Cuba figura en el escaso tercio de países del planeta que cumplieron con los Objetivos del Milenio. ¿Por qué figura entre los más sistemáticamente atacados en Derechos Humanos?...

Frank Agüero Gómez - Cubahora.- Como cada año, este 10 de diciembre vuelve a la palestra mundial los derechos humanos con el día dedicado al tema. Para unos países es motivo para activar consignas demagógicas y para otros, nueva ocasión de ser víctimas de la guerra mundial contra la existencia de los humanos sin derecho, a los que pocos defienden.


Paradójicamente, uno de los países más celosos de cumplir con sus deberes en la temática figura a la vez entre los más sistemáticamente acusado de violar los derechos humanos.

Es el caso de Cuba, cuyo sistema político, económico y social difiere conceptualmente de la interpretación al respecto de la mayoría de las llamadas democracias representativas, disidencia que está en el pecado original por la cual algunos poderosos insisten en que el experimento caribeño desaparezca definitivamente.

Pero por extraño que les parezca a sus enemigos, la Mayor de las Antillas figura en el escaso tercio de países del planeta que cumplieron con los Objetivos del Milenio, propuesto por la Organización de Naciones Unidas a finales del siglo pasado como una meta que resume básicas aspiraciones del ser humano a disfrutar de la vida en la madre tierra: salud, educación elemental, trabajo digno, higiene, agua potable, alimentación básica, piso cementado, etcétera.

Ciento veinte y ocho naciones, o dos tercios de las reconocidas por el organismo mundial a partir de 1945, no pudieron proclamar lo que logró uno de los países más pobres del Tercer Mundo, asediado constantemente por el imperio mediático mundial y condenado a morir por la imposición de un bloqueo económico, financiero y comercial que ya dura casi seis décadas.

Ah, en Cuba no conocemos de secretos para multiplicar los panes y los peces, pero la ventaja radica en la voluntad política de los gobernantes y en repartir con la mayor equidad posible los recursos humanos, materiales y culturales que el pueblo ha venido alcanzando con duras luchas y privaciones para levantarse entra las filas de los condenados de la tierra[LRR1] .

Cuba ocupa el lugar 51 entre 187 países en desarrollo humano, [LRR2] según índices de la propia organización mundial[LRR3] que decidió elaborar metodología integral para medir el verdadero avance de nuestra especie, a nivel global, más allá de los espejismos de cifras que asombran por supuestos crecimientos económicos y consumo percápita, cortinas que ocultan el mal principal de nuestros tiempos: la inequidad y la injusticia social.

Es que sobre el tema de los derechos humanos hay demasiada hipocresía y desidia. Se crean mitos como que la producción total del mundo globalizado está montado sobre los avances de las nuevas tecnologías, así como que la distribución y acceso a las riquezas están al alcance de todos.

Gran engañifa, como las que preconizaban el triunfo de los que perseveran (más allá de las posibilidades individuales reales y a veces casuales), la democracia total por el acceso al voto y a ser elegido (si figura en la lista de los elegidos, por pecunia o por partido) y la generalización del estado de bienestar, la extinción de la clase obrera y el final de lucha de clases con la desaparición del socialismo en una parte del viejo mundo.

A pesar de cambios positivos en los últimos años con la actual composición de la Comisión de Derechos Humanos, radicada en Ginebra, aún no se lograliquidar la tendencia a la utilización de enfoques punitivos y tratamiento selectivo en la consideración de las diversas situaciones de derechos humanos.

Lejos está aún este foro de poner en el centro de su accionar la cooperación, el diálogo respetuoso y la solidaridad internacional, aspectos que deberían guiar los trabajos de este órgano y no ágora para meros compromisos verbales. Sólo así se podrá estar en mejores condiciones para enfrentar los graves desafíos que plantean las profundas crisis económica, financiera, energética, ambiental y alimentaria que afectan al planeta.

Cuba seguirá trabajando en la promoción de los derechos de los pueblos a la paz y al desarrollo, por la realización del derecho a la seguridad alimentaria, por el establecimiento de un orden internacional justo y equitativo, que condene el racismo, la xenofobia y todas las formas de discriminación, por la realización de los derechos culturales y el respeto a la diversidad.

Hacia lo interno, en el país se debate hoy, se dota de mayor sentido para el ciudadano el significado sobre el disfrute con plenitud y calidad de sus derechos humanos. Y se está dirimiendo sobre el balance necesario entre el derecho individual y los de la colectividad.

