Sánchez; La cosa humana, de Gerardo Chijona; y Bailando con Margot, de Arturo Santana.

En animación, de acuerdo con Esther Hirzel -directora de los Estudios de Animación del ICAIC- destacan Xip Zérep, de Juan Padrón; Aventuras de Juan Quinquín, dirigido por Alexander Rodríguez; y El camarón encantado, por los Estudios Anima de la provincia de Holguín.

Últimos días de una casa, de la realizadora Lourdes de los Santos Matos, figura como el único documental del ICAIC en concurso; mientras que fuera del certamen se incluye Una luz de inteligencia y amor, de Regino Miguel Oliver Blanco.

Sobre las producciones independientes que integran el cartel cubano para esta edición del Festival, Smith adelantó que estarán incluidas las cintas El acompañante, de Pavel Giroud; La obra del siglo, de Carlos Quintela; Espejuelos Oscuros, de Jessica Rodríguez; Caballos, de Fabián Suárez; y Café Amargo, del documentalista cubano Rigoberto Jiménez.

En algunas de estas películas, aseguró el presidente del ICAIC, encontramos lo que debe ser el futuro del cine en Cuba, un puente entre las instituciones y las productoras independientes.

Cuba aboga por la unión del cine estatal y el independiente en el Festival de La Habana

EFE - La Habana

Cuba llevará nueve largometrajes al próximo Festival de Cine de La Habana, una muestra de lo que "debe ser el futuro" de la filmografía de la isla, donde se estimulará la alianza entre la producción estatal y la "independiente", dijo hoy el presidente del Instituto de Cine de Cuba, Roberto Smith.

En un "momento singular" para la filmografía nacional, estarán en el apartado de ficción cuatro películas producidas por el estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), dos independientes y tres en las que se ven "distintas dosis" de ese "trabajo conjunto" al que se aspira, explicó Smith a la prensa.

Entre estas "alianzas creativas y productivas" destaca "La obra del siglo", del joven cineasta Carlos Machado Quintela, que narra la historia de tres generaciones de una familia que lucha por sobrevivir en la ciudad de Juraguá (centro de la isla), donde una vez se proyectó ubicar la primera central nuclear de Cuba.

El filme ha suscitado gran interés en los últimos meses a su paso por festivales extranjeros por mostrar una realidad poco vista, mayormente en blanco y negro, y ubicaciones fuera de La Habana, el escenario más visto en la filmografía nacional.

Smith completó la lista de "colaboraciones" con "Café amargo", del cubano Rigoberto Jiménez y "El acompañante" dirigida por Pável Giroud, esta última ubicada en los primeros años de la epidemia de sida en la isla, contexto en el que narra la historia de un enfermo y el "vigilante" que debía acompañarlo en sus salidas del hospital.

"No es una condición" el cooperar con instituciones estatales para producir una película en Cuba, subrayó Smith, pero "estamos creando las condiciones para que esa sea una alternativa creativa que podamos aprovechar", señaló el presidente del Icaic.

El directivo precisó que todavía la producción estatal es la que lleva "el mayor peso", y que este año llega al 37 Festival Internacional de Cine de La Habana, previsto del 3 al 13 de diciembre, con dos "superproducciones" para los estándares cubanos: "Cuba libre" y "Bailando con Margot".

La primera, dirigida por Jorge Luis Sánchez, se basa en los sucesos históricos que rodean a la guerra hispano-cubana-estadounidense de fines del siglo XIX, y la segunda narra una historia de amor en tres tiempos, a lo largo de las décadas de 1910, 1950 y la actualidad.

Completan la lista del Icaic "La cosa humana", que marca el regreso a la comedia del veterano Gerardo Chijona, y "Vuelos prohibidos", del cubano Rigoberto López.

"Espejuelos oscuros" de Jessica Rodríguez y "Caballos", de Fabián Suárez son dos ejemplos del pujante fenómeno del "cine independiente cubano", que competirán en la categoría de "Ópera prima" en el festival.

