Alicia Alonso celebra su 95 cumpleaños en gala del Ballet Nacional de Cuba, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional. Alicia escoltada por su descendencia artística en la gala que le rindió homenaje. foto: yander zamora Foto: Yander Zamora

Toni Piñera - Diario Granma - Video: TV Cubana / CubaHoy.- Qué decir ante el desafío del artista con la escena, cuando logra derrumbar, sin apenas una huella, las paredes del teatro, para alzarse con la vida obviando teorías biológicas y del tiempo. Alicia bailando tanto... Sorprender, he aquí el verbo que audazmente esgrime siempre, dejando en el tiempo la huella fértil de su tenacidad, la poesía de sus movimientos cosiéndonos recuerdos…


De Giselle a Odile, de Carmen a Lissette... ahí está el genio corporeizado de Alicia, quien por su arte, atractivo carisma fisonómico con ritmo de música y contorsiones telúricas, encabezó en el tiempo, como personaje-símbolo, la diversa interpretación artística visual nuestra. A la altura de sus 95 años volvió a ser protagonista de estas historias sobre la escena. Y regresó a nosotros, en la piel de la descendencia de una obra enorme, en la original gala Maestra de generaciones —con dirección artística y montaje coreográfico de Alberto Méndez— que le regaló anoche el Ballet Nacional de Cuba en la sala Avellaneda del teatro Nacional, víspera de su cumpleaños, en presencia de Abel Prieto, asesor del Presi­dente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Julián González, ministro de Cultura, entre otras personalidades.

Para captar a Alicia, ya sea en foto, cine, dibujo, pintura, ballet… hay que acudir a la magia, porque ella es la Danza, la danza es movimiento, y el movimiento es difícil de atrapar. Pero hay más, ella no es lo que se ve a simple vista, sino la artista que lleva dentro, y sale, como transformada en espíritu, cuando toca las tablas. En ese mágico espacio dejó eternos instantes. Como estelas que cobran forma a su paso, aparecieron las escenas de la mano del imaginativo creador Alberto Méndez para dejar constancia en el aniversario. Una zapatilla dorada que solo podía llevar Alicia como dueña absoluta —cual Ceni­cienta— constituyó el leitmotiv de la historia, contada a partir de vivencias escénicas a través del tiempo en los mil y un personajes abordados en poco más de una hora. Ellos desandaron las tablas “vestidos” por nombres cimeros del BNC: Anette Delgado, Sadaise Arencibia, Estheysis Menéndez, Jessie Do­mínguez, Ileana Farrés, el maestro Adolfo Roval, Dani Hernández, Víctor Estévez, Félix Rodrí­guez, Ernesto Díaz, secundados por solistas y el cuerpo de baile, conjuntamente con la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, bajo la dirección de Giovanni Duarte, rindiendo tributo a la Maestra.

Al final, Alicia sobre el escenario, escoltada por los bailarines, entregó las zapatillas doradas —que subrayaban su genio/talento— a una pequeña estudiante de ballet. Es un símbolo. Alicia, la de las maravillas danzarias, volvió a actuar para nosotros transformada en una legión de bailarines que llevan su impronta cubana y universal. De su pueblo, agradecido, volvió a recibir flores y el sincero cariño convertido en atronadora ovación.

¡Viva Alicia!

Yuris Nórido - CubaSí.- La Prima Ballerina Assoluta, directora del Ballet Nacional de Cuba, celebra este lunes su cumpleaños 95. Recibe el homenaje de un pueblo que la asume como uno de sus más ilustres símbolos… 

Alicia Alonso dice que quiere vivir 200 años. Y en esos deseos de permanecer, de estar, de dar testimonio debe estar precisamente el principal secreto de su longevidad. Alicia nunca se ha resignado a pasar a un segundo plano. ¿Cómo hacerlo, con tanto que entregar? 

La célebre bailarina cubana, la más importante figura de la danza en Hispanoamérica, la directora del Ballet Nacional de Cuba, una de las fundadoras de la escuela cubana de ballet, celebra este lunes su aniversario 95. Lo está celebrando desde ayer, por todo lo alto. 

Su compañía le dedicó este domingo una gala en el Teatro Nacional, dirigida por el coreógrafo Alberto Méndez, en la que se interpretaron algunos de los roles que distinguieron a Alicia en su larga carrera, que la convirtieron en una estrella indiscutible del ballet universal. 

Porque no está de más recordarlo, ahora que algunos —ante la abrumadora cantidad de elogios que recibe la bailarina desde entes “oficiales”— dudan de las credenciales de la artista: Alicia Alonso, en sus años de esplendor, fue una de las más grandes bailarinas del mundo. 

