En el acto se dio a conocer la convocatoria denominada FMC: 56 años conquistando el futuro, la cual dará continuidad al proce­so de fortalecimiento de esa organización. En el acto, ante el monumento erigido en el Parque Lenin, se resaltó la figura de Celia. Foto: Padrón, Abel

ACN - LA HABANA.—La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) rindió homenaje este lu­nes, en la capital, a Celia Sánchez Man­du­ley, en ocasión del aniversario 36 de la muerte de la heroína de la sierra y el llano.


En el acto, ante el monumento erigido en el Parque Lenin, Teresa Amarelle, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y secretaria general de la FMC, re­saltó la figura de Celia, cuyos valores im­perecederos constituyen paradigma, especialmente para las niñas, adolescentes, jóvenes y las mujeres cubanas, acotó.

Ante la general de brigada Delsa Esther Pue­bla (Teté), Heroína de la República de Cu­ba, la dirigente de esa organización ponderó el profundo humanismo de quien fue protagonista de la epopeya por la definitiva independencia, y se incorporó a la lucha re­volucionaria en 1952, después del golpe de estado perpetrado por Fulgencio Batista.

Fundadora y dirigente del Movimiento 26 de Julio en la antigua provincia de Oriente, tuvo a su cargo la distribución del alegato del líder de la Revolución Cubana Fidel Cas­tro, La Historia me absolverá, así como también desempeñó un rol fundamental en la preparación del desembarco del Granma, remarcó Amarelle.

Celia Sánchez también fue la primera mu­jer que ocupó la posición de soldado combatiente en el Ejército Rebelde, y al triunfo de la Revolución se involucró en di­versas tareas y actividades, siempre al lado del Comandante en Jefe, subrayó.

Continuar aportando a las transformaciones que el país lleva a cabo para actualizar el modelo económico, en un contexto internacional cada vez más complejo, seguirá siendo el mejor homenaje a Celia, a Vilma y a todas las mujeres que han escrito páginas extraordinarias en la historia de Cuba, manifestó la dirigente femenina.

Asimismo dio a conocer la convocatoria denominada FMC: 56 años conquistando el futuro, la cual dará continuidad al proce­so de fortalecimiento de esa organización, de­di­cado especialmente a la juventud y a la defensa del programa de igualdad más justo del que somos beneficiarias y protagonistas las mujeres cubanas: la Revolución, acotó.

En la solemne ceremonia 36 jóvenes de las escuelas Siete de Noviembre y XI Fes­tival, de Alamar, municipio de La Habana del Este, recibieron el carné que las acredita como integrantes de esa organización.

Susanne Santiesteban, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, en nombre de las jóvenes, ratificó el compromiso de seguir aportando al desarrollo del país en los diversos sectores, y apoyar los procesos asamblearios que anteceden al VII Congreso del Partido, a celebrarse en abril de este año.

Celia inspira a la juventud

En el homenaje a la flor más autóctona de la Revolución, la FMC lanzó una convocatoria dedicada especialmente a los jóvenes y a la defensa del programa de igualdad de la Revolución

Juventud Rebelde.- La convocatoria FMC: 56 años conquistando el futuro, lanzada este 11 de enero en el homenaje de dicha organización a Celia Sánchez, busca dar continuidad al proceso de fortalecimiento de la organización, y está dedicada especialmente a la juventud.

Así lo anunció en el acto ante el monumento erigido a Celia en el capitalino Parque Lenin, Teresa Amarelle, miembro del Comité Central del Partido y secretaria general de la FMC, quien agregó que la convocatoria busca la defensa del programa de igualdad más justo del que son beneficiarias y protagonistas las mujeres cubanas: la Revolución, reseñó la ACN.

En ocasión del aniversario 36 de la muerte de la Heroína de la Sierra y el Llano, Teresa Amarelle resaltó la figura de Celia, cuyos valores imperecederos constituyen paradigma, especialmente para las niñas, adolescentes, jóvenes y las mujeres cubanas.

Ante la Generala de Brigada Delsa Esther Puebla (Teté), Heroína de la República de Cuba, la dirigente de esa organización ponderó el profundo humanismo de quien fue protagonista de la epopeya por la definitiva independencia, y se incorporó a la lucha revolucionaria en 1952, después del golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista.

Continuar aportando a las transformaciones que el país lleva a cabo para actualizar el modelo económico, en un contexto internacional cada vez más complejo, seguirá siendo el mejor homenaje a Celia, a Vilma y a todas las mujeres que han escrito páginas extraordinarias en la historia de Cuba, manifestó la dirigente femenina.

En la solemne ceremonia, 36 jóvenes de las escuelas Siete de Noviembre y XI Festival, de Alamar, municipio de La Habana del Este, recibieron el carné que las acredita como integrantes de la FMC.