Junto a los largos en la categoría de "Ficción", considerada la de mayor jerarquía en el certamen, el público asistente a la famosa cita habanera también disfrutará de animados, cortos y documentales, en los que Cuba también presentará, en cada apartado, una selección de lo mejor de su producción anual.

"Estamos en un buen momento y esta muestra cubana es una de las mayores de los últimos años en el festival", aseguró Smith, quien insistió en que todos los años el evento busca llegar a un "equilibrio" que no otorgue primacía a los anfitriones y permita la participación de otras filmografías de la región.

Cine cubano en el Festival de La Habana: La Obra del Siglo

Dean Luis Reyes - Cuba Contemporánea.- La Obra del Siglo es uno de los contendientes más serios que presenta Cuba a concurso dentro del 37mo. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Se trata del segundo largometraje de ficción de Carlos Machado, quien dirigiera su opera prima, La piscina, en 2012.

Después de recibirse como director en las dos academias cubanas que forman realizadores audiovisuales (la Facultad de los Medios de Comunicación Audiovisual – FAMCA, adjunta al Instituto Superior de Arte, y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños - EICTV), Quintela consiguió organizar la producción de esta película a través de un esquema de financiamiento internacional y gracias a la participación del argentino Hernán Masaluppi y su productora Rizoma Films.

Thomas Humphrey, de Cineuropa, calificó La Obra del Siglo como “un peso pesado de la nueva ola latinoamericana”. La Muestra Joven ICAIC, el espacio más importante para las nuevas voces del audiovisual cubano, la eligió para inaugurar su edición de 2015, en mayo pasado. Dos decenas de festivales en EE.UU. han cursado invitaciones al filme de Quintela, así como muchos más alrededor del mundo.

La Obra del Siglo cuenta la historia de tres hombres de distintas generaciones conviviendo en un apartamento de la Ciudad Nuclear de Juraguá, urbanización de la provincia de Cienfuegos, donde quedó inconclusa la que iba a ser la primera central de energía nuclear del Caribe. La desaparición de la URSS dejó el proyecto a medias. Esos restos sirven a los realizadores para referir la crisis humana que el desencanto deja, para revisar el pasado reciente cubano y para hacer un comentario universal en torno al destino de la utopía.

Su estructura ha despertado el interés de la crítica y el público que la han visto. Consta de un relato de ficción ambientado en la Juraguá del presente, combinado con el fuerte peso documental de ese universo aislado y del que no se dice nada en la esfera pública de la Cuba actual. El tercer elemento que construye sentido narrativo es el profuso material de archivo rescatado por los realizadores y que pertenece a reportes de prensa y registros televisivos hechos en la década de 1980 durante distintos momentos de la construcción de la electronuclear.

El trenzado de ese material dota a la película de un carácter desusado para el cine cubano reciente. Su tono general orbita entonces entre el balance de un momento histórico, cierta necesidad testimonial y una suerte de discurso del desencanto. Ello no está exento de humor, con un dejo agridulce que no se decide ni por la amargura doliente ni por la ironía abierta.

El peso de la anécdota central recae fundamentalmente en tres actores: la leyenda de la actuación cubana Mario Balmaseda (De cierta manera, Baraguá, Entre ciclones); Mario Guerra, uno de los intérpretes cubanos más maduros y solicitados de hoy, y el debutante Leonardo Gascón. Balmaseda podría estar entre los candidatos al Coral a Mejor actor, pues consigue aquí una caracterización de enorme complejidad, que sostiene un universo de referencias y contradicciones que está entre lo mejor logrado del guion.

La escritura del libreto para La Obra del Siglo corrió a cargo de Abel Arcos, colaborador habitual de Machado Quintela. Según me contara el director en una entrevista publicada por la revista Cine Cubano: “Esto empezó con un guion que Abel Arcos, el mismo autor de La piscina, escribió hace tiempo, titulado El balcón, que tenía a tres hombres que vivían solos. Comencé a reescribirlo y, mientras estudiaba en la EICTV, pasé casualmente un taller de guion en la Ciudad Nuclear, con el grupo de teatro La Fortaleza. Viéndola de cerca, decidí que ese era el sitio para estos tres personajes. Porque es un lugar olvidado, no hay siquiera señales de tráfico para llegar allí”.