Pero más allá de consideraciones individuales, que están en la misma base del derecho de los seres humanos, su plena realización solo será posible cuando desaparezca la dominación, la ocupación extranjera y el interés de rendir a un pueblo por hambre y necesidades. Mientras haya “guerras santas” de mercenarios, intervención “humanitaria”, derrocamiento de gobiernos soberanos a través de “golpes suaves”, no tendrá sentido hablar del respeto a todos los derechos humanos. La responsabilidad y voluntad política de los gobiernos para con sus ciudadanos han de quedar demostradas.

Derechos humanos bajo el manto de la manipulación

Enrique Valdés Machín - ACN.- Desde que los hombres aprendieron a buscar mecanismos para comunicarse y dejar para la posteridad la historia de su desarrollo, y cuando nadie desde el fondo de una cueva o preocupado por el sustento diario se imaginaba siquiera que al menos tenía el elemental derecho a la vida, comenzó a gestarse la esencia de lo que sería, mucho tiempo después, el término de derechos humanos.

No a partir de la teorización del concepto, sino de la práctica de la vida misma.

La historia de la humanidad está repleta de actos de barbarie, explotación y exterminios masivos, incluidas dos guerras mundiales, antes de que en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos los situara en el terreno del derecho internacional.

El 16 de diciembre de 1966 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) adoptó en esa materia dos pactos internacionales: el de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el de Derechos Civiles y Políticos.

Ambos, junto con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, constituyen la Carta Internacional de Derechos Humanos, que refrenda todos los que tiene cada ser humano al nacer.

Desde ese momento la ONU ha pretendido mediante varios instrumentos legales preservarlos, pero sin mucho éxito pues han perdido su esencia para convertirse en un mecanismo político de las grandes potencias, dirigido a satanizar gobiernos progresistas o incómodos a los intereses geopolíticos imperiales.

Hoy, Día de los Derechos Humanos en todo el planeta, duele constatar cómo preceptos humanistas nacidos con el fin de garantizar el derecho a la vida, la igualdad ante la ley, la libertad de expresión, al trabajo, la seguridad social y la educación, entre otros, se han prostituido bajo el doble rasero impuesto por el llamado Primer Mundo.

Aunque la casi totalidad de las naciones se adscribió al menos a uno de los pactos, además con carácter vinculante, y no obstante funcionar sistemáticamente en Ginebra el Consejo de Derechos Humanos, en la práctica cada vez es más difícil su concreción.

¿Cómo explicar que mientras el Derecho Internacional se pronuncia contra la discriminación racial, la tortura, las desapariciones forzosas, y a favor de la atención a las personas con discapacidad, a los derechos de la mujer, los niños, los migrantes, de las minorías y los pueblos indígenas…, las políticas primermundistas los violan impunemente?

Sería prudente, para hablar con seriedad, que los centros de poder redefinan el concepto, confiesen si los millones de millones de ciudadanos del mundo subdesarrollado son considerados seres humanos y, en consecuencia, expliquen por qué carecen de representatividad en las grandes cumbres y convenciones.

Que redefinan, además, si a los prisioneros de la base naval de Guantánamo, territorio usurpado a Cuba, los están considerando también, y se argumente la razón por las cuales permanecen en un limbo jurídico y sufriendo horrorosas torturas.

Este 10 de diciembre se arriba al aniversario 67 de la Declaración de los Derechos Humanos: ¿Podrán entonces alzar su voz los más de 840 millones de hambrientos en el mundo? ¿Podrán empoderarse ante la opinión pública los más de 770 millones de analfabetos?

¿Acaso los países imperialistas renunciarán a una parte de los gastos militares para salvar la vida de los más de seis millones de niños que cada año perecen por enfermedades curables y muchas veces, incluso, prevenibles?

¿Cambiará este día la suerte de aquellos mendigos ajenos al glamur de novelas y películas edulcorantes, que perviven en otro mundo casi sin rostro para las grandes trasnacionales de la ¿información?

¿Encontrarán los territorios miembros de la ONU solución a los problemas de millones de habitantes que viven por debajo del índice de pobreza, paradójicamente en las naciones más ricas, a los inmigrantes obligados a huir de su país por guerras promovidas por las naciones del norte con el objetivo de apropiarse de sus recursos naturales, y aquellos cuyo brutal impacto de la crisis cíclica del capitalismo les hizo perder hasta sus viviendas?