Suzanne Santiesteban, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), en nombre de las jóvenes, ratificó el compromiso de seguir aportando al desarrollo del país en los diversos sectores, y apoyar los procesos asamblearios que anteceden al VII Congreso del Partido, a celebrarse en abril de este año.

Celia, heroína en la Sierra y el Llano

Pedro Antonio García - Granma.- Mucho antes del triunfo de la Revolución su nombre había devenido leyenda en el país. Cuando aún no existía el Ejér­cito Rebelde, en plena tiranía batistiana, coloca en el busto del Apóstol del parque de Pilón un letrero con una sentencia martiana: “Solo hacen falta 30 hombres para levantar un pueblo”. Tiempo después, en los días del desembarco del Granma, se disfraza de embarazada y ante la amable invitación a tomar café de unos guardias que no la reconocen, con la mayor sangre fría se introduce en un cuartel, con el fin de obtener información valiosa para el Movimiento 26 de Julio.

Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley, hija del médico Manuel Sánchez Silveira y la manzanillera Aca­cia Manduley Alsina, nació en Media Luna, hoy provincia de Granma, el 9 de mayo de 1920. Creció en un hogar donde se veneraba a los próceres de la patria; su padre los llevaba a ella y sus hermanos a sitios históricos como San Lorenzo, Peralejo y Dos Ríos, los estimulaba a leer La Edad de Oro y los Versos Sencillos; cada vez que visitaban La Habana, iba con ellos a la Casa Natal del Apóstol y les convocaba a palpar el pasamanos: “Por ahí pasó su mano Martí”, les decía.

En 1940, cuando la familia se mudó para Pilón, el doctor Sánchez Silveira, en sus recorridos por la Sierra, llevaba a su prole a que conocieran de la miseria de esa otra Cuba y el por qué a esa clientela no solía cobrarles la consulta. Celia quedó impactada de la pobreza de los campesinos de la zona. Organizó verbenas, secundadas por gente generosa, para ayudar a las familias pobres, comprarles juguetes a los niños. Comprendió que la caridad no bastaba, era necesaria una solución política y se afilió a la Ortodoxia. Después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, comprendió que entonces la única opción era la lucha armada.

A mediados de 1955, según testimonio escrito de la propia Celia, Manuel Echevarría, coordinador del Movimiento 26 de Julio en Manzanillo, la captó para la organización, en donde nunca tuvo cargos, aunque asumió tareas relevantes. Con su nombre de guerra, Norma, devino figura legendaria en los días de los preparativos de la expedición del Granma y del inicio de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra. Por su labor en los constantes envíos de hombres y pertrechos, Raúl la calificó entonces “madrina oficial” del naciente Ejér­cito Rebelde.

Por aquellos días resultó detectada y detenida por el aparato represivo del régimen en una cafetería de Campechuela, en donde iba a contactar con otro combatiente. “Voy a comprar una caja de chicles”, dijo a sus captores. Años después ella relataría: “Cuando me levanté y fui a la vidrierita, prendí una carrera. Había una acera muy alta y allí mismo me tiré y empecé a correr”. La sorpresa paralizó a los guardias. Al reaccionar, trataron de atajarla y tiraron al aire pero Celia seguía corriendo como una gacela en peligro. Se internó en un solar lleno de maleza y marabú. “Me quedé tranquilita, para que no se moviera la hierba”. Al rato, cuando ya nadie la perseguía, siguió arrastrándose hasta la carretera. Con señas detuvo un auto, que resultó ser de un conocido que la llevó a una casa segura en Manzanillo.

Luego, pasó a ser integrante de la Columna 1, comandada por Fidel, y participó en combates, como en El Uvero, M-1 en ristre. Coincido con su biógrafo principal, Pedro Álvarez Tabío, cuando afirmaba: “tiene el mérito histórico de haber sido la primera mujer combatiente del Ejército Rebelde y de haberlo hecho bien”.

Desde la lucha guerrillera, atesoró toda la documentación del Ejército Rebelde y su Comandante en Jefe, gracias a ella tenemos lo que muchos hoy denominan el Archivo de la Revolución, que también conservó diarios de guerra de com­batientes caídos.

Su trabajo permanente junto a Fidel la convirtió en su colaboradora más estrecha desde los días de la Sierra. De entonces hasta el instante de su muerte, el 11 de enero de 1980, devino testigo y participante activo de los momentos más trascendentales de la Revolución, en todas las actividades relevantes y las obras más significativas emprendidas después del triunfo.

Al decir de su biógrafo, Álvarez Tabío, la vida de Celia, desde los días del Granma y la Sierra, “está tan imbricada con la historia misma de la Revolución Cubana y de Fidel, que resulta imposible separar una de otra”.

Cuba
Canal Caribe.- En Cuito Cuanavale, el 23 de marzo de 1988, la balanza favoreció a los defensores de Angola. Sin embargo, tres meses después, un golpe aéreo sobre el complejo hidroeléctrico de Calueque propició una c...
Lo último
La Columna
La Revista