Solo hay que ver sus filmaciones en los años cuarenta, cincuenta y sesenta: la manera de bailar de Alicia parece contemporánea. Incluso en el presente, con la extraordinaria evolución de la técnica, ella sorprendería por la limpieza de su ejecución, por su virtuosismo sereno. 

Pedro Simón, su esposo y director de la revista Cuba en el Ballet, lo ha dicho alguna vez: el arte de Alicia no es contemporáneo, es atemporal. 

Pero trascendamos la técnica, que en última instancia es simplemente medio; hablemos de la interpretación. Alicia Alonso fue una estilista. Su dominio de las particularidades de cada estilo histórico del ballet fue reconocido por los principales maestros del siglo XX. 

No era un conocimiento “científico”, sustentado en profundas indagaciones teóricas. Era conocimiento natural, intuitivo, asimilado desde la práctica y la sensibilidad.

Criatura escénica, ella más que interpretar, vivía sus roles. Se comprometía hasta las últimas consecuencias con sus heroínas, para hacerlas cercanas al público. Podía ser lírica ensoñación, pero siempre fue manifiesta su calidez humana. 

Alicia es una de las últimas representantes de un movimiento esencial para la cultura cubana: el que formaron, junto a ella, Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Ernesto Lecuona, Wifredo Lam… Todos ellos fueron rendidos admiradores del arte de la bailarina, y les dedicaron elogios y creaciones. 

De hecho, casi todos los grandes intelectuales que fueron testigos de sus presentaciones se han referido a su desempeño, en artículos enfáticos, que ubican a la bailarina a las puertas mismas de la leyenda. Pero ninguno parece exagerado. 

Ciertamente, Alicia nunca se conformó con repetir acríticamente los cánones de una época, seguir modas o tendencias circunstanciales. Siempre aspiró a la esencialidad. 

Pero si hay que definir la grandeza de Alicia Alonso, su extraordinaria trascendencia para la cultura nacional, habrá que ir más allá del ámbito de la danza: la obra de Alicia se desborda en todas las manifestaciones, pues ella ha devenido símbolo y musa de grandes artistas. 

Alicia pudo haberse desentendido, haberse regodeado en su realización personal. Pero fue protagonista de una tarea que la eterniza: la multiplicación de un legado. 

Ella fue puntal de fundación de una escuela cubana de ballet, de una compañía de referencia, de un movimiento que ha ubicado a Cuba en el mapa universal de la danza y que ha fructificado en un entramado riquísimo. 

Por supuesto que sin el apoyo decidido de una institucionalidad, de un gobierno, de una Revolución, Cuba no tendría el sistema profesional en la danza que ahora la distingue en el concierto de las naciones. 

Pero sin Alicia, sin Fernando Alonso, sin los grandes maestros de los primeros años, probablemente no hubiera ballet en Cuba, no al menos como lo asumimos ahora: arte de un pueblo entero, patrimonio, incluso, de los que nunca han asistido a una función de ballet. 

Porque Alicia no es solo la más grande bailarina cubana de todos los tiempos; es, sin dudas, la artista nacional.

Cuba
Cubadebate.- El proyecto tiene una sólida vocación social. (Foto: Quisicuaba)....
Betty Beatón Ruiz - trabajadores.cu.-  El reconocimiento a fundadores y el estímulo a quienes por diversas razones ya no estarán en la instalación distinguió el acto de celebración por el aniversario de ...
Canal Caribe Alterno - La Sala Villena de la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) acogió el homenaje a la poeta y ensayista Nancy Morejón, quien este 7 de agosto celebrará su cumplea&ntil...
Lo último
Contribución de UNFPA con Cuba
Canal Caribe Alterno.- Quienes acompañan a UNFPA también experimentan de un crecimiento no solo profesional, sino también personal. Y bien lo saben Dixie Edith Trinquete Díaz, doctora en ciencias demográficas, ...
Ver / Leer más
Hipernormalización
Rosa Miriam Elizalde - Juventud Rebelde.- HyperNormalisation (2016), documental de culto del cineasta británico Adam Curtis, sostiene que los gobiernos, los financieros y los utópicos tecnológicos han renunciado al inte...
Ver / Leer más
La Columna
Hablemos sobre Venezuela
.Normalmente, antes, durante y post, al realizarse un evento electoral en Venezuela, recrudece la jauría mediática nacional e internacional, con mentiras, tergiversaciones, maldad, manipulación, entre otras sobre Venezuela, que e...
La Revista