¿Se visualizarán este 10 de diciembre las víctimas de la represión policial y la xenofobia? ¿Tendrán voz los menores involucrados a la fuerza en conflictos militares, prostitución o envueltos en el nefasto negocio de la trata de órganos?

¿Podrá el planeta al fin garantizar los más elementales derechos del pueblo de Palestina? ¿Cesará el veto del Consejo de Seguridad de la ONU que impide poner fin a la impunidad con la cual Israel masacra a ese pueblo?

¿Cuándo se acaben las fanfarrias por la magna celebración habrá cambiado la suerte de los países progresistas que sufren la agresión mediática de las trasnacionales imperialistas y las sanciones económicas unilaterales?

Cuba, nación vilipendiada por su decisión de defender su soberanía a cualquier costo, también festejará este 10 de diciembre, pero bajo otra connotación.

Los cubanos, pese a las dificultades económicas actuales, tienen garantizado de hecho y de derecho el acceso al trabajo, la educación, la salud, la seguridad social, el deporte, la cultura…entre otros muchos.

Los niños, el bien más preciado de la sociedad, están legalmente protegidos y ninguno está obligado a trabajar o deambular por las calles para vivir.

La mujer cada vez ocupa en lugar más cimero y la igualdad de género se evidencia por día.

Este 10 de diciembre los parques, escuelas, centros culturales y espacios púbicos serán, como ya es habitual, escenarios de celebración porque ningún cubano engrosará las filas de los hambrientos, analfabetos o muertos por enfermedades curables.

La mayor de las Antillas está de fiesta por los derechos conquistados.

Reafirma Cuba compromiso con disfrute de los derechos humanos

Prensa Latina.- Cuba reafirmó aquí su compromiso con el disfrute de los derechos básicos e inalienables de todos los seres humanos, con motivo de celebrarse hoy el Día de los Derechos Humanos. 

El triunfo de la Revolución, en enero de 1959, permitió al pueblo alcanzar su verdadera independencia y el disfrute pleno y universal de todos los derechos para todos, subrayó mediante un comunicado la Misión Permanente de la isla ante la Oficina de las Naciones Unidas con sede en esta ciudad.

Cuba logró alcanzar un muy alto desarrollo humano, de acuerdo con el informe presentado en 2014 por la ONU sobre esta temática, que posiciona a la nación caribeña en el puesto 44 a nivel mundial entre 187 naciones, resaltó.

La legación diplomática remarcó que ello se logró pese a la todavía vigente política de bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos por más de cinco décadas.

La consolidación de sistemas de salud y educación gratuitos al alcance de todos, el logro pleno de la igualdad entre los géneros y la protección del medio ambiente, forman parte de una política de Estado que permite el disfrute de los derechos humanos para cada cubano, significó.

Asimismo, enfatizó, el racismo institucional ha sido erradicado y se lucha por asegurar una completa y efectiva igualdad de oportunidades. En Cuba, el sistema político garantiza a toda la población y a las más de dos mil 200 organizaciones de la sociedad civil, amplios poderes y capacidad organizativa, de consulta, opinión y decisión, en el ejercicio de una verdadera democracia participativa instituida en el orden constitucional vigente, apuntó.

La misión diplomática enfatizó que como miembro activo del Consejo de Derechos Humanos, la isla ha mantenido un firme compromiso con la implementación de un sistema de derechos humanos más justo y equitativo.

Esto se materializó en la presentación de resoluciones dirigidas a defender derechos humanos básicos como la alimentación, la solidaridad internacional, la cultura, la paz, entre otros; y en su cooperación con los mecanismos que se aplican sobre bases universales y no discriminatorias, precisó.

Ratificó que la mayor de las Antillas continuará el perfeccionamiento de su sistema socialista, refrendado y construido por su pueblo con el objetivo de avanzar hacia una sociedad cada vez más justa, libre, independiente, solidaria, equitativa y productiva.

Las cubanas y cubanos seguirán defendiendo sus derechos a la libre determinación, al desarrollo, a la paz y a un orden internacional justo, democrático y equitativo, afirmó.

Un mundo mejor, en el que la libertad, la solidaridad y la paz sean disfrutadas por todos, es posible y Cuba no cejará en su batalla por estos ideales, concluyó.

Cuba
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