Pero ese guion no fue camisa de fuerza, sino un modelo a partir del cual la película adquirió un carácter menos previsible: “En el guion estaba la historia de hombres de tres generaciones que conviven bajo un mismo techo, cada cual con un dilema sin solución. Uno que está allí porque lo dejó la novia (Gascón); el viejo (Balmaseda), que tiene un carácter posesivo y está todo el tiempo luchando contra todo sin ninguna lógica, como lo hacen muchos viejos en nuestro país; el de Mario Guerra, un ingeniero que se quedó ahí. Todo relacionado con el caos y la irregularidad. La estructura es muy abierta y por el camino se va enrareciendo más, después vuelve a ser como una película normal y se acaba”.

A través de esa estructura y forma de edificar un relato, La Obra del Siglo se distancia del cine cubano reciente. Su director reconoce la necesidad de aproximarse a un modo de contar más universal, donde encuentren el balance la expresión de una realidad y costumbres locales y un tratamiento asequible a toda clase de público.

Comenta Machado Quintela: “Intento que lo cubano esté en el paisaje, porque el paisaje solo habla y va a ser cubano aunque yo no lo quiera. Eso sí: intento contar una historia que sea internacional, que se entienda en todas partes, que lo profundo del conocimiento del relato no se dé a través de lo cubano, pero que no deje de serlo por ello. Se supone que uno quiere hacer un cine propio, que está en tu acervo, y que gente de cualquier lugar entienda mi mundo, aunque sea un delirio. Quitando el cine de Hollywood, una película de cualquier país uno la debería comprender. Y el cine cubano necesita de eso. Cuando lo logre se va a ubicar de nuevo en el pedestal en que estuvo en los 60”.

La cinta articula, además, una serie de interrogantes en torno a la administración de la memoria acerca de la historia reciente del país. Es esta una cuestión que recorre el cine cubano del último año. Títulos como La emboscada (Alejandro Gil), La ciudad (Tomás Piard) y Retorno a Ítaca (Laurent Cantet) indagan en cuestiones como la participación militar cubana en África y la emigración de cubanos debido a prejuicios ideológicos.

Refiere Machado Quintela: “La Obra del Siglo es política, pero no política solamente. Uno de sus puntos centrales es observar cómo lo fallido de aquel proyecto penetró la familia. Y no tiene miseria; la miseria está en la familia, en las relaciones humanas, no en que no tienen qué comer. La primera vez que montamos la película era realista, pero imagínate ir a la Ciudad Nuclear a hacer una película realista: no me va a quedar bien, porque no soy de allí. Estando ahí durante un mes aparecieron cientos de historias enterradas mejores que esta, doscientas posibles películas, que no están aquí. La Obra del Siglo utiliza un poco eso, pero va por otro camino. Es una película social, política, que utiliza el realismo cuando lo necesita. Que desentierra un montón de cosas que es necesario poner sobre la mesa”.

La obra del siglo fue coproducida entre Cuba, Argentina, Alemania y Suiza. En enero de 2015 mereció uno de los premios Hivos Tiger, que otorga el Festival Internacional de Cine de Rotterdam, Holanda, el primero en ese certamen para un filme cubano. En marzo inauguró el apartado “Tributo al cineasta independiente cubano”, que organizara el Festival Internacional de Cine de Miami.

Luego mereció el Premio FIPRESCI de la crítica internacional en el festival Cinélatino - Rencontres de Toulouse, Francia. Le han seguido trofeos a la Mejor edición (Yan Vega) y Mejor banda sonora original, ambos en Cine Ceará, Brasil.

Si los jurados de La Habana deciden decantarse por obras arriesgadas e innovativas (lo cual no suele ocurrir muy a menudo), La obra del siglo debería estar incluida en el palmarés de 2015. Para el público, no obstante, será este un título acerca del cual discutir largamente